El último miércoles, Alan Lautaro Bravo estaba exultante. Después de haber vendido su primer auto y de trabajar horas extra en el servicio de entrega de electrodomésticos durante más de un año y medio había logrado comprarse el auto de sus sueños: un Peugeot RCZ blanco usado, valuado en poco más de 20 mil dólares.
“Nunca dejes de soñar y de creer en tus sueños. Bienvenido”, escribió el joven de 20 años en su perfil de Facebook el jueves, junto a una foto de él apoyado en su nueva adquisición.
El sábado último por la noche, 48 horas después, Bravo recibió un disparo en el pecho en un todavía confuso hecho delictivo y perdió la vida tirado en la calle, al lado de su auto de los sueños que le habían querido robar y a pocos metros de su casa, donde se encontraban un amigo y su novia en la esquina de las calles Pedro Goyena y Las Heras, en el límite de La Tablada y Lomas del Mirador.
Minutos antes, el joven de 20 años se había marchado del dúplex que alquilaba hacia la casa de sus padres. Según advirtieron testigos, había dicho que iba a lo de su mamá a bañarse.
Según le afirmó a Infobae una persona muy cercana a la familia, Alan fue abordado por dos jóvenes que de inmediato le pidieron que entregara su teléfono celular, la billetera y las llaves del auto. El joven se apartó después de entregar todo, pero el delincuente que le había robado las pertenencias no sabía cómo se hacía para arrancar el vehículo.
Fue entonces cuando la historia entra en una nebulosa y en la incertidumbre: la familia asegura que Alan volvió a acercarse a la ventanilla del conductor, allí se produjo un forcejeo que duró varios segundos, hasta que se escuchó el ruido del disparo que impactó en su pecho y le provocaría la muerte a los pocos minutos.
“Alan tenía varios arañazos y rasguños en los brazos y la cara. Parece como si hubiera forcejeado o se hubiera estado peleando con alguien”, le dijo una fuente cercana a la familia a Infobae.
De inmediato, el amigo, la novia y otros vecinos acudieron a la calle, mientras los dos delincuentes salieron corriendo y dejaron las puertas abiertas del auto.
Un vecino que escuchó el disparo salió a la puerta de su casa, ubicada en la vereda de enfrente, y después de ver el auto con las puertas abiertas se encontró con Alan en el pasto de la vereda. Así, el hombre, junto al amigo de Alan que estaba en la casa, cargaron al joven y lo llevaron de inmediato al Hospital Ballestrini de Ciudad Evita. Alan llegó al centro de salud ya sin vida.
La conmoción del entorno del joven tanto en el velatorio como en las redes sociales era notable:
“Su mamá Susana y su padre ‘Pirulo’ (llamado Rubén) estaban devastados. Alan se había encaminado en una nueva vida. Era fanático de los autos desde muy chiquito y lo único que hacía era ahorrar para comprarse un nuevo auto. Se había unido mucho a su hermano mayor Gabriel, trabajaban juntos. Él lo había llevado por la buena vida”, le afirmó una persona del entorno del joven a Infobae.
Alan era 12 años menor que su hermano mayor, Gabriel. Ambos trabajaban juntos desde hacía tres años y ayudaban a su familia. Su madre es empleada doméstica y su padre se encuentra desempleado.
“Mi guerrero, mi ejemplo. Mi hermano mayor, papá, amigo, tío, abuelo. Todos los roles, siempre. No tengo las palabras ni los argumentos para agradecerte todo lo que hacés por mí, día a día. Cómo me retás, cómo me ayudás a crecer y a que cada día aprenda algo nuevo. A siempre elegir el lado de trabajar y no buscar la plata fácil, enseñarme los valores de la vida”, había escrito Alan hace dos años en Facebook en un posteo de dedicatoria a su hermano Gabriel.
El joven también había encontrado una referente en una madrina, de nombre Paola, con quien vivió durante un año, y quien trabaja en un destacamento de Morón de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.
Según la aseguraron fuentes cercanas a la investigación a este medio, solo dos delincuentes participaron en el delito. Aún no fueron identificados y se espera terminar de recoger el material audiovisual de las cámaras de seguridad de la zona para intentar dar con sus caras.
El fiscal de la UFI de Homicidios Dolosos de La Matanza, Gastón Duplaá, calificó la causa como homicidio criminis causa. Policía Científica de la Provincia de Buenos Aires tiene a su cargo el análisis de numerosas huellas dactilares que se encontraron tanto en el interior como en el exterior del vehículo que se intentó robar.
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