El cinematográfico robo boquetero que se produjo en una empresa de caudales de Rosario el lunes por la noche tuvo, por el momento, un desenlace a pedir de los delincuentes. Es que según pudo averiguar Infobae, los ladrones se llevaron una suma superior a los 40 millones de pesos.
Fuentes judiciales aseguraron que el monto robado de la compañia de transporte de caudales Brinks, en la sucursal de Presidente Roca al 2700 fue de entre los $40 y los $45 millones. Por lo tanto se cree que los delincuentes tuvieron que cargar varios bolsones antes de retirarse de la casa que habían utilizado como “puente” para ingresar a la empresa.
El robo se produjo el lunes por la noche. Una familia de Rosario fue secuestrada y encerrada dentro de su propia casa por al menos cinco delincuentes. Pero el objetivo de los delincuentes no era ese hogar. Los ladrones entraron para realizar un agujero en una de las paredes del lugar y así asaltar a la empresa de transportes de caudales lindera a la casa.
El hecho ocurrió en un domicilio ubicado en la calle Presidente Roca al 2700. Guillermo Algarañás, que vive allí junto a su hermano, fue la primera víctima, según confirmaron fuentes policiales y judiciales de la jurisdicción a Infobae, tras el hecho adelantado por Rosario3.
Algarañás contó ante un canal de televisión local los sucesos sufridos la última noche.
“Fue cerca de las 21.30. Yo había recibido a mi hija con mis nietos, que nos vinieron a visitar. Los ladrones se aprovecharon de que yo había dejado la puerta abierta para que vengan mi hija con los chicos. Ingresaron dos jóvenes, armados, con mucha energía pero sin violencia. Nos dijeron que nos portemos bien y nos dijeron que su propósito era el de asaltar la transportadora de al lado”, afirmó.
La víctima del asalto advirtió que los delincuentes parecían profesionales. “Eran muy bien hablados. Nunca perdieron los nervios y a nosotros nos trataron muy bien a todo momento”, afirmó. Luego, aseguró que a él le ataron las muñecas y las manos con dos esposas y que su hija fue maniatada con un alambre.
Según informaron fuentes judiciales a Infobae, los delincuentes esposaron y ataron a cinco de los seis integrantes de la familia. Sólo dejaron suelto a un niño de ocho años. Luego de reducirlos, subieron el volumen del televisor de la casa y escoltaron a la familia, mediante amenazas con las armas en mano, hacia una de las habitaciones, donde los encerraron.
Luego, empezaron a picar la pared de la habitación del dueño de casa para formar el boquete.
Guillermo advirtió que en un momento del robo, uno de los dos jóvenes le pidió una llave de un portón para que así los delincuentes pudieran escapar por una salida trasera. “Ahí pude ver que había como cinco más, que eran los que habían hecho el piquete. En total habrán sido unos cinco o siete ladrones”, describió el dueño de la casa.
La víctima advirtió que los delincuentes habían realizado un trabajo de inteligencia previo y que incluso se sorprendieron al ver a niños dentro de la casa. “Uno exclamó ‘¿Por qué hay tanta gente?’, se ve que no se esperaban que vinieran mi hija y mis nietos. Es que fue una sorpresa su visita. No la habíamos arreglado”, aseguró.
Según revelaron fuentes cercanas a la investigación, los delincuentes fueron muy cuidadosos en el golpe: utilizaron gorras, barbijos, guantes y precintos. Además, dejaron algunas herramientas de mano tiradas en la habitación donde realizaron el agujero.
Asimismo, el dueño de la casa, indicó que al momento de irse, los delincuentes les dejaron todas sus pertenencias y no se llevaron absolutamente nada. “Me dejaron mi billetera con 2.500 pesos intacta arriba de una mesa. También nos dejaron todos los teléfonos celulares. Parecía gente profesional”, afirmó Guillermo.
“Nos habrán tenido unas dos horas, dos horas y media. Creo que se fueron poco después de las 00. Dejamos de escuchar ruidos y salimos, yo tuve que salir esposado a la calle a pedirle a alguien que llamara al 911. Por suerte, un taxista frenó y nos ayudó”, reveló el dueño de casa. Para poder salir a la calle, Algarañás le tuvo que pedir al único nieto que estaba suelto que les desatara los tobillos.
A su vez, entre los ruidos que reconocieron, algunos eran similares al de arrastre de bolsos.
Se le dio intervención en la causa al fiscal de turno de la Unidad de Flagrancia Rodrigo Urruticoechea y a la Agencia de Investigación Criminal. Personal de la misma AIC ingresó luego a la empresa atacada. Allí se secuestró un cargador marca Glock color negro del que extrajeron 30 cartuchos de bala. Al menos 13 de ellos eran de un arma 9 mm de punta hueca y se encontraban intactos.
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