El golfista Ángel “Pato” Cabrera estuvo prófugo de la Justicia, oculto entre Estados Unidos y Brasil, durante 5 meses y 26 días. En ese tiempo hizo lo que se le antojó desde viajar en vuelos privados, jugar torneos de golf, realizarse cirugías y hasta llamar a sus víctimas para amenazarlas desde la clandestinidad. Fue atrapado ayer a la tarde por Interpol en Rio de Janeiro acusado en múltiples causas por violencia de género. En los próximos días será extraditado a Argentina y será alojado en un penal cordobés. Hoy, se conoce la historia de los últimos días antes de su arresto y el misterio de cómo ingresó a suelo brasileño.
“Si existiese un manual con todas las cosas que no hay que hacer cuando alguien está denunciado en la Justicia, Cabrera las hizo absolutamente todas. Evadió el arresto y entorpeció la causa todo el tiempo. No sería lógico que ahora pueda quedar en libertad cuando llegue al país. Va a quedar detenido a la espera del juicio oral y probablemente del resto de las causas que están en etapas anteriores”, indica a Infobae una fuente en los tribunales cordobeses vinculada a la gestión global de su captura.
Lo cierto es que el 20 de julio del 2020 cuando estaba a punto de fijarse la fecha en la que Cabrera iba a ser juzgado por hurto simple, lesiones leves calificadas, desobediencia y otros delitos contra su ex pareja Cecilia Torres Mana, tomó un avión privado y voló directamente desde Córdoba a Houston. También estuvo en Illinois y Miami.
La excusa que dieron sus abogados fue que tenía que jugar torneos de golf pero que iba a volver en cuanto terminara. Pero el ganador del Masters de Augusta se quedó casi hasta que le expiró la visa de turista. En el medio sus voceros decían en televisión que no podía volver porque no había vuelos, cosa que era falsa porque los viajes aéreos se habían reanudado hacía meses. Tanto jueces como fiscales lo tomaron como una burla.
“Lo que queda es esperar a que se le venza la visa y tenga que volver sí o sí”, decían días atrás a este medio los investigadores. “Como pesa sobre su cabeza una alerta roja de Interpol apenas pise un aeropuerto será detenido”, confiaban.
Misteriosamente no fue así.
El lunes 4 de enero, primer día hábil del año, llegó una comunicación oficial por parte de Interpol Brasil al despacho del fiscal Cristian Griffi, que lleva las causas contra el golfista, para avisarle que Cabrera había ingresado al país y que se encontraba, más precisamente, en Rio de Janeiro. Le especificaron que ya lo estaban rastreando para detenerlo y que había llegado en un vuelo privado el 31 de diciembre, minutos antes de la medianoche.
Al día de hoy nadie entiende cómo Cabrera pasó todos los controles migratorios norteamericanos y como salteó los de Brasil con una pedido de captura de Interpol. Las autoridades aeroportuarias brasileñas dieron una explicación que no convenció a nadie en Córdoba: “Nos dijeron que el 24 y el 31 como el flujo de pasajeros es tan grande las alertas de Interpol y los pedidos de captura se caen y luego se vuelven a reactivar”, asegura un investigador. Por lo menos, suena extraño, un virtual pase libre para los delincuentes del planeta.
Ya con esta información en conocimiento de la Justicia, tomó intervención en el asunto la fiscal de feria Bettina Croppi que pidió la intervención de los posibles teléfonos de Cabrera y de su familia, ya que se esperaba algún tipo de comunicación. El trámite lleva algunos días pero se vio interrumpido en la tarde de ayer cuando llegó la información de que Cabrera había sido atrapado.
La captura se realizó en el exclusivo barrio Leblón de Rio de Janeiro. Se trata de una zona de clase alta en el sur de la ciudad distinguida por sus casas de lujo y sus playas paradisiacas. La sospecha es que la idea de Cabrera era permanecer oculto en ese lugar hasta que sus abogados pudieran resolver algún tipo de eximición de prisión.
En las próximas horas comenzarán una serie de trámites para que Cabrera sea expulsado de Brasil y recibido en Córdoba. Los pasos a seguir incluyen comunicaciones y exhortos entre la cancillería argentina y la brasileña y el consulado en aquel país. Hay un tratado del Mercosur donde se especifican los requisitos necesarios para este tipo de situaciones que incluye un oficio traducido al portugués, la resolución correspondiente, la orden de prisión preventiva, etcétera.
Los cálculos que hacen en los tribunales cordobeses indican que Cabrera debería ser recibido por una delegación de la PFA en el país en los próximos 7 a 10 días. De ahí será trasladado, luego de los trámites de rigor, al penal de Bouwer, un complejo carcelario ubicado a 20 kilómetros al sur de Córdoba capital.
Ya en el país, comenzará para el golfista un largo derrotero judicial que dará su inicio cuando se fije una fecha para el juicio oral por las causas de su ex pareja Torres Mana al mismo tiempo que siguen desarrollándose las otras causas de violencia de género que tiene con otras dos ex parejas: Silvia Rivadero y Micaela Escudero.
Antes de ser detenido, cuando todavía estaba prófugo en Estados Unidos, según fuentes judiciales, Cabrera supuestamente llamó a una de sus ex parejas para amenazarla. Le habría dicho: “Si quiero me tomo un avión y te mato porque yo me cago en los jueces”.
Seguramente cambie de actitud en los próximos meses cuando deba recorrer las oficinas de fiscales, magistrados y tribunales orales con un par de esposas entre sus manos en vez de un putter en el green.
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