En medio de un fuerte operativo de seguridad, el ex baterista de la Callejeros Eduardo Vásquez, condenado a prisión perpetua por el crimen de su esposa Wanda Taddei, a la que prendió fuego viva diez años atrás, arribó este mediodía al cumpleaños de 15 de su hija en la localidad bonaerense de Tapiales, partido de La Matanza, tras el fallo del juez de ejecución Axel López que lo benefició con la salida extraordinaria por un lapso de seis horas. La decisión en la que el magistrado consideró el cumpleaños de la hija del femicida “un hecho único e irrepetible” en donde Vásquez, también condenado por su rol en la tragedia de Cromañón, debería participar, indignó a Jorge, padre de la víctima.
Así, Vásquez arribó a la cita en medio de un blindaje del Grupo Especial de Intervención del Servicio Penitenciario Federal (SPF), con más de diez efectivos de esa fuerza y agentes de la Policía Bonaerense, a las 12 en punto. Esposado, de aspecto desmejorado, rapado, con anteojos de sol y barbijo, descendió de una camioneta Ford Ranger blanca, con sus ventanas tapadas con papel de diario, y caminó en medio de los agentes que cargaban escudos para ingresar al cumpleaños de su hija, fruto de una relación previa a Wanda.
Los vecinos del barrio observaban con atención la escena y comenzaban a preguntarse qué era lo que estaba ocurriendo. Un auto pasó por la puerta del lugar y desde su interior se escuchó: “Más tarde voy a venir con mis amigos y vas a ver, Vásquez”. Luego, se acercó al lugar la hermana de Wanda, Nadia. La mujer se paró detrás de los efectivos que custodiaban el domicilio y comenzó a insultar al ex baterista. “Mi hermana nunca más va a poder revincularse con sus hijos y vos estás ahí, ¡hijo de puta!, le gritó la mujer y luego se retiró. A las 18, Vásquez fue retirado del domicilio de la misma forma en que ingresó: esposado y escolado por los efectivos del SPF.
En su decisión, López -que en el pasado enfrentó diversas polémicas por medidas para favorecer a acusados de delitos violentos contra mujeres y a narcotraficantes como “Ruti” Mariños, uno de los señores de la droga de la Villa 31- dispuso que el músico sea trasladado hoy entre las 12 y las 18 desde la cárcel de Ezeiza, donde cumple su condena, para el evento en el que “no deberán participar más de diez personas y se respetarán las normas relativas a encuentros sociales” vinculados con el distanciamiento social.
En el fallo, el juez López mencionó que el 8 de febrero había autorizado una “visita especial” para el 27 de febrero para que el ex baterista de Callejeros celebrara el cumpleaños de 15 de su hija dentro del Complejo Penitenciario 1 de Ezeiza, de 10 a 17, y en el que podían participar “nueve visitantes”.
Sin embargo, en el SPF informaron luego que solamente se podía permitir el ingreso de dos personas debido a la actual crisis sanitaria. Ante esa situación, la defensa pidió que sea trasladado para participar del festejo a “un domicilio del conurbano por un lapso determinado”.
“Así las cosas, entiendo que la cuestión de fondo ya ha sido resuelta mediante la correspondiente vía incidental y se tuvo en consideración el artículo 168 de la Ley 24.660 en cuanto obliga a facilitar y estimular las relaciones del interno con su familia”, precisó el juez. Además, López valoró “el hecho de que la presencia de Vásquez en el festejo del decimoquinto cumpleaños de su hija constituye un hecho único e irrepetible que se relaciona con una suerte de obligación moral del nombrado y que, en reiteradas oportunidades, la administración carcelaria actuó a los efectos de posibilitar los encuentros entre ambos”.
Tras conocerse la noticia, el padre de la víctima, Jorge Taddei, cuestionó la decisión judicial. “Justamente el sábado que cumplo 79 años, Vásquez va a poder estar con la hija pero yo no voy a poder estar con la mía”, dijo Taddei. Aseguró también que su familia siempre se ajustó “a derecho” y que “indudablemente Vásquez tiene una salida extraordinaria que está contemplada dentro del código que tienen los jueces”.
“Así como se cumple esta ley, se tendrían que cumplir todas las leyes que no se cumplen como por ejemplo cuando una mujer va a una comisaría y no le dan bola, cuando va a una fiscalía y dejan dormir el expediente o cuando un violento cruza la línea que le marcó el juez y no lo detiene”, sostuvo en declaraciones recientes.
Además, el padre de Wanda señaló que “justo en este momento de recrudecimiento de los femicidios le dan la posibilidad de que un femicida vaya a atender a la hija”, un argumento compartido por su abogado, Leonardo Rombolá, que considera la medida un exceso.
Así parece: con una condena de prisión perpetua confirmada por la Corte Suprema en 2014 por matar a su mujer más otras penas en su contra, Vásquez recibe un beneficio de un juez cuestionado que es atípica en el sistema. Se cree que la norma de la Justicia es liberar detenidos, aunque las cárceles y comisarías bonaerenses enfrentan un problema histórico de sobrepoblación. Quienes conocen las decisiones de tribunales orales y salas de cámaras de Casación saben que presos acusados de delitos más leves que matar a una mujer rociándola con alcohol y prendiéndola fuego son enviados por decisiones judiciales lejos de sus familias imposibilitando un contacto fluido, se les deniegan hábeas corpus o beneficios que les corresponden al final del cumplimiento de sus condenas, o incluso prisiones domiciliarias por cuestiones de salud a detenidos de avanzada edad.
Sin embargo, Vásquez va a los 15 de su hija con las ventanas tapiadas con diario y un escudo de metal que le da sombra.
Fotos Gustavo Gavotti
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