La noticia del asesinato de Eduardo Héctor Chantada, un abogado de 55 años militante de La Cámpora, ocurrido el domingo pasado en La Plata, despertó una serie de sospechas y suspicacias vinculadas a sus vínculos políticos y la posibilidad de que el crimen haya sido obra de un ataque sicario: el hecho incluso provocó llamadas de figuras políticas a los tribunales de la capital provincial. Sin embargo, esa hipótesis se debilita en el expediente judicial instruido por la UFI N°16 de Juan Condomí Alcorta, donde según fuentes judiciales consultadas todas las pruebas parecen apuntar en principio hacia un intento de robo fallido llevado a cabo por ladrones inexpertos.
La nueva prueba que podría ser clave para dar con los asesinos de Chantada es un video captado por una cámara de seguridad que muestra a dos sospechosos a bordo de una moto en las calles 28 y 409, en la localidad platense de Villa Elisa, donde minutos después se produjeron los disparos que terminaron con la vida del abogado, difundido por el diario El Día. Para la fiscalía, esos dos hombres son los posibles asesinos de Chantada.
En las imágenes -que fueron difundidas por vecinos, lo cual entorpeció la investigación al poner en aviso a los posibles acusados- se puede ver a dos hombres jóvenes: el conductor con casco y su acompañante con barbijo y una mochila.
El domingo cerca de las 17, Chantada, con domicilio porteño, había llegado junto a parte de su familia a la casa de un amigo, donde quedó abierto un portón por el cual pasaron dos atacantes en una moto.
En ese momento, de acuerdo a fuentes cercanas a la investigación, uno los asaltantes se bajó del vehículo y al cruzarse con Chantada ya en el interior de la casa, efectuó dos disparos, uno de los cuales impactó en la cabeza del abogado, a la altura de la nuca. Mientras el hombre agonizaba, el homicida subió de nuevo a la moto y escapó junto a su cómplice. Chantada, que todavía se encontraba consciente, fue trasladado al hospital San Roque de Gonnet, donde finalmente falleció horas después.
No hubo testigos del hecho que lo presenciaran con sus ojos cómo Chantada fue asesinado, sin embargo, uno de los presentes en el jardín de la casa aseguró que oyó cómo los atacantes aseguraban que esto “era un robo”.
A partir de ese dato, Condomí Alcorta investiga la posibilidad de que a los atacantes, presumiblemente motochorros novatos, se les haya escapado un disparo en un asalto que no supieron llevar a cabo y del que salieron con las manos vacías.
“Los delincuentes seguramente eran novatos y se asustaron, se fueron sin llevarse nada”, apunta un investigador a Infobae. Otro dato destuye la hipótesis de un asesinato por encargo: Chantada, para empezar, no vivía en La Plata. El abogado -que había desarrollado la mayor parte de su carrera vinculado al negocio de las autopartes y trabajó como asesor y empleado de la Biblioteca del Congreso de la Nación desde 2007- registraba un domicilio sobre la calle Laprida al 1100, en el barrio porteño de Recoleta.
El tiempo y el lugar de su muerte no parecen propias de un asesino a sueldo. “Lo hubieran matado en otro lugar, no rodeado de personas”, refuerza la misma fuente a Infobae.
A partir de las pericias forenses, que indican, según informa el diario El Día, que el asesino “estaba en un plano superior” a la víctima, los investigadores no descartan la posibilidad de que los delincuentes hayan obligado a Chantada a arrodillarse antes de matarlo. Sin embargo, y a pesar de que se desconoce si el hombre se resistió o no, la teoría principal es que se les habría escapado el disparo.
Chantada fue evocado con un homenaje en el sitio oficial de La Cámpora tras el hecho.
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