Aunque ya está preso acusado de abuso sexual a una empleada, Claudio Alberto Tinari sumó otra orden de detención en su contra: el juez de Garantías de Villa Gesell, David Leopoldo Mancinelli, concedió al fiscal Walter Mercuri un segundo pedido de prisión contra el empresario gastronómico de Pinamar por otros dos hechos.
Mercuri acusó a Tinari del delito de explotación laboral contra tres víctimas mayores y una menor de edad, agravado por el uso de la violencia, amenazas e intimidación. Y el de promoción de la prostitución de mayores, al ofrecerles a las trabajadores sexo con hombres en Cariló a cambio de dólares.
Para el fiscal, el empresario gastronómico que tenía la concesión del restaurante del balneario Botavara se aprovechó del estado de vulnerabilidad de las víctimas y las sometió a trabajar “incumpliendo lo que las leyes laborales y los convenios establecen”.
Según la investigación, Tinari tenía a sus trabajadores en situación irregular: la relación laboral no estaba registrada ante el Estado, pagaba sueldos por debajo de lo establecido, los hizo trabajar más horas de lo permitido y no abonó extras. De acuerdo al trabajo de Mercuri, Tinari no abonó el salario prometido en la mayoría de los casos, ni otorgó días de franco y no les permitía moverse en los ratos libres más allá del hotel y la casa donde los alojó al principio de la temporada “bajo intimidación o amenazas de sufrir daños o ser despedidos en caso de desobedecer la orden impartida”.
En el pedido de detención, Mercuri además indicó que tenía pruebas suficientes para comprobar que el empresario gastronómico “amenazó, intimidó y profirió frases humillantes y denigrantes a las víctimas” durante el horario laboral y fuera de este. Según el fiscal, Tinari tenía un único fin: sacar provecho económico de la explotación laboral.
El acusado, que está está detenido desde el 11 de enero por abuso sexual contra una empleada de 33 años, será indagado mañana por Mercuri. Tinari se negó a declarar cuando tuvo la oportunidad con el fiscal que investiga la violación, Juan Pablo Calderón, por lo que se especula con que haga uso del derecho de permanecer callado también en la causa de la explotación laboral y prostitución.
Sobre la promoción de prostitución de mayores, diversos testimonios del equipo aseguraron ante la Justicia que Tinari les ofrecía a las mujeres una suma de dinero por tener sexo con amigos suyos, y que lo hizo entre besos forzados, encierros en baños y presuntas escenas de acoso sexual que habrían sido una constante desde el comienzo de la temporada de verano.
Una de las víctimas cuyo testimonio colaboró al pedido de detención ubicó a Tinari en la playa. “Ahí, él nos dijo: ‘Les hago una pregunta pero que muera acá, no le digan a nadie’”. Y así le preguntó a su plantel si querían “ir a una fiesta en Cariló en la que él iba a ser nuestro manager y que si nos gustaba alguien y lo cogíamos, él nos daría cien dólares por cada persona con la que estuviéramos. Y si no nos gustaba, que no nos hagamos problema, que solo tendríamos que cogernos a tipos de alrededor de 40 más o menos, pero solo si queríamos, que él no nos iba a obligar”.
La denuncia por explotación laboral de una empleada provocó que otra lo denunciara a Tinari por abuso sexual. El hecho, según contó a la Justicia la víctima, ocurrió el 22 de diciembre en el hotel Trinidad, donde el empresario contrató cuatro habitaciones para sus empleados.
“Nos contrató a nosotros para trabajar, siempre les dice cosas a las mujeres y también las usaba a mis compañeras de trabajo, les conseguía droga para aprovecharse de ellas. Una vez yo estaba hablando con un mozo en la barra, y mi jefe pasó y me pasó el dedo por la cola, desde abajo hacia arriba, como marcando la costura del pantalón, yo me quedé dura y no supe reaccionar”. Y siguió: “Se obsesionó conmigo, decía que nadie se acercara a mí, les decía eso a los demás empleados en mi presencia, como que yo era de él y yo estaba prohibida para todos”.
Sobre el abuso contó que “ese día, el 22 de diciembre de 2020, tipo 21 horas, Claudio nos trajo en su auto. Cuando llegamos al hotel, yo subí a mi habitación y él se quedó afuera como para irse. Yo me estaba terminando de bañar y escucho que alguien entra a la habitación”.
“Estaba Claudio, me agarró del brazo izquierdo, se desabrochó el pantalón, estaba sin calzoncillos y me dijo ‘callate, no grites, no digas nada, así no se escucha nada, que va a ser rápido’, me sacó la toalla de un tirón, me empujó a la cama y se me subió encima, me tapo la boca, yo intenté defenderme, trataba de sacármelo de encima pero es mucho más grande y pesado que yo, y aparte le tenía miedo, tenía miedo que me lastimara, entonces me tapó la boca, y me penetró”, detalló la mujer.
Días después, según contó la denunciante en sede judicial, el hombre aplicó el cinismo: “En un momento que nos quedamos solos en el deck, en realidad él me llamó para hablar cosas de trabajo, hablar de precios y menúes, me dijo ‘¡al menos decime si te gustó o no te gusto!’, y yo me di vuelta y me fui”.
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