El 8 de marzo a las 10 de la mañana, en la Dirección de Medicina Legal de la Policía Científica de la provincia de Buenos Aires, al menos diez expertos citados por la Justicia iniciarán su debate en una junta médica. Se tomarán su tiempo. Lo harán por al menos 14 días hábiles, 21 días como máximo.
Al finalizar, deberán decir su conclusión: si Diego Armando Maradona fue víctima o no de una mala praxis, de un homicidio culposo por la negligencia u omisión de los especialistas y cuidadores a cargo de su salud. Y lo que digan definirá todo: si esos especialistas que fueron imputados son finalmente indagados, incluso detenidos, elevados a juicio y condenados por ser los responsables de quitarle la vida al máximo ídolo de este país.
Este lunes por la mañana, luego de 17 cuerpos de expediente, los fiscales de San Isidro que instruyen la investigación -Cosme Iribarren, Patricio Ferrari y Laura Capra, bajo la dirección de John Broyad, fiscal general de la jurisdicción- decidieron convocar a la junta, planeada desde el comienzo como el eje central del caso, que aclarará sus dudas, que evaluará lo que se encontró y lo que falta, las ausencias obvias. La investigación se centró en determinar qué causó la muerte de Maradona el 25 de noviembre y se encontraron cosas escandalosas en el camino: el corazón de más de medio kilo que reveló la autopsia, atravesado por microinfartos, algunos de larga data, otros recientes y de días u horas antes de su fallecimiento; un hígado golpeado por la cirrosis y daño en sus riñones; estudios toxicológicos que revelaron medicación contraindicada para sus cardiopatías, aparentemente ignoradas por quienes controlaban su salud.
Están sus historias clínicas completa e internaciones desde el año 2000 en adelante, recolectadas de viejos archivos que revelan, entre otros detalles, que los microinfartos incluso existían al menos desde 2004.
También se evaluarán las supuestas falencias de la internación domiciliaria en el country San Andrés de Tigre, donde murió sin un llamador de cama, suero, tubo de oxígeno, siquiera un aparato para tomarle la presión, con sus teléfonos manipulados por su entorno según testimonios y sin siquiera un baño propio en su habitación. Los chats con tratos mezquinos y despectivos al paciente completan el cuadro general.
Así, la tarea del neurocirujano Leopoldo Luque, de la psiquiatra Agustina Cosachov, de los enfermeros Dahiana Madrid y Carlos Almirón, del psicólogo Carlos Díaz y de Nancy Forlini y Mariano Perroni, quienes estaban a cargo de la coordinación de los servicios médicos del astro del fútbol, enfrentará un escrutinio definitivo. Las partes del caso, los abogados que representan a los particulares damnificados como Mario Baudry, en nombre de Diego Fernando, último hijo del ídolo, podrán presentar a sus expertos. Los imputados también. Y a los imputados, por lo pronto, nada los favorece.
La lista de expertos oficiales fue mantenida en reserva hasta hoy. Infobae accedió a ella en forma completa.
Carlos Damín, jefe del Servicio de Toxicología del Hospital Fernández, será el experto designado para evaluar la interacción de los medicamentos que Cosachov recetaba con el organismo de Diego. Hernán Trimarchi, jefe de Nefrología del Hospital Británico, analizará sus riñones. El doctor Fernando Cairo será el especialista en hepatología.
Habrá dos especialistas en psiquiatría: el doctor José Luis Covelli, jefe de la cátedra de medicina legal de la UBA y ex decano de peritos de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, y Enrique Gallego, ex jefe de división del Cuerpo Médico de Morón.
Estarán también los cinco legistas que participaron de la autopsia el 25 de noviembre en la Morgue de San Fernando: el doctor Carlos Cassinelli, director de Medicina Legal de la Superintendencia de Policía Científica; Federico Corasaniti, jefe de la división del Cuerpo Médico de San Isidro; Agustín Grimoldi Vázquez, jefe de la Morgue de San Isidro; y Javier Grubisa, jefe de la Morgue de La Plata.
El cardiólogo será Gustavo Di Miro, jefe del servicio del Hospital Central de San Isidro. Una insuficiencia cardíaca, precisamente, fue la causa de la muerte de Maradona.
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