Los corderos convertidos en lobos habían empezado a aullarle tiempo atrás.
Había uno en particular, un joven broker de una prestigiosa inmobiliaria porteña que se había encontrado a través de amigos en común con Exequiel Mercado Zuliani, 34 años, un chico maravilla de las finanzas y el negocio bursátil. Le había ofrecido, básicamente, un contrato de mutuo, la clásica base de cualquier estafa en el mercado porteño del dinero: Exequiel, socio en diversas empresas como DMZ Group, con un historial como empleado en firmas del negocio de las inversiones, le ofrecía una renta a cambio de una inversión, hacer trabajar su dinero en “put options” y “call options”, compras y ventas de acciones en un juego veloz.
“Hay una lista de difusión donde mando las noticias más relevantes del minuto a minuto del mundo y local. A su vez doy recomendaciones de inversión, etcétera. ¿Te interesa que te agregue?”, le aseguró Mercado. No era un simple cuevero, un cambiacheques o un jugador de liga baja en el submundo del dólar. Hasta tenía un newsletter en formato PDF donde difundía “oportunidades”. Mercado jugaba a otro nivel.
Así, el broker se interesó, con un trato a mediados del año pasado que nunca fue bancarizado. Exequiel prefería recibir su dinero en efectivo, o a través de billeteras virtuales con cuentas que contenían su nombre, pero no una transferencia clásica. La compra de dólar bolsa con el juego de “rulos”, transformaciones cambiarias para generar ganancias, era otro de sus trucos.
El joven financista era meticuloso, al menos en sus comunicaciones por WhatsApp: le enviaba al broker planillas constantes y gráficos, ventas y rentas, tests de salud del mercado en su newsletter. El broker, eventualmente, vio dinero, hasta que dejó de verlo. Mercado Zuliani comenzó a esquivarlo, a dejar de pagar. El inversor no lo denunció penalmente. Ese dinero que habían invertido eran sus ahorros atravesados por el mercado del dólar blue, dinero que le costaría justificar ante un juzgado penal. “Hoy me debería entrar una buena suma de dinero pero hasta que no la tengo en la mano no te quiero asegurar nada. Yo te mantengo al tanto”, le dijo Zuliani a mediados de diciembre pasado.
Entonces, el broker prefirió otra vía: la de la intimidación. “Más te vale que escondas a tu mamá y a tu papá porque no le metes la mano en el bolsillo a nadie más”, le lanzó por WhatsApp a fin del año pasado: “¡No le metés la mano en el bolsillo a nadie más!”. Exequiel, poco después, dejó de contestar.
Mercado Zuliani se quebró a comienzos de esta semana, accedió a pagar, dos millones en ganancias que le debía al broker, todo a través de un intermediario. El broker esperaba cobrar su dinero literalmente hoy, 22 de enero. Ayer por la noche, decidió olfatear la situación, ante la chance de que el financista se desvaneciera otra vez, cansado de sus viejas excusas.
Así, lo llamó al contacto en común ayer por la noche: “Bancame”, le dijo el contacto, “que Exequiel se mató”.
En ese momento, en un departamento del exclusivo edificio La Porteña sobre la calle Martha Salotti al 400, uno de los desarrollos más costosos de Puerto Madero, la división Homicidios de la Policía de la Ciudad encontraba al financista ahorcado en el baño, su cuello en una cuerda. El caso quedaba en manos del fiscal Eduardo Rosende, Fiscalía N° 48. Todo apunta a un suicidio. Se espera el resultado de su autopsia: sus lesiones, indicó un médico legista, son compatibles con una asfixia por ahorcamiento. Se encontró una carta en el lugar en donde según información de Télam les pedía perdón a sus padres, hoy en Tierra del Fuego.
Sin embargo, antes de morir, no les pidió perdón a sus acreedores.
Hay testimonios cerca de Exequiel en manos de la Justicia que hablan de que se preparaba para liquidar deudas por “400 millones de pesos”, con graves problemas en La Rioja, donde había fijado domicilio en Chilecito. Sin embargo, en otro punto de Buenos Aires, una vieja conocida del financista se lamenta ante el hecho de que los muertos no liquidan sus deudas en negro.
Había sido su compañera en una firma inversora que Mercado Zuliani había fundado a comienzos de la década pasada. El financista la sorprendía: un chico joven con socios que lo doblaban en edad, en una firma que operaba para una poderosa empresa del negocio, que vivía con lujos, un domicilio en un departamento en la calle Juana Manso de Puerto Madero, su domicilio fiscal.
Volvió a su vida años después: a comienzos del año pasado, la convenció de aportar 40 mil dólares para invertir, le aseguró que trabajaba para un banco internacional, le habló del mecanismo del rulo. Al final, la ex compañera y su marido lo siguieron hasta un hotel también en Puerto Madero. Llegaron y ya se había ido. Mercado Zuliani lo abandonó con un rastro de cuentas impagas y bolsas de ropa de marca que quedaron en su habitación. Se formó una suerte de chat de víctimas cuando la mujer visibilizó su reclamo. Tampoco fue a la Justicia. Habría otras víctimas, personajes de la farándula, figuras de televisión que ante la consulta niegan conocer al financista hoy muerto.
Otros, en cambio, sí fueron a Tribunales.
Información del fuero comercial revela situaciones llamativas, años de litigios. Fue demandado por un empresario porteño en 2018 por cobro ejecutivo, en un expediente que llegó a manos del Juzgado N° 5 del fuero: el empresario, dedicado al rubro electrónico, le reclamó 580 mil pesos de deuda original y más de 170 mil pesos en intereses, con una orden para un embargo preventivo contra Mercado Zuliani en noviembre de ese año.
Se libraron oficios desde el juzgado a diversas entidades como JP Morgan, que certificó en 2019 que Mercado Zuliani no era cliente de la poderosa financiera.
No fue lo único. Tuvo otra demanda por cobro ejecutivo dos años antes, de otro empresario, más acaudalado. En julio de 2016, la jueza María José Gigy Traynor, subrogante del Juzgado N° 23, ordenó “llevar adelante esta ejecución contra Exequiel Alcides Mercado Zuliani hasta hacerse el acreedor íntegro pago del capital reclamado de pesos dos millones quinientos cuarenta y seis mil ($2.546.000.-) con más los intereses según la tasa activa que percibe el Banco de la Nación Argentina en sus operaciones de descuento de documentos a 30 días”. Su defensa respondió meses después con diversas nulidades.
Su abogado luego dijo desconocer totalmente la deuda invocada y negó haber firmado un pagaré. El abogado que patrocinó la demanda reclamó por los montos impagos al menos hasta agosto de 2020.
En el medio, otro jugador se presentó en el expediente: un reconocido hombre de la política planteó su derecho sobre el dinero con un recurso que fue concedido por la jueza, un reclamo de más de medio millón de pesos.
Le reclamaba, precisamente, por un Audi A4 modelo 2012.
El hombre de la política, cuentan fuentes cercanas al trato, lo había conocido en 2013, se reunió con él en su departamento de Puerto Madero luego de una presentación de un amigo en común. Tras la venta, Mercado Zulaini le dejó de contestar. Los papeles que marcaban al auto como libre de deudas eran falsos. El vehículo tenía deudas por multas en varias provincias, 60 mil pesos en Córdoba.
Así, el Audi terminó cuatro años en una cochera.
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