Los jueces de la Cámara Criminal de la Primera Circunscripción Judicial de Santa Cruz condenaron a prisión perpetua a los cuatro acusados del brutal crimen de Vicente Maillo (60), un reconocido comerciante asesinado a puñaladas en su casa de Río Gallegos en noviembre de 2017. Se trata de Claudia Susana Reina, la viuda de la víctima, José Maximiliano (37) y Luis Gabriel Maillo (26), sus hijastros, y Cristian Gabriel Etchebarne, el sicario contratado para ejecutar el plan.
La lectura del fallo se dio en el Salón de la Escuela de Policía provincial, lugar donde se desarrolló todo el juicio oral. Los acusados fueron condenados por el delito de “homicidio agravado con concurso premeditado”. Es decir, para la Justicia no hubo dudas de que la familia fraguó una estrategia para llevar adelante el crimen.
Maillo fue asesinado de tres puñaladas el 16 de noviembre de 2017 en la planta alta de su vivienda ubicada en la esquina de Corrientes y Zapiola de esa ciudad santacruceña, donde también funcionaba el bazar Doña Ana, que era de su propiedad. Al poco tiempo de ocurrido el hecho, la sospecha de los investigadores comenzó a ser que la esposa y sus dos hijos contrataron a Etchebarne para que matara al comerciante porque éste no los había incluido en el reparto de la herencia, maniobra que involucró también a la fallecida suegra, una mujer identificada como María del Carmen Espiritoso.
En un principio se creyó que había sido asesinado en una entradera, pero los elementos encontrados indicaron otra cosa. Mientras la investigación avanzaba, la ex suegra de Maillo se quebró y confesó haber sido ella la autora intelectual del crimen. En su declaración la mujer detalló cómo planificó todo y hasta dijo que contrató a un sicario para que ejecutara a su yerno.
Sin embargo, este intento de salvar al resto de los integrantes de la familia no prosperó y la investigación continuó.
Los dos hijos de Reina declararon que “le debían plata a Cristian”, lo que, según el abogado, “está probado en el expediente” con “los gastos que tenía Luis en (el barrio porteño de) Palermo y con muchos testigos que dijeron que el joven “gastaba 1.000 o 2.000 dólares por semana”. Pero las estrategias para desligarse no surtieron efecto y la Justicia siempre los tuvo en la mira.
Las cámaras de seguridad, sin embargo, revelaron datos que complicaron al resto del círculo íntimo del comerciante. Las filmaciones ubicaron posteriormente a Etchebarne en la puerta de la casa familiar junto a Susana y también en una agencia de viajes donde compró el pasaje en avión para regresar a Buenos Aires horas después del asesinato. El sospechoso sería detenido al mes en la localidad bonaerense de Pilar.
Incluso, hace dos semanas, en medio del debate oral ocurrió un giro que terminó por desencadenar un final que ya estaba anunciado. La propia Reina confesó que ella había sido la autora material del crimen y hasta indicó el lugar donde estaba oculta el arma asesina. “Yo maté a Vicente”, dijo la mujer, quien además quiso desligar a sus hijos del horrendo crimen.
Durante el debate oral, a su turno, el fiscal Iván Saldivia había pedido prisión perpetua para la familia y para el presunto sicario que la familia contrató para acabar con la vida de Vicente. En su alegato de la semana pasada, el funcionario judicial sostuvo que lo hicieron con “premeditación y alevosía”.
La defensa de la familia estuvo en manos del abogado Carlos Telleldín, quien tuvo como estrategia instalar la hipótesis de la violencia de género que supuestamente ejercía el comerciante sobre Reina. Su objetivo, intentar que sólo la viuda sea condenada por el crimen y así lograr que los hijos sean liberados.
“El estado psicológico, los maltratos que tenía y un montón de cosas que contó Reina están probados en el expediente. Había violencia de género”, había dicho Telleldín, absuelto en la causa AMIA en diciembre pasado tras una decisión del Tribunal Oral Federal N° 3.
Las hermanas de la víctima, Gloria y Petra Maillo; con la abogada y sobrina de Vicente, Erica Schupbach, en representación de la querella esperaban que los imputados fueran condenados a prisión perpetua. “Estas lágrimas son de felicidad. No es venganza. Es justicia porque él era un hombre muy bueno y generoso, dijo Gloria a los medios locales al finalizar la lectura del fallo. Todos irán presos a una cárcel común.
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