El asentamiento La Carbonilla, creado al borde de las vías del tren San Martín, es una historia relativamente reciente. Tiene su origen en las históricas ranchadas de cartoneros en la zona que comenzaron a fines de los 90s, luego cobró impulso con nuevas ocupaciones y construcciones precarias a lo largo de sucesivas crisis.
En los últimos seis años, La Carbonilla fue el foco de varios delitos: ocupaciones de galpones que fueron desalojados, además de puntos de venta de droga con ciudadanos peruanos como jugadores entre las avenidas Warnes, Trelles y Añasco que fueron destruidos por la administración Bullrich del Ministerio de Seguridad, aunque el negocio seguía.
También, se investigó la zona por vínculos con pesados de la barra de Argentinos Juniors, el clásico club de La Paternal, con un grupo liderado por Edgardo Vallejos, alias “El Gordo”, referente de “La Banda de Los Peruanos”, que habría trabado una alianza con una facción de la hinchada de Laferrere.
Esta semana, la Policía de la Ciudad regresó a La Carbonilla para encontrar y arrestar a una nueva dealer que había montado su negocio.
Magaly Esther Vázquez Huaman, de 40 años, oriunda de Peru, con domicilio fijado en la avenida Trelles, fue acusada por la Fiscalía Especializada en Delitos Vinculados con Estupefacientes a cargo de Cecilia Amil Martín y el Juzgado Penal y Contravencional N°23 de liderar un esquema junto a su hermana mayor, Rocío Mercedes, de venta de cocaína camuflado en un kiosco y almacén en el Sector I de La Carbonilla, cercana a Añasco y Álvarez Jonte.
Así, los efectivos de la División Sumarios y Brigadas de la Comuna 15 de la fuerza porteña allanaron y detuvieron a ambas mujeres, cuyos nombres son una sorpresa: no se encuentran entre las sentencias narco de los últimos años en Capital Federal o la provincia de Buenos Aires. Rocío había trabajado entre 2012 y 2014 para una cadena de supermercados del conurbano y había fijado otro domicilio en la zona norte. También cayó junto a ellas una mujer senegalesa, indocumentada, que tampoco surge en los registros de condenas del fuero federal.
Magaly tenía cierto poder en la zona. Fuentes del caso aseguran a Infobae que en los pasillos aledaños varios hombres funcionaban como satélites vendiendo la droga, varios de ellos supuestamente adictos. Se encontraron 59 bolsas con polvo, una balanza, 48 mil pesos, cinco celulares y varias notebooks que podrán ser peritados.
No es la primera vez que una mujer se pone al frente del comercio de droga en un asentamiento. El caso de las hermanas Robles en la villa Zavaleta, investigado por el Juzgado Federal N°11, fue paradigmático: en 2016 fueron elevadas a juicio en 2016 por regentear nueve puntos de venta de paco. Karina Elizabeth, su líder, tenía ya una condena previa con arresto domiciliario y una guerra con una banda rival de ciudadanos paraguayos que amenazaba con secuestrar a su hijo.
Ahora, queda una duda esencial: si Magaly Esther y su hermana jugaban en solitario, o si respondían a una organización mayor que controla el territorio. El nombre de “La Banda de los Peruanos” resuena en el expeidente.
SEGUIR LEYENDO: