La situación en la Justicia para Claudio Alberto Tinari, el empresario gastronómico detenido acusado por una de sus empleadas de violarla en un hotel en Pinamar, es cada más complicada. En las últimas horas, el fiscal Walter Mercuri, quien lleva la otra acusación en su contra por trata, tanto laboral como sexual, ordenó su segunda detención.
Según la resolución a la que tuvo acceso Infobae, Mercuri, fiscal especializado en trata, lo acusa por dos hechos: el primero lo calificó como promoción de la prostitución de mayores. Y el segundo como explotación laboral agravada por haber sido cometida mediante violencia e intimidación aprovechándose de la vulnerabilidad de las víctimas, entra ellas una menor de edad.
Es que Tinari tenía a todo su staff de chicos y chicas en negro y muchos vivían en una casa que alquilaba en la calle Llao Llao. Allí, los mantenía encerrados, sin permitirles salir, en un clima denigrante de gritos e insultos, hasta que uno de ellos lo grabó en secreto y ese audio llegó a la Justicia como parte de la denuncia en su contra.
Así el fiscal Mercuri entendió, luego de reunir una serie de testimonios, que desde el 6 de diciembre hasta el 11 de enero, el día que fue detenido, “recibió y acogió en el hotel a más de tres personas, una de ellas menor de edad, con fines de explotación laboral pagando sueldos por debajo del convenio colectivo de trabajo y además impidiéndole la libre movilidad de sus víctimas y de prohibirles mantener una vida social fuera del horario laboral, bajo amenazas de agredirlos o de despedirlos en caso que desobedecieran”.
Luego, detalla las agresiones verbales, denigrantes e intimidatorias que Tinari impartía hacía sus empleados en el horario laboral y fuera de él. “Todo ello para obtener un beneficio económico con la explotación laboral de sus víctimas”, aclaró en la resolución.
Sobre la promoción de prostitución de mayores, diversos testimonios de su staff aseguraron que les ofrecía a las mujeres una suma de dinero por tener sexo con amigos suyos, entre besos forzados, encierros en baños y presuntas escenas de acoso sexual constante.
Uno de esos testimonios que terminó en su pedido de detención llegó esta misma mañana a la Justicia. Infobae accedió al relato completo: la testigo comenzó su relato con una escena de playa.” Ahí, él nos dijo: ‘Les hago una pregunta pero que muera acá, no le digan a nadie’”.
Así, les preguntó a su plantel si querían “ir a una fiesta en Cariló en la que él iba a ser nuestro manager y que si nos gustaba alguien y lo cogíamos, él nos daría cien dólares por cada persona con la que estuviéramos. Y si no nos gustaba, que no nos hagamos problema, que solo tendríamos que cogernos a tipos de alrededor de 40 más o menos, pero solo si queríamos, que él no nos iba a obligar”.
Por otro lado, Tinari ya se encuentra en un calabozo de la Comisaría 5° del Partido de la Costa, tras ser denunciado por una de sus empleadas de abusar sexualmente de ella. Causa que instruye el fiscal Juan Pablo Calderón, quien le imputó el delito de abuso sexual con acceso carnal.
La denunciante, en su declaración, relató el infierno que le hizo vivir Tinari: “Nos contrató a nosotros para trabajar, siempre les dice cosas a las mujeres y también las usaba a mis compañeras de trabajo, les conseguía droga para aprovecharse de ellas. Una vez yo estaba hablando con un mozo en la barra, y mi jefe pasó y me pasó el dedo por la cola, desde abajo hacia arriba, como marcando la costura del pantalón, yo me quedé dura y no supe reaccionar”.
Y siguió: “Se obsesionó conmigo, decía que nadie se acercara a mí, les decía eso a los demás empleados en mi presencia, como que yo era de él y yo estaba prohibida para todos”.
Luego, contó: “Ese día, el 22 de diciembre de 2020, tipo 21 horas, Claudio nos trajo en su auto. Cuando llegamos al hotel, yo subí a mi habitación y él se quedó afuera como para irse. Yo me estaba terminando de bañar y escucho que alguien entra a la habitación”.
“Estaba Claudio, me agarró del brazo izquierdo, se desabrochó el pantalón, estaba sin calzoncillos y me dijo ‘callate, no grites, no digas nada, así no se escucha nada, que va a ser rápido’, me sacó la toalla de un tirón, me empujó a la cama y se me subió encima, me tapo la boca, yo intenté defenderme, trataba de sacármelo de encima pero es mucho más grande y pesado que yo, y aparte le tenía miedo, tenía miedo que me lastimara, entonces me tapó la boca, y me penetró”, detalló la mujer.
Días después, según contó la mujer en sede judicial, el hombre aplicó el cinismo: “En un momento que nos quedamos solos en el deck, en realidad él me llamó para hablar cosas de trabajo, hablar de precios y menúes, me dijo ‘¡al menos decime si te gustó o no te gusto!’, y yo me di vuelta y me fui”.
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