El juez en lo Criminal y Correccional 60, Luis Schelgel procesó este lunes con prisión preventiva a dos de los tres acusados detenidos por el crimen de Alfredo Poggetti, el policía federal retirado asesinado de un disparo en la cabeza en febrero durante un intento de entradera en su casa del barrio porteño de Barracas, mientras que, de los cuatro presuntos autores, solo permanece prófuga una joven de 18 años.
El juez en lo Criminal y Correccional 60, Luis Schelgel, dictó el procesamiento con prisión preventiva para Leandro Javier Berón de Astrada y Kevin Andrés Limenza González, en orden al delito de “homicidio en ocasión de robo”, que prevé una pena de 10 a 25 años de prisión.
En su resolución señaló que “queda claro que Poggetti fue víctima de un robo-homicidio cuando los imputados lo sorprendieron junto a su esposa en la puerta de ingreso a su domicilio y con violencia lo obligaron a ingresar a la vivienda con el fin de desapoderarlos de sus bienes”.
Y en relación al móvil del homicidio, el magistrado evaluó que “o bien por haberse resistido o por descubrir que estaba armado en su condición de personal policial retirado, le efectuaron por lo menos un disparo, provocándole las lesiones que finalmente derivaron en su muerte”.
Berón de Astrada y Limenza González fueron los dos primeros detenidos en la causa, el primero de ellos en los allanamientos realizados el 23 de marzo y el segundo se entregó a principios de mes ante la policía. Según la investigación, el primero de ellos es quien la noche del hecho perdió la falange de uno de sus meñiques cuando la víctima disparó su arma en un intento de defensa, y el segundo quien vestía una remera de la marca “Jordan” y ojotas que quedaron abandonadas en el lugar del hecho y quien quedó filmado con un tatuaje en su antebrazo izquierdo con el nombre de su madre.
La semana pasada, un tercer sospechoso que estaba con pedido de captura nacional e internacional, Luis Enrique Palacios Estigarribia, de nacionalidad paraguaya, al igual de Limenza González, también se entregó ante los detectives de la División Homicidios de la Policía Federal (PFA).
Voceros judiciales indicaron a Télam que, al ser indagado, Palacios reconoció haber estado en el hecho, pero se desligó del homicidio al afirmar que la intención era robarle a Poggetti el auto y que no sabía que alguno de sus cómplices estaba armado.
Quien aún permanece prófuga y con orden de captura nacional e internacional con alerta roja en Interpol, es Zaira Yanet Ozuna Villalba, identificada como la mujer que acompañaba a la banda y actuó de campana y en la retención de la mujer de Poggetti al momento del hecho.
De acuerdo a la investigación de los detectives de Homicidios de la PFA, Ozuna Villalba escapó con ayuda de su padre, quien horas después del hecho sacó un permiso para circular con destino a la ciudad misionera de Puerto Rico y ambos quedaron filmados en una estación de servicio YPF de la también misionera localidad de Garuhapé.
La joven, que en sus redes sociales y en los videos recopilados de la noche del hecho lucía con el pelo rubio, se tiño y ahora tiene el cabello oscuro, según se observa en esa filmación de la estación de servicio misionera que corresponde el 24 de febrero, seis días después del hecho.
“Creemos que desde allí cruzaron de manera ilegal hacia el vecino país de Paraguay, donde estamos pidiendo colaboración de la policía local para localizar y detener a la imputada”, dijo a la agencia de noticias uno de los investigadores.
La información obtenida por los investigadores de la PFA en tareas de campo en las villas de Barracas, el seguimiento de las imágenes de cámaras de seguridad que captaron a los autores antes y después del hecho, y el análisis exhaustivo de las redes sociales de los sospechosos, permitieron identificar a los cuatro imputados.
El suboficial retirado de la PFA había llegado junto a su esposa a la puerta de su vivienda a bordo de un Volkswagen Fox negro y cuando descendieron del vehículo para ingresar a la casa fueron interceptados con fines de robo por cuatro delincuentes, tres hombres jóvenes y una mujer.
Mientras la mujer se quedó de campana y reteniendo a la esposa de Poggetti, los tres ladrones abordaron al policía retirado, quien comenzó a forcejear con los asaltantes, extrajo un revólver Taurus .357 con el que llegó a hacer dos disparos y terminó asesinado de un tiro en la cabeza con un arma que se presume es calibre 38.
Según la autopsia, Poggetti recibió un disparo que entró en su cabeza por el parietal derecho, salió por el lado izquierdo del cuello, volvió a entrar y salir por el hombro izquierdo y le provocó la muerte casi en el acto en el pasillo de la propiedad.
Los asaltantes huyeron del lugar a pie pero quedaron filmados por varias cámaras de seguridad privadas y públicas de la zona que fueron clave para la investigación.
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