En las últimas semanas, diversos testimonios revelados por Infobae, extraídos de los peritajes a los más de 400 gigabytes de audios, archivos y chats extraídos de los aparatos del neurocirujano Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov que son parte de la causa que investiga el posible homicidio culposo de Diego Armando Maradona, revelaron que la marihuana circulaba en ciertos miembros de su entorno y que el máximo ídolo del fútbol la consumía, que la pedía. El neurocirujano Leopoldo Luque, convertido según sospechas judiciales en su médico de cabecera de facto, se preocupaba particularmente por el humo, mientras hablaba de una autopsia hipotética que llegaría meses después.
Otros señalaban el rol de un pariente de Rocío Oliva, Carlos Orlando Ibáñez, alias “Charly”, con un pedido de captura por robo sobre su cabeza emitido en la Justicia y presente en los días del country Campos de Roca en Brandsen, el sospechado de darle de fumar a Diego, en medio de un cocktail de alcohol y psicofármacos. Luego, “Charly” fue separado del entorno para no volver a aparecer. Otros íntimos habían notado la presencia de cannabis, Verónica Ojeda, puntualmente, la madre de Dieguito Fernando y hoy particular damnificada constituida en la causa, que había realizado reclamos para que Maradona padre no fumara más.
El 25 de noviembre de 2020, Maradona finalmente murió, con su corazón herido por microinfartos de reciente y larga data, vencido por una insuficiencia cardíaca que le provocó un edema de pulmón, su hígado marcado por la cirrosis. El peritaje toxicológico a su sangre y su orina reveló que no había marihuana en su organismo, que no había alcohol, pero sí una extensa batería de medicación psiquiátrica administrada por la especialista Agustina Cosachov: antipsicóticos, anticonvulsivos, antidepresivos.
Hoy, la presencia de la marihuana en el menú tóxico genera una indignación obvia en su entorno, que encuentra en un porro un nuevo frente de pelea interna y de especulación con la causa por el presunto homicidio culposo como ring. Sin embargo, para los fiscales, es un detalle. Interesante, pero un detalle. “La marihuana es en agosto. No aparece en los peritajes, surge de conversaciones. Lo que interesa, puntualmente, es noviembre”, asegura una fuente clave en el caso a Infobae.
Si fumar hierba durante algunos meses fue parte de la ecuación que llevó a Maradona a su muerte, entonces, consideran los fiscales será la junta médica encabezada por expertos de diversas índoles de la Asesoría Pericial de la Procuración, junto a aquellos propuestos por los particulares damnificados del caso, quien lo determine. “Por ahora no tiene ninguna incidencia”, continúa la fuente.
Sobre el entorno, podrán ser investigados en una nueva hipótesis de trabajo quienes hayan estado al cuidado más inmediato de Maradona en la casa del country San Andrés, sean personal médico o no, quienes hayan tenido la responsabilidad de controlarlo y auxiliarlo, con el ídolo confinado a una habitación en una internación domiciliaria sin un llamador de cama, un tanque de oxígeno o un desfibrilador. Aquellos que estaban en una “posición de garante de su vida”, explican en los tribunales de San Isidro, como si fuesen guardavidas en la playa del final del mejor jugador de fútbol del planeta. Los mezquinos dichos en los chats de Luque, como “el gordo se va a cagar muriendo”, completan el cuadro, son considerados apostillas a la historia de la muerte.
Por lo pronto, todo se trata de Luque y Cosachov. Pero sobre el rol de esos garantes, hay un ejemplo que involucra a Charly mismo. La quetiapina, antipsicótico, era parte del menú. Un integrante del plantel médico expone aún más sus preocupaciones en otro chat: “El problema es que a Charly no lo controla nadie. Le da las pastillas dos veces. Diego le dice ‘Dame 4 pastillas rosas, la quetiapina esa, y le da las 4′”.
Por lo pronto, el interés es netamente médico. Lo que investigan los fiscales Laura Capra, Patricio Ferrari y Cosme Iribarren bajo la coordinación del fiscal general John Broyad es la muerte de Diego misma y los sucesos que llevaron a ella: la negligencia e impericia en el tratamiento y la omisión de salvarlo, sean personal médico o no. Hay otras imputaciones que comienzan a aparecer más allá del homicidio culposo o la mala praxis, todas dentro de la misma investigación penal como la falsedad ideológica de la que fue acusada Cosachov al supuestamente fabricar un certificado médico sin siquiera haber visto a Diego.
Los falsos testimonios son otra posibilidad, mientras se encuentran múltiples contradicciones entre los chats y el material escrito. Romina Rodríguez, “Monona”, la cocinera de la casa, es un caso particular. Estuvo entre las primeras en declarar en el expediente. “No dijo nada alarmante”, aseguran investigadores. Sin embargo, sus dichos podrían ser controvertidos cuando la historia final esté escrita.
Hoy, la causa ciertamente avanza hacia, por lo menos, los pedidos de indagatoria de Luque y Cosachov, los únicos acusados hasta ahora, en un expediente sin feria judicial: las más de 1.700 fojas y los más de ocho cuerpos desmienten a quienes tratan de lenta la marcha de la causa. Los fiscales, también, van más atrás en el tiempo.
El fardo de cien páginas encontrado en el allanamiento al domicilio de Leopoldo Luque difícilmente podía ser considerado una historia clínica de Diego. Así, los fiscales aseguraron las historias clínicas de cada centro médico por el que Maradona pasó desde el año 2000 hasta la fecha, sea médico o psiquiátrico, sus fichas en el Sanatorio Güemes, FLENI, el sanatorio Abril, algunas que nunca habían sido digitalizadas.
El médico Alfredo Cahe había sido eyectado del entorno de Maradona a mediados de 2014, luego de que alertara en un reportaje concedido a este periodista en la revista Noticias que los problemas del habla de Maradona en el programa “De Zurda” en Telesur que lo convertían en un meme viviente, sus “eeeeh” entre frase y frase, podrían haber estado motivados por un consumo de psicofármacos autorrecetados. “Para mí está pasado de ansiolíticos”, afirmó en ese entonces. Cahe intentó ingresar a la Clínica Olivos tras la operación de Maradona: fue echado. Era un revés amargo para un hombre que fue una constante en algunas de las peores debacles del ídolo, de las cuales salió vivo.
Hoy, en cierta forma, la causa lo reivindica. Los propios fiscales lo citaron a declarar como testigo, un aporte que consideraron valioso para reconstruir la historia del corazón y el cuerpo de Diego.
Seguí leyendo: