La enfermera Claudia Susana Loto terminaba su turno en la Unidad de Pronta Atención número 5 (UPA) de Longchamps, partido de Almirante Brown el domingo pasado, poco antes de las 14. Según su propia versión, una compañera le dijo que había una policía de la Comisaría 4° de la zona de la Policía Bonaerense que, supuestamente tono alterado y agresivo, pedía a los gritos que le sacaran sangre a un detenido, Francisco Ypolito Corbalán, 64 años, acusado de tentativa de homicidio.
El policía, según el relato de Claudia, argumentaba tener una orden de la fiscalía: sin ese documento no podría realizarse procedimiento alguno. “Ahora voy yo y le saco”, dijo ella. Pero antes debía encargarse de una urgencia: un paciente con dolor de pecho agudo, síntoma característico de infarto cardíaco.
En los pasillos internos del hospital, se cruzó con la mujer policía por primera vez. “Me increpa, me pide que le saque sangre al detenido, que tiene una orden, que necesita que le pongamos el sello. Yo le digo ‘no me interesa la orden y no te voy a poner ningún sello porque mi matrícula para sacar sangre está vencida y porque no soy extraccionista, soy enfermera, dejame que voy a ir a ver a un paciente’”, relató.
Cuando se alejó escuchó que la agente profiró siempre de acuerdo a su relato a los medios, una amenaza: “A esta me la llevo presa”.
Así, Loto, de 52 años, con más de 30 años de experiencia en salud según sus registros laborales y empleada del Ministerio de Salud bonaerense desde 2012, en medio de un confuso episodio que hoy investiga la Justicia, fue esposada. “Me agarran, no sabía qué me estaba pasando. Luché, pensé que eran como veinte personas. Era ella sola. Logró esposarme la muñeca derecha y me arrastró veinte pasos”, contó en diálogo con Telefé.
Loto asegura haber entrado en crisis con lagunas en su memoria: no sabe cómo llegó a ese pasillo. La directora del centro de salud, Virginia Vallejo, le dijo después que fue la misma policía la que la trasladó a la fuerza, según el registro de las cámaras de seguridad. “Las esposas que me pusieron eran las que le habían sacado al preso. Estaban todas oxidadas y manchadas de color rojo, son filosas y lastiman”, advirtió la enfermera.
La situación era inverosímil. Las esposas estaban en la muñeca derecha de una enfermera y no en las del detenido.
Así, otra enfermera empezó a filmar lo que ocurría: el video muestra a la policía hablando por teléfono y a Claudia indignada. “No te puedo creer”, decía, “En mi vida me pasó esto. Andan los chorros por ahí y esta hija de puta… Sacame que me está lastimando. No me voy a escapar boluda, estoy en el trabajo. Soltame. Me estás lastimando”.
“Ya me estás cansando”, le respondió la policía, interrumpiendo el diálogo por teléfono. “Vos también me estás cansando. Me estás lastimando. No te puedo creer”, insistió la enfermera. Después, una le cedió el celular a la otra. Hablaban con la directora del UPA: “Doctora, me está lastimando, estoy trayendo un infarto, me agarran y me esposan. Estoy acá con el infartado y esposada. Me está tironeando. No puedo creer doctora que pase esto acá”. La filmación también registra la explicación de la efectivo, rodeada por personal de la salud: “La esposé porque me faltó el respeto delante de todos, me dijo ‘boluda’ e ‘hija de puta’. Es resistencia a la autoridad”.
Hoy, el episodio es investigado por la UFI N°4 de Lomas de Zamora con el fiscal Marcelo Benítez bajo la calificación de averiguación de delito. La versión de la Policía contrasta con la de la enfermera. Información del caso a la que accedió Infobae asegura que la efectivo fue supuestamente “mal recibida por la enfermera” y que “se negó a realizar su labor porque el personal debía llevar los elementos necesarios” para luego comenzar a gritar e insultar a la agente. La misma fuente asegura que se intentó calmar a Loto, que luego se abalanzó sobre la efectivo, lo que llevó a que sea esposada. En su reporte, la agente aseguró que Loto se negó a identificase “en todo momento” y que al calmarse, le retiró las esposas para abandonar el lugar.
Ese mismo día, Loto se presentó en la 4° de Longchamps para realizar la denuncia, según información policial. En la comisaría, la enfermera ratificó que la agente se presentó de manera agresiva, exigiéndole la extracción de sangre y orina al detenido. Al asegurar que no estaba autorizada, la enfermera la redujo con insultos y la esposó.
Así, la Justicia deberá definir qué ocurrió en los momentos previos a la filmación. Mientras tanto, el video es evidente.
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