El juez Marcelo Alfredo Riquert quedó en el centro de la polémica después del crimen de la psicóloga social María Rosa Daglio a manos de Alejandro Miguel Ochoa, el motochorro de 55 años detenido anoche, acusado por el robo y el asesinato de la mujer: Riquert fue el responsable de darle el beneficio de la prisión domiciliaria a Ochoa el año pasado en el marco de la pandemia del coronavirus a pesar de su extenso currículum delictivo.
De este modo, la muerte de Daglio comenzó el 29 de abril de 2020, luego de que Ochoa recibiera la prisión domiciliaria con una decisión de la Sala I de la Cámara de Apelaciones de Mar del Plata firmada por el juez Riquert. Así en el fallo al que accedió Infobae, el juez Riquert ordenó que Ochoa saliera de la cárcel y fuera directamente a su casa en el oeste del conurbano bonaerense junto a su familia. El juez hasta valoró como positivo que Ochoa hubiera realizado en prisión talleres de yoga, teatro y ajedrez.
También, entre sus fundamentos para ordenar la domiciliaria, el magistrado consideró que efectivamente el EPOC y las afecciones urinarias que sufre Ochoa eran una motivación válida para mandarlo a su casa, a pesar de que tribunales en otros fueros negaron domiciliarias a detenidos con patologías mucho más graves. En tanto, Ochoa juró que se quedaría en su casa de Castelar junto a su mamá, su hermano discapacitado y su hijo, pero en lugar de eso salió a robar. También prometió que cada 15 días pasaría por un juzgado a notificarse: tampoco lo hizo.
“El delicado estado de salud que aqueja al causante (Ochoa) –que lo incluye dentro de la población de riesgo, en el contexto de la pandemia mundial de COVID-19-, más el informe penitenciario que aconseja el otorgamiento del régimen de prisión domiciliaria y sumado a ello, los prometedores dictámenes tanto personales (elaborados en el marco del encierro), como familiares (en la vivienda parental) nos permiten concluir en la viabilidad del cumplimiento de pena domiciliaria, mientras se mantenga el período de vigencia del aislamiento”, explicó el juez.
Pero, ¿quién es el juez qué permitió que Ochoa saliera de un calabozo? Según pudo saber Infobae, Riquert “tiene un perfil técnico”. El magistrado que ocupa una silla en Sala I de la Cámara de Apelaciones de Mar del Plata, cuenta con un currículum amplio. Riquert es titular de una cátedra que lleva su apellido en la Universidad Nacional de Mar del Plata (UNMDP) y da la materia “Derecho Penal 1″. En su perfil, el juez Riquert se autodefine como especialista en delito económico e informático.
De hecho, el profesor en derecho penal tiene varios libros publicados sobre esas temáticas. Por su parte, se recibió de abogado en la UNMDP y luego realizó el doctorado en Derecho en esa misma universidad. También fue presidente de la Asociación Argentina de Profesores de Derecho Penal entre los años 2013 y 2015. Además, dentro de su currículum, aparece como uno de los coordinadores y docentes de un curso dentro de un posgrado de derecho penal realizado en 2015 en la UNMDP que encabezó el ex juez de la Corte Suprema de Justicia de la Nación Raúl Zaffaroni, magistrado conocido por su concepción de pensamiento “garantista”.
Del mismo modo, Riquert tiene una extensa lista de cursos dictados a lo largo del país en distintas universidades y cuenta con un máster en Derecho Penal realizado en una universidad de Salamanca, en España. Sin embargo, más allá de su currículum, la Justicia tardó seis meses en darse cuenta y ordenar que Ochoa vuelva a la cárcel, pero nunca lo fueron a buscar. Recién se interesaron cuando en todos los medios se difundió el video del violento robo a Daglio y se conoció que había muerto a raíz de los golpes en su cabeza. No solo eso: según registros consultados fue detenido en 2020 tras su salida por supuestamente cometer un robo en Morón.
Anoche, tras una orden del fiscal de Homicidio de La Matanza, Federico Medone, Ochoa fue arrestado en su casa de Castelar. Este mediodía lo sentó frente a él para que declarara, pero el hombre se negó. En cambio, según aseguraron las fuentes del caso, Ochoa comenzó a llorar y a gritar que no “se quería morir en una cárcel”. Ahora, Medone le sumó otro antecedente a su largo prontuario: homicidio en ocasión de robo que cuenta con una pena de prisión perpetua, por lo que se espera que el motochorro pase un largo tiempo en prisión.
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