Un joven fue condenado a ocho años de prisión por drogar con somníferos y robarle a más de 30 personas. Con ellas organizaba citas a través de distintas aplicaciones y redes sociales, entre febrero de 2015 y mayo de 2019, en la Ciudad de Buenos Aires.
La pena dictada por el juez Gabriel Vega, del Tribunal Oral en l Criminal y Correccional 7, recayó sobre Matías Quiroga, quien fue condenado por 34 hechos, de los cuales 32 se trataron de robos simples y los 2 casos restantes por el delito de robo con armas.
El juez Vega coincidió en su pena con el pedido realizado por la Fiscalía General 7, a cargo de Oscar Ciruzzi, y representada por la auxiliar fiscal Bárbara Seghezzo, quien el martes pasado había solicitado esa pena para Quiroga.
Al alegar en el juicio, Seghezzo hizo un repaso del “modus operandi” que tenía el acusado y detalló que se hacía pasar por un joven estudiante de Derecho que vivía en el barrio porteño de Recoleta y se valió de diversos perfiles creados en redes sociales como Facebook, Tinder, Hornet, Grindr y Scruff para conectarse con hombres y pactar encuentros personales.
Además, la fiscalía señaló que una vez que accedía a las viviendas, el hombre aprovechaba las ausencias o distracciones que tenían las víctimas para colocarles en sus bebidas una sustancia que las inducía al sueño. En algunos casos, incluso, se pudo comprobar físicamente la presencia de la sustancia en el organismo de las víctimas o en las bebidas.
Con su víctima dormida, Quiroga aprovechaba para recorrer la casa y apoderarse de dinero -pesos, dólares y euros- y objetos de valor además de televisores, celulares, joyas y computadoras, añadió la fiscalía.
“Son absolutamente notorias las coincidencias y los detalles que dieron los damnificados en sus relatos: cada uno explicó las circunstancias en que conocieron al imputado y cómo se dieron los hechos”, explicó la auxiliar fiscal Seghezzo, al referirse a los dichos de dos querellantes que declararon en la primera audiencia.
De acuerdo a la pesquisa, Quiroga se presentaba de forma distinta pero utilizaba para ello los mismos dos nombres y dos apellidos combinados de diversas formas, alterando el orden. Asimismo, se lo pudo relacionar con los hechos delictivos por la descripción que daban las víctimas de su aspecto físico, ya que tiene dos tatuajes, uno en el cuello y otro en el antebrazo.
También fueron incorporadas a la causa fotografías que Quiroga le mandaba a las víctimas y las filmaciones de algunas cámaras de seguridad de los edificios, donde se ve a una persona de características similares con valijas, bolsos e incluso televisores.
El Ministerio Público Fiscal valoró en su alegato la multiplicidad de los hechos, su gravedad, la utilización de la sustancia narcótica y el estado de indefensión que generó en las víctimas, además de la enorme cantidad de bienes sustraídos.
En dos de los casos investigados, la droga pareció no dar resultado, por lo que el hombre amenazó con un cuchillo a las víctimas. En esas circunstancias, les aseguró que si no le daban dinero llamaría “a los de abajo”, insinuando que había otras personas con él.
Durante la primera jornada del juicio oral, Quiroga reconoció la autoría de los hechos por los cuales era juzgado. Se encuentra detenido desde 2019, cuando fue identificado mediante el entrecruzamiento de información realizado por la Secretaría de Investigaciones Penales de la Unidad Fiscal Especializada en Investigación Criminal Compleja, que tiene a su cargo el fiscal José María Campagnoli.
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