Un brutal accidente conmocionó a la pequeña localidad de La Dársena, en la provincia de Santiago del Estero. R.T., un carpintero de 51 años que se encontraba haciendo trabajos en la casa de una sus clientas con una amoladora, perdió el control de la herramienta y se cortó varias partes del cuerpo. El hombre, segundos después, cayó muerto frente a la mirada atónita de su hijo, que lo había acompañado hasta la vivienda.
Todo ocurrió ayer en horas de la mañana en el barrio Los Escolano de la localidad que en 2003 fue el escenario del doble crimen de Leyla Bashier Nazar y Patricia Villalba, marcado por sospechas de involucramiento del poder político provincial y que terminó con un ex funcionario y varios policías condenados. Hasta allí se dirigió R.T., un hombre de 52 años dedicado a la carpintería, quien había sido contratado por una mujer para hacer algunos arreglos. Según relataría horas después el hijo de la víctima, todo transcurría de manera normal hasta que de pronto la amoladora se trabó justo cuando el carpintero estaba por usarla.
Para poder realizar el trabajo, R.T. se había apoyado sobre un tacho de plástico de unos 200 litros de capacidad. Elevado varios centímetros sobre el nivel del suelo, tomó la herramienta, la prendió y comenzó a cortar. De repente, los dientes de la cuchilla de la amoladora quedaron atrapados dentro de la madera.
El hombre en ese momento quiso liberarla, pero a pesar de su esfuerzo no lo logró. Fue entonces que decidió imprimirle más fuerza a la maniobra, pero perdió la estabilidad, trastabilló y ahí la amoladora fue un descontrol total que le ocasionó la muerte. Al destrabarla, R.T. en la misma secuencia sufrió cortes de gran profundidad en el pecho y en el abdomen. Cayó muerto.
Según publica el diario santiagueño El Liberal, una vecina –identificada como Blanca Bernasconi– se presentó en la subcomisaría e informó que en el interior de la vivienda había un hombre gravemente lesionado. La policía llegó al lugar junto a personal de la Unidad Primaria de Atención. El carpintero rápidamente fue llevado al Centro Integral de Salud Banda pero no había nada por hacer. R.T. ya estaba muerto.
Mientras trataban de salvarlo, los uniformados a su turno se entrevistaron con la dueña de la casa –Ángela Mónica Gallardo, de 40 años– quien contó que había contratado los servicios del hombre y que todo ocurrió mientras trabajaba en el jardín. Además tomaron el testimonio del hijo, quien como pudo, les contó el horror de la secuencia.
Los efectivos inmediatamente se comunicaron con el fiscal Hugo Herrera, quien ordenó que el cadáver fuera examinado por el médico de Sanidad, y que los peritos de Criminalística realizaran trabajos de fotografía y planimetría en la casa. Además secuestraron la amoladora.
El cadáver de R.T., residente en el barrio Paraíso, fue finalmente examinado por el forense quien reveló que no presentaba otro tipo de lesiones más que las compatibles con la herramienta, ni tampoco tenía signos de defensa. El cuerpo de la víctima ya fue entregado a sus familiares.
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