El crimen de la agente Ariana Micaela Romero fue particularmente cruel. Ocurrió de madrugada frente a un kiosco a mediados de agosto del año pasado, a tres cuadras de su casa en Quilmes Oeste. Tres motos, con al menos cinco tripulantes, la interceptaron con la clara intención de robarle. Se cree que la habrían reconocido, no por su nombre, sino por su profesión. “Es rati”, habría dicho uno de ellos. Ariana lo era: con 23 años, estaba destinada a la custodia de la Quinta de Olivos a cargo de la Policía Federal. Así, los delincuentes la balearon en el pecho tras arrebatarle sus celulares y huyeron. Fue trasladada en grave estado por un grupo de vecinos al Hospital El Cruce de Florencio Varela, donde ingresó inconsciente y falleció a los pocos minutos. La familia de Romero aseguró que los delincuentes eran del barrio, que todos se conocían, “desde chiquitos”.
La investigación del crimen fue llevada adelante por la fiscal Karina Gallo. Los detectives de la PFA se sintieron en pie de guerra, una sensación usual cuando matan a uno de los suyos. Mientras los memoriales con crespón negro circulaban por WhatsApp, cinco hombres fueron arrestados, uno de ellos cargaba en su contra un viejo pedido de captura por robo de 2019. Otro sospechoso capturado era menor de edad, 17 años.
Así, su parte en el crimen fue enviada a la UFI de Responsabilidad Juvenil N°1. Su nombre no era una sorpresa, su apodo tampoco: los históricos fiscales de Quilmes recordaban su larga lista de hechos previos, una adolescencia de pólvora, marcada por el estruendo del escape de una moto enduro. Lautaro Vega, alias “El Rata”, no era un motochorro común: tal vez su persistencia lo separaba del resto.
Por el crimen, Vega recibió la prisión domiciliaria. Su status como menor ante la ley no duraría demasiado: el 29 de diciembre, “El Rata” se convirtió en mayor de edad.
Hoy por la mañana, a las 6AM, prisión domiciliaria y todo, “El Rata” fue detenido otra vez.
La Policía Bonaerense lo arrestó en su domicilio de Florencio Varela tras una investigación de la fiscal Mariana Curra Zamaniego de la UFI N°6 de Quilmes, el mismo domicilio que había fijado para su prisión domiciliaria, acusado de robo a mano armada en grado de tentativa, según confirmaron fuentes del caso a Infobae. Fue una vecina de su barrio quien lo acusó, tras denunciarlo el domingo 24. El hecho había ocurrido la noche anterior. La víctima y su compañera salían de su trabajo en bicicleta por la calle Cuelli en Quilmes Oeste: dos hombres a bordo de una moto las interceptaron mientras esgrimían algo que parecía una pistola.
Así, según la denuncia, comienza un forcejeo: uno de los agresores le arranca parte de la remera a una de las víctimas tras golpearla en la cabeza, para llevarse una riñonera con un celular y un poco de efectivo. En el medio, hay un insólito momento, la compañera de la denunciante, la dueña de la riñonera, reconoce a Vega, otra vez del barrio. “Yo te conozco, a vos te dicen ‘Rata’, si no le devolvés las cosas te voy a denunciar”, le gritó.
Atemorizado, fuera de su manual usual, Vega, según la denuncia, arrojó la riñonera al piso y escapó junto a su cómplice en su moto.
Para “El Rata” las pruebas se acumulan en su contra en su primer fichaje como mayor de edad: fue reconocido en una rueda tras el arresto. Tendrá su chance de actualizar su imagen ante las autoridades. La que consta en el Registro Nacional de las Personas lo muestra como poco más que un niño.
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