“Este es un barrio humilde, la nuestra es una casa humilde. No somos de dinero, somos gente laburante. Ellos no esperaban mi reacción ni la de mis vecinos, pero a veces por más que entregues todo te tiran igual y no me quedó otra que reaccionar. Sé que es un acto de locura, pero esta es mi familia y lo volvería a hacer”.
Quien habla es Miguel Ángel Pérez, de profesión colectivero, de 37 años, que este fin de semana -en una secuencia insólita que fue registrada por una cámara de seguridad- enfrentó a un grupo de ladrones, destrozó su propio auto y resultó herido para evitar que su suegro y un amigo de la familia fueran asaltados frente a su casa de Villa Diamante, en el partido bonaerense de Lanús.
El tenso episodio ocurrió este domingo cerca de las 10 de la mañana, cuando Enrique Carlos Caruso, de 68 años, llegaba su casa junto a su amigo César Rojas, de 70, para buscar a su mujer y salir junto a su hija, su yerno y sus dos nietos a comer y pasar el día al aire libre.
Mientras todavía estaban dentro de su Renault Clio, un Citröen C3 blanco frenó algunos metros más adelante. Al menos cuatro de los cinco delincuentes que iban a bordo, presuntamente armados, bajaron del auto e intentaron hacerlos bajar para asaltarlos.
En ese momento, su yerno, Miguel Ángel, que había salido detrás de él en su Chevrolet Corsa junto a su familia, dobló en la esquina y advirtió el intento de robo.
“Mi mujer empezó a los gritos porque vimos que estaban forcejeando. Frené en la esquina, la bajé a ella y a mis hijos del auto y como vi que ya lo iban a golpear no me quedó otra que hacer la locura que hice”, se explica Miguel en diálogo con Infobae.
Lo que siguió puede verse con claridad en las imágenes de video, que fueron difundidas este último domingo por el jefe de Gabinete y titular del área de seguridad del Municipio, Diego Kravetz, en el marco de una campaña a favor de mayores castigos para los ladrones que roban con réplicas de armas de fuego.
El Chevrolet Corsa de Miguel se acerca y, sin bajar en ningún momento la velocidad, impacta desde atrás al auto en el que se encontraban los delincuentes, que habían robado 40 minutos antes en el barrio porteño de Flores.
“El que se ve en el video de campera verde con azul me apunta con el arma cuando yo me estaba acercando y siento que me dispara. Entonces yo acelero y encaro como para embestirlo”, explicó Miguel. “Ahí él se corrió a un costado y yo golpeé el C3. Sinceramente en el momento pensé ‘es él o yo’”.
Producto del choque, en el cual no salió herido el delincuente, Miguel golpeó su cabeza contra el parabrisas y empezó a sangrar. La trompa del Corsa, por otra parte, quedó destrozada. En ese momento, decidió bajar del auto y enfrentarlos.
Miguel cuenta: “Cuando me estoy acercando veo que uno sale del coche con un arma, así que me volví para atrás. Pero como vi que no disparaba arranqué para adelante, golpeé la luneta con el puño y la traspasé. Ahí se bajó el resto y me di cuenta que se venían encima mío, así que me le planté al más grande porque sabía que si no entre los cuatro me iban a matar”.
La pelea a golpes de puño se prolongó por unos instantes, en los que Miguel recibió varias piñas en la cabeza. En ese instante, cuando otros vecinos se acercaban para intentar atrapar a los ladrones, cuatro de ellos escaparon corriendo mientras que el restante, de acuerdo al relato de la víctima el que resultó más herido, atinó a subirse al Clio de Caruso, que también tenía heridas producto de la caída en medio del enfrentamiento.
“Yo me metí por el otro lado y empezamos a las piñas dentro del auto. Él sacaba el freno de mano y yo volvía a ponerlo. En ese momento frenó otro auto, de adentro bajó una oficial vestida de policía que se tiró conmigo para sacarlo”, señala el hombre. “Yo no le veía la cara porque tenía todo el ojo lleno de sangre. Ella forcejeó conmigo para tratar de soltarlo y ahí el ladrón acelera, los dos caemos en la calle y él se escapa con el auto por el pasto”.
Luego de unos instantes, efectivos de la Policía Bonaerense detuvieron a uno de los ladrones que había ido a pie e intentó refugiarse en una peluquería a unas cuadras: se trata de un joven de 16 años, de iniciales L.A.P., con domicilio en el barrio de Pompeya, en la Ciudad de Buenos Aires, que en el transcurso del domingo fue trasladado a la Comisaría 5ª de Lanús y puesto a disposición de la Justicia.
El resto de los asaltantes continúan prófugos y el auto robado aún no fue encontrado.
“Así se tienen que defender los vecinos del Conurbano mientras la política discute una agenda ajena completamente alejada del día a día de la gente. Una vez más lamentamos un asalto que pudo haber terminado en una tragedia”, afirmó Kravetz en su cuenta de Twitter, donde insistió en su campaña para penalizar aún más el uso de réplicas de armas.
Actualmente, el Código Penal considera en las imputaciones la aptitud para el disparo de un arma empleada en el robo que una réplica no la tiene. En la práctica judicial, en esos casos efectivamente se imputa el robo, pero no se calcula como agravante el uso del arma.
“Le puede tocar a cualquier ciudadano común que quiere vivir en paz. Esta vez atrapamos a uno de los delincuentes, pero digamos basta. Firmá el petitorio para que el que delinque con una réplica vaya preso y no lamentemos más siniestros como éste”, escribió Kravetz junto a un link de un petitorio del sitio Change Argentina.
Para Miguel, sin embargo, las armas de los delincuentes que enfrentó no eran réplicas: “Yo no veía mucho porque tenía el ojo ensangrentado, pero los disparos se sintieron claritos. Hubo cuatro: dos cuando me acercaba con el auto y dos que me tiró otro cuando peleaba con él”.
Miguel, su suegro y el resto de su familia siguen en shock. Caruso sufrió un golpe en la cabeza y algunos raspones producto de la caída y su yerno recibió cuatro puntos de sutura en la cabeza, además de otras heridas por los golpes y cortes en su mano cuando golpeó el vidrio del auto chocado.
“Por suerte la puedo contar. Ahora lo único que me duele es el costo económico del arreglo del auto”, cuenta el hombre, que calcula que la compostura del vehículo le costará casi un 60% del sueldo que percibe en un solo mes como conductor en el transporte público. “El seguro no me lo va a pagar y es lo que uso para ir a mi trabajo, que hago desde la medianoche hasta las 7 de la mañana. Tengo dos nenes, lo necesito”.
Una fuente del municipio confirmó a este medio que el taller mecánico “Amarotti”, que brinda talleres de formación en Villa Jardín, en Lanús, se comprometió a cubrir el arreglo del auto de Miguel de forma gratuita.
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