Ayer por la tarde, luego de pasar cuatro días prófuga, Iara Valeria Hintz decidió que ya era suficiente.
Había pasado sus últimos días en un lujoso hotel de Puerto Madero, fuera de su casa en Ramos Mejía. Una cédula que misteriosamente recibió por WhatsApp la alarmó lo suficiente como para irse y no volver. La recibió mientras salía de visitar a su hijo, preso en un penal platense tras pactar una condena de tres años por ocho casos de robo a mano armada. La cédula decía: “DETENCIÓN Y ALLANAMIENTO”. La allanada era ella: la DDI de La Matanza había irrumpido en su casa, sin poder encontrarla. No debería haberla recibido, algo que parece al menos irregular, sin embargo, dicen cerca de ella, la recibió. La UFI N°12 de Adrián Arribas y Diego Rulli la acusaba de ser la ideóloga de uno de los golpes más llamativos en los últimos tiempos: el doble robo a traición protagonizado por “La Rubia”, el alias de María Malena Claff, junto a su pareja, el veterano delincuente Eduardo Margulis.
Ocurrió el 25 de mayo pasado. Según la imputación en su contra, Claff y Margulis asaltaron y redujeron a una cosmetóloga en su instituto de belleza de Ramos Mejía. No buscaban su recaudación, luego de que Claff se hiciera pasar por una clienta durante semanas con un nombre falso. Tomaron las llaves de su casa, a siete cuadras de distancia, para ir a robarle a su marido, un empresario de la carne.
Efectivamente, Iara Hintz, apodada “La Brasilera” en la trama, nacida en Sao Paulo, Brasil, conocía al matarife y lo había ido a visitar ese día, tras pedirle que le cambiara cien dólares, un negocio al parecer frecuente entre los dos. Es decir, tenían una relación previa, “La Brasilera” y el hombre de la carne se conocían. En el medio, el resto del equipo criminal de “La Rubia” llegaba a la casa del empresario para desvalijarlo con un botín de 800 mil pesos, joyas y teléfonos. Con el tiempo, Claff y Margulis cayeron junto al resto de sus cómplices.
Entonces, ayer por la tarde, tras un diálogo con su abogado, el penalista Christian Saragusti, que había negociado el juicio abreviado de su hijo, defensor de detenidos de alto perfil como Camus Hacker, Iara se entregó en la Comisaría Comunal 10 de Floresta. Hasta se tomó una selfie con su abogado, minutos antes de la celda. Para Saragusti, es todo una coincidencia, el lugar equivocado en el momento equivocado.
“Son múltiples delitos que se le imputan en los hechos de la cosmetóloga y la casa del empresario, como robo en poblado y en banda, privación ilegítima de la libertad: está acusada de ser la cabeza de la banda. No estoy de acuerdo porque no hay escuchas que la liguen, no conoce a Claff y a Margulis, no hay nada que la involucre. Iara tuvo captura internacional, apenas habla español, es una mujer de buen pasar económico”, asegura Saragusti: “Fue todo una coincidencia. A veces, defender a una persona inocente es lo más difícil”.
El perfil comercial de Hintz es muy curioso. Dice ser decoradora de interiores para clientes acaudalados, posa en redes sociales con un Audi coupé que sería propiedad de su hijo preso. Sin embargo, no tiene deudas de tarjeta de créditos recientes, un empleo en blanco, un registro en la AFIP.
Mientras tanto, fuentes en la investigación piensan otra cosa:
“Lo que hay contra Hintz es que conocía la situación económica de las víctimas. Se asegura que esté la segunda víctima, el matarife. El robo comienza cuando le cambia los cien dólares. Y su línea telefónica registrada a su nombre, tiene fluidas comunicaciones con el resto de la banda, en especial con ‘La Rubia’, Malena Claff”, asegura un hombre clave en el expediente.
Su indagatoria, mientras tanto, se espera en las próximas 48 horas. Lo que diga o no será clave.
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