“Estamos muy tranquilos porque nosotros siempre hemos dicho la verdad. Nuestro pecado puede haber sido comprometernos en que a otros no les pase lo que nos había pasado a nosotros”, apunta Carolina Píparo (44) en charla con Infobae. Es lunes 8 de febrero por la mañana y la fiscal María Eugenia Di Lorenzo, a cargo de la UFI N° 17 de La Plata, acaba de solicitar formalmente la prisión preventiva por doble tentativa de homicidio de su marido, Juan Ignacio Buzali (47).
Fue después del hecho de inseguridad que protagonizaron durante la madrugada del 1 de enero, en la calle 47 entre 15 y 16, cuando ella y su esposo fueron abordados por personas que circulaban en tres motos. Los delincuentes, que estaban armados, le sustrajeron la cartera y el celular. Luego de llamar al 911, se acercó la policía y les indicó que debían ir a la comisaría a radicar la denuncia.
Mientras se dirigían hacia el destacamento policial, a bordo de su Fiat 500L negro con techo blanco, Píparo y Buzali se cruzaron con un grupo de motos que, para ellos, eran los mismos que los habían asaltado 45 minutos antes, embistieron a una de las motos y se alejaron en su auto.
Ocho días más tarde, el 9 de enero, efectivos de la Policía Bonaerense se presentaron en la puerta del country Grand Bell, donde la legisladora alquila una propiedad, y se llevaron detenido a su marido, imputado por el delito de “doble homicidio en grado de tentativa” en perjuicio de los dos hombres que embistió durante la madrugada del primer día del año.
-Se hizo el pedido formal de prisión preventiva. Ahora el juzgado a cargo de Marcela Garmendia deberá tomar una determinación al respecto. ¿Qué expectativas tienen?
-Estamos muy esperanzados. Hay un montón de pruebas nuevas, como la pericia psicológica oficial, la psiquiátrica oficial, la pericia mecánica de parte y la oficial y la pericia accidentológica, que indican que no hay ningún riesgo procesal y que mi marido estaría en condiciones de estar en casa. Hoy, para mí, eso es lo más importante. Después, la justicia resolverá. Pero estamos muy tranquilos porque nosotros siempre hemos dicho la verdad. La autocrítica que hago es haberlos seguido y también ponerme en riesgo y poner en riesgo a terceros, porque evidentemente la persona que resultó lesionada no es la misma que me había robado.
-Si efectivamente eran los motochorros que les habían robado un rato antes: ¿no les dio miedo perseguirlos sabiendo que estaban armados y podían dispararles?
-El miedo lo tuvimos después, cuando nos sentimos emboscados. Nosotros siempre estábamos a una cuadra de ellos, no estábamos al lado. Mientras los seguíamos yo llamé a la policía y les avisé: “Estoy atrás de las personas que me robaron, tienen dos armas”. Ese audio no lo difundieron, pero existe y figura por escrito en el expediente. Como ellos iban más rápido en un momento los perdimos y, cuando doblamos, cambió la situación. De repente era muchas más motos, pero para nosotros seguían siendo las personas que nos querían robar. Mi marido se siente emboscado y trata de salir de esa situación. Ese es el único momento en que tuve miedo, porque antes estabábamos a dos cuadras, esperando.
-¿Esperaban que los detuvieran más rápido?
-Yo lo que esperaba era un operativo. No un gran operativo, pero sí esperaba dos móviles. Esa madrugada nosotros encontramos a la policía. La policía nunca nos encontró a nosotros. Nosotros llamamos al 911 muchas veces: antes y después del accidente. Como funcionaria, también empecé a repensar un poco el rol de todos. ¿No? Sobre todo los protocolos, que no dependen de los empleados del 911, sino de los funcionarios y presentar proyectos en ese sentido.
-¿Te arrepentís de haberlos seguido y no haber ido directo para la comisaría?
-Sí, me parece que siguiéndolos me puse en riesgo y puse en riesgo a otros también. No volvería a hacerlo. Sí volvería a alertar a la policía porque si yo me despierto el 1 de enero y sé que estas personas mataron a alguien me sentiría muy mal, porque yo pasé por ese lugar.
-¿Por qué no llamaron al SAME?
-La realidad es que, a los pocos minutos, llegué al control policial y lo primero que hice fue contar sobre el accidente y preguntar por las personas de la moto. Después vinieron el secretario de Salud y el secretario de Seguridad. No había reportes al SAME, no había reportes al 911 sobre el accidente y habían ido al lugar y no estaban ni la moto ni las personas. Yo pregunté durante tres horas seguidas dónde estaban estas personas. A las 6 de la mañana recién pude saber que una de ellas estaba ilesa y que otra había recibido cuatro puntos y ya estaba en su casa. Todo el tiempo estuve pendiente, estaba muy preocupada.
-¿Vos intentaste ponerte en contacto con las personas que atropellaron?
-Sí, pero la persona que resultó herida manifestó públicamente no querer hablar conmigo. Yo trabajo ad honorem en la Secretaría de Asistencia a la Víctima y aprendí que si alguien ha sido víctima y dice explícitamente que no quiere ser abordada, eso hay que respetarlo. El “No” es “No” siempre.
-¿Cómo transcurrió este mes con tu marido detenido?
