$500 por un teléfono manchado de sangre: las tarifas del desarmadero de celulares de Flores

La Policía de la Ciudad y la AGC irrumpieron en un local de la calle Nazca donde encontraron aparatos denunciados como robados y una gran cantidad de partes, además de herramientas de precisión. Las otras cuevas en territorio porteño

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Nazca al 300: la cueva y desarmadero por dentro.

La venta descarada de teléfonos robados en locales y galerías es un hecho usual en el delito porteño desde mediados de la década pasada, cuando en 2017 una redada en tres galerías de Corrientes reveló 2500 aparatos de origen dudoso, con un negocio del hampa que hasta lavaba sus softwares y liberaba sus señales con netbooks del programa Conectar Igualdad.

Hoy, en 2021, los shoppings del robo son una nueva constante, la Policía de la Ciudad allana semanalmente galerías en Once y Balvanera en busca de aparatos robados, con detenidos usualmente de nacionalidad peruana o colombiana e incautaciones que van desde 300 a mil aparatos por vez, en operativos conjuntos con la Agencia Gubernamental de Control que clausura pequeños locales bajo orden de la Justicia federal. Hay ladrones célebres como Freddy Contreras Chuqui, oriundo de Lima, con dos condenas en su contra y un pedido de captura de Interpol.

Sin embargo, vender celulares enteros no es el único negocio. Semanas atrás, Infobae adelantó el hallazgo de un desarmadero de teléfonos en la calle Salta en Constitución donde aparatos desguazados son vendidos por partes para alimentar el mercado de repuestos. Hoy, detrás de tres locales en una galería la calle Nazca al 300, otro desarmadero fue encontrado y clausurado por el Departamento Prevención del Cibercrimen de la Policía de la Ciudad y la AGC, con la Dirección General de Coordinación Operativa a cargo de Valeria Sikorski.

Herramientas de precisión encontradas en
Herramientas de precisión encontradas en el allanamiento de Nazca.

Tres personas fueron detenidas en el operativo bajo el Juzgado Federal N°3 de Daniel Rafecas, entre ellas José Manuel Seguil Cabrera, una suerte de hombre de negocios de la comunidad peruana de 47, registrado en los rubros de venta de comida en la AFIP, junto a un joven colombiano y otra joven también peruana. Se encontraron 256 aparatos, 36 de ellos denunciados como robados o hurtados en el ENACOM, 25 módulos, 18 baterías, además de soldadoras, herramientas de precisión como destornilladores.

Investigadores revelaban lo que los operadores del taller le pagarían a rateros: 500 pesos apenas por un Samsung J2 Prime, un modelo barato que puede costar 10 mil pesos en el mercado de usados, apenas 2 mil por un Motorola que puede venderse a 10 veces más.

Villa 1-11-14: máquina M-Triangle para
Villa 1-11-14: máquina M-Triangle para colocar pantallas LCD.

La semana pasada también, la división Delitos Cibernéticos contra la Niñez y Adolescencia de la Policía Federal se encontró con otro curioso taller en la manzana 25 de la Villa 1-11-14 del Bajo Flores.

Un grupo especial llegó para encontrar a un hombre de nacionalidad boliviana prófugo por abusar de una nena de 6 años entre 2017 y 2019, hija de su vecina que lo denunció, luego de que el acusado faltara a repetidas citaciones de la Justicia. La casilla allanada era el domicilio del hombre. Se encontraron con cuatro personas y sus hijos, también con lo que parecía ser un local de venta legal de equipos con cartelería de importantes marcas y una serie de máquinas de alto valor como dos equipos para remover y colocar las pantallas LCD -valuadas en 1500 dólares cada una-, aunque se ignora la existencia de actividad ilegal a ciencia cierta. La PFA hizo la notificación correspondiente a la Justicia federal para investigar el caso.

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