Matías Bagnato, el único sobreviviente de la llamada “masacre de Flores”, recordó ayer a sus padres y sus hermanos asesinados hace 27 años tras el incendio intencional de su casa. Calificó al hombre condenado por el hecho, que en agosto próximo cumplirá su condena y recuperará su libertad, como un “psicópata que no tiene ningún tipo de recuperación”.
Aseguró además que “este es un aniversario muy difícil y particular” porque es el primero luego del fallecimiento de Norma Calzaretta, su abuela y “gran compañera”, quien lo crió tras el crimen de sus padres y sus hermanos y murió en junio del año pasado.
Bagnato, quien actualmente integra el Observatorio de Víctimas de Delitos junto a familiares de otras víctimas, entre ellos los de Ángeles Rawson, los de la tragedia de Once y de Cromañón, explicó que “obviamente las fechas son fechas y todos los días de mi vida me faltan mis viejos y mis hermanos. Pero es inevitable no remontarse a ese día, acordarme de lo que hice, de cuál fue el último momento en que los vi y estuve con ellos”.
Contó también que vive con preocupación porque en agosto próximo, el hombre condenado por el crimen múltiple, Fructuoso Álvarez González, tendrá por cumplida su condena y recuperará su libertad.
El asesino había sido condenado a prisión perpetua en 1995 y, aunque en 2004 consiguió ser extraditado a España, fue liberado y recapturado en Argentina en 2011, luego de amenazar de muerte a Matías Bagnato y a su abuela.
Sobre él, Matías remarcó que “es un psicópata que no tiene ningún tipo de recuperación, como demostró cuando salió libre y me amenazó. En los estudios disciplinarios del penal de Ezeiza, donde está detenido, dice claramente que no tiene arrepentimiento ni empatiza con el dolor ajeno, que demuestra un marcado desprecio y odio hacia mi persona”.
“Está por cumplirse su condena, esta falsa prisión perpetua a la que fue condenado, y la verdad que me toca en un momento en que ni sé cómo enfrentar esto nuevo que viene ahora, que es su libertad”, agregó.
A su vez, remarcó que está “muy cansado” ya que “son muchos años de estar mendigando justicia para intentar vivir tranquilo y por lo menos descansar desde ese lado”. “Que no exista una prisión perpetua para estos casos tan aberrantes es lo que nos revictimiza constantemente y nos pone en un lugar de no poder cerrar nunca está herida en lo que tiene que ver con la justicia; el dolor de la ausencia iba a estar eternamente, pero tendría la tranquilidad de que este monstruo no iba a salir nunca más del penal”, subrayó.
Y en ese sentido, concluyó: “Cuando leía los mensajes que me mandaban en las redes sociales, pensaba que tengo que seguir intentando que tanto dolor que llevo dentro por las vidas de ellos, que se perdieron de esta forma, tienen que servir para vivir en una Argentina más justa y para generar ese cambio”.
La masacre de Flores ocurrió el 17 de febrero de 1994 cuando se originó un incendio en una casa de la calle Baldomero Fernández Moreno y Pumacahua, en el barrio de Flores. Allí murieron José Bagnato (42); su esposa Alicia Plaza (40); sus hijos Fernando (14) y Alejandro (9) y Nicolás Borda (11), un amigo del menor de ellos que esa noche se había quedado a dormir.
Los investigadores determinaron que el incendio había sido originado de manera intencional por Álvarez González, ex socio de José Bagnato, quien arrojó dos bidones con combustible y encendió el fuego.
Seguí leyendo: