El juez Jorge Alberto Videla presentó su renuncia a su cargo como titular del Juzgado Civil, Comercial, Laboral, de Minería y Familia de Villa La Angostura, donde estaba radicado el expediente con las denuncias por violencia de género que había realizado Guadalupe Curual, la joven de 21 años asesinada por su ex pareja, Bautista Quintriqueo (32).
La renuncia fue puesta a disposición el lunes pasado y el Consejo de la Magistratura de Neuquén la aceptó ayer en una sesión plenaria. De esta manera, al no pertenecer más al Poder Judicial, el ahora ex magistrado multifueros no podrá ser sometido a un juicio político, aunque puede ser juzgado por la vía penal. Por otra parte, también está en condiciones de iniciar los trámites jubilatorios.
Videla había quedado en el centro de los cuestionamientos tras el femicidio que conmocionó a Villa La Angostura. Se le acusó de falta de respuestas ante los pedidos de ayuda de Curual. Este martes, el ministro del Interior, Wado de Pedro, había advertido sobre los casos en los que “hay responsabilidad directa” de jueces y fuerzas de seguridad en asesinatos de mujeres. Lo enmarcó en las “reformas estructurales” que planteó el Presidente en la Asamblea Legislativa. “O se transforman o llegó la hora de irse”, había alertado.
Tras separarse luego de dos años de relación, la primera denuncia de Guadalupe fue presentada el 12 de julio de 2020 a la madrugada. Fue realizada en la única Comisaría de la ciudad, la 28. Allí relató que convivía con Quintriqueo desde hacía dos años, que tenían una hija en común y que los actos violentos, como empujones, ahorcamientos y zamarreos fueron realizados en la casa de ambos, ubicada en una pieza trasera de la casa de la casa de los padres del femicida.
Al día siguiente, el juez Videla impuso a Quintriqueo una restricción perimetral de 100 metros por un período de tres meses.
La segunda denuncia fue presentada el 8 de enero de este año, un mes y medio antes del femicidio. Guadalupe explicó que un día que ella le llevó a la hija a Bautista para que la cuide, la tomó de los brazos y la lanzó al suelo.
A los tres días, la propia Guadalupe dialogó con la Oficina de Violencia Familiar y advirtió que ya no deseaba nuevas medidas porque había arreglado un nuevo sistema de custodia compartida con el padre de su hija. Aún así, el juez Videla volvió a imponer una restricción perimetral por otros tres meses contra Quintriqueo.
Pasaron 11 días de la segunda denuncia para que Guadalupe volviera a comunicarse con la oficina de violencia y advirtiera nuevamente que su ex pareja la hostigaba telefónicamente. Además, contó que Quintriqueo había transgredido la restricción perimetral en más de una ocasión.
Lo mismo sucedió el 1º de febrero, cuando Curual manifestó que Quintriqueo merodeaba la zona de su lugar de trabajo y la insultaba y amenazaba ante cada diálogo entre ambos referido al cuidado de la hija.
En ese entonces, la Justicia impuso una sanción económica de más de $2.000 al violento y se lo intimó a concurrir a un espacio de ayuda terapéutica.
Nada de eso sirvió: en la noche del martes 23 de febrero, Quintriqueo interceptó a Curual con un cuchillo en sus manos, la persiguió corriendo y en pleno centro de la ciudad, delante de vecinos y turistas, la asesinó de una puñalada en el corazón.
Con el correr de la investigación se conoció que al menos 48 horas antes del asesinato, Quintriqueo había amenazado a Guadalupe a través de mensajes de WhatsApp: “Te estoy mirando. Sos mía. No sos de nadie más”, le había escrito.
Quintriqueo murió ayer en el Hospital Ramón Carrillo de San Martín de los Andes después de permanecer varios días internado. El femicida se encontraba allí desde el 24 de febrero después de un segundo intento de suicidio, en el que trató de quitarse la vida al colgarse del cable de su habitación en un hospital de Villa La Angostura. Ya había intentado quitarse la vida segundos después del crimen de Guadalupe, aunque solo se había causado heridas superficiales.
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