-Fue muy doloroso. Yo no esperaba que fuera detenido ni esperaba el operativo que se montó en mi casa para una persona que no presentaba, ni iba a presentar jamás, ninguna resistencia a estar a disposición de la Justicia. Primero estuvo unos días en la DDI. Después fue trasladado a una alcaldía en La Plata. Por protocolo de COVID-19, los primeros quince días no pudo recibir ninguna visita. Lo vi por primera vez el miércoles pasado. Y bueno, lo veré pasado mañana. Él ahora tiene celular, medida de la que no estoy en contra como sí del uso de redes sociales, entonces puede hacer videollamadas con los nenes y conmigo.
-¿Qué les explicaste a tus hijos?
-Mi hijo tiene seis y mi hija tiene nueve. Obviamente lo extrañan. Juan es un padre muy presente. Trabaja en YPF hace 20 años y, por la pandemia, lo estuvo haciendo desde casa y se ocupó de los zooms y chats para las clases virtuales. Lo más difícil para mí es explicarles los tiempos, porque la verdad es que hoy no tengo un tiempo y no los voy a engañar. Lo que yo les expliqué es que su papá tiene que estar a disposición de la justicia hasta que se sepa si este accidente -del que ellos sabían, porque en mi casa hablamos absolutamente todo- fue sin querer o si fue a propósito. Pero es muy difícil. La realidad es que no hay otra persona tras las rejas por cuatro puntos de sutura.
-Decir “cuatro puntos de sutura” es minimizarlo. Podría haber sido peor, ¿eso no lo pensaron?
-La pericia muestra que el accidente fue a menos de 30 kilómetros por hora. Si hay una intención de matar, creo que uno no llama al 911 para avisar.
-Hubo quienes pidieron tu renuncia. ¿Lo pensaste?
-En nuestro país, lamentablemente mueren 15 personas por día, según la Agencia Nacional Vial. Según muchas ONG, 25 en siniestros viales. A pesar de eso nunca escuché hablar tanto sobre un caso con estos resultados. Un ministro de Seguridad dedicando tantas horas de televisión a hablar sobre este caso en particular y diciendo que yo estaba atrincherada en mi cargo; cuando esa noche, mi rol fue ser víctima de un robo primero y después ser acompañante en un accidente. En un país donde hay muchísimos funcionarios con múltiples procesos yo no tengo ningún proceso. ¿Por qué voy a renunciar? ¿Por qué voy a pedir una licencia? A mí no me van a amedrentar por politizar una causa. Yo estoy fuerte, siempre he sido fuerte y voy a seguir peleando por las mismas causas que peleé siempre.
-En sus declaraciones Berni dijo que no dudaba del asalto pero que “eso no puede justificar el accionar negligente e imprudente en el accidente”. ¿Te molestó?
-Está muy bien que hable, entiendo que es un caso público, cada uno opina lo que quiere. Ahora que nos explique qué está haciendo con la seguridad, qué está haciendo con los motochorros. Porque respecto a mi caso, donde estuvieron involucrados algunos menores, lo escuché diciendo: “Discutan la ley (de la baja edad de imputabilidad)”. Se lo dice a su propio espacio, porque nuestro espacio en el Congreso presentó un proyecto de ley respecto a ese tema. En septiembre de 2020, cuando la policía de la provincia hizo aquella manifestación, el Presidente dijo que les quitaba esos fondos a la Capital y, en el imaginario de todos, quedó que esos fondos eran para la seguridad de los bonaerenses. Sacaron 13.000 millones el año pasado y 45.000 este año. ¿Dónde está esa plata? Porque a La Plata, a mi ciudad, le correspondían 400 millones y no están. Nos sacaron 170 efectivos. No hay comunicación entre el Ministerio y el Municipio.
-Hace poco trascendió que efectivos de la policía bonaerense podrían retomar las medidas de fuerza por reclamos salariales. El ministro de Seguridad de la provincia aseguró que la movida estaba motorizada por Cambiemos. ¿Estabas al tanto?
-Lo que falta es diálogo. El Ministro tiene que sentarse a dialogar con la policía. El año pasado no encontraban un interlocutor válido: fueron como 72 horas. Me parece gravísimo que, habiendo pasado eso, todavía no encuentren un interlocutor en el cual la policía pueda canalizar sus reclamos. En ese momento todos criticamos la forma, pero creo que los reclamos son válidos porque les dieron un aumento de sueldo, pero a la vez bajaron la cantidad de horas CORES que son todos los extras que hacen.
-Después del robo del 1 de enero, ¿pueden ser que te hayan venido a la cabeza imágenes de lo que atravesaste hace una década atrás a la salida del Banco Río?
-La verdad es que lo único que pensé es: “Si me vas a disparar, dispárame bien”. Es horrible este pensamiento, pero es lo que pensé. La realidad es que yo sufrí muchísimo. La pérdida de un hijo no se supera, es algo con lo que uno convive. No hay un día que yo no me acuerde de Isidro. Obviamente cuando veo a un nene de 10 años, que es la edad que tendría hoy, se me viene mucho más a la cabeza. A nivel físico también la pasé mal. Después de un mes internada en Terapia Intensiva, no podía hablar y no podía caminar porque no me funcionaban las piernas. A veces trato de encontrar respuestas a lo que me pasó. Creo que poder trabajar para que a menos personas les suceda y, si les sucede, que tengan otras condiciones.
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