Este domingo al mediodía, durante una jornada de altas temperaturas en Santiago del Estero, efectivos de Gendarmería encontraron más de 200 loros habladores chaqueños dentro del baúl de un auto que viajaba a la provincia de Santa Fe, un claro acto de crueldad que es el signo del tráfico ilegal de fauna en Argentina.
El increíble hallazgo ocurrió durante un operativo de tránsito en la Ruta Nacional N° 34, a la altura del kilómetro 492, donde el personal de la Sección Seguridad Vial “Pinto”, dependientes del Escuadrón 59 de Gendarmería detuvo a un Renault Fluence color bordó que en primer lugar intentó evadir el puesto de control para evitar ser inspeccionados.
Cuando los gendarmes se acercaron hasta el vehículo para solicitar los documentos de los ocupantes, llamó la atención de los efectivos que el conductor y su acompañante mantenían alto el volumen del equipo de audio, en lo que, sospechaban, se trataba de una maniobra para evitar ser descubiertos ante el sonido de su carga.
Los ocupantes del vehículo manifestaron que viajaban desde la localidad de Pampa de los Guanacos, al noreste de la provincia, hacia la ciudad de San Lorenzo, al sur de Santa Fe. Ante la sospecha de que estarían ocultando un delito, los gendarmes profundizaron la inspección y, al abrir el baúl, se encontraron con 216 ejemplares de la especie amazona aestiva, un tipo de ave que habita en las selvas en el Centro de Bolivia y Brasil, y partes del norte de Paraguay y Argentina. Aunque es común históricamente en el tráfico de fauna ilegal que suele verse en tiendas de mascotas o en ferias, el loro hablador puede ser vendido a más de 60 mil de manera legal según publicaciones en sitios web, con diversos criaderos a lo largo del país.
Entre los especímenes encontrados en el baúl, muchos de ellos eran apenas pichones con su plumaje escasamente desarrollado
La fiscalía de turno de la localidad de Añatuya, a cargo de la fiscal Cecilia Rimini, inició actuaciones en una causa por infracción a la Ley 4.802 de Conservación de la Fauna Silvestre y dispuso el secuestro de las aves, que fueron entregadas al personal de Fauna y Bosques provincial en el destacamento forestal de Ojo de Agua.
Los dos hombres que viajaban en el vehículo, en tanto, quedaron en libertad pero todavía involucrados en la investigación.
En la Argentina, donde las aves representan la mitad del total de tráfico de fauna, de acuerdo un informe de la Dirección de Fauna Silvestre de 2016, capturar y vender un pájaro autóctono es un delito federal penado por la Ley de Fauna, la número 22.421, con un máximo de dos años de cárcel.
Las crueles condiciones en las que viajaban los pájaros en el auto inspeccionado, por otra parte, no se tratan de un caso aislado: en los últimos años, fueron recurrentes los operativos en los que se encontraron a animales, sobre todo aves, viajando largos trayectos a oscuras y apiñadas de a decenas en jaulas, escondidas dentro de baúles, usualmente sin comida ni agua.
En ese contexto, muchas aves mueren en el camino: fuentes policiales estimaron un promedio de hasta un 40% de animales muertos dentro de un mismo envío. El destino suelen ser coleccionistas que en algunos casos pagan fortunas para conseguir ejemplares de especies autóctonas, exóticas y en peligro de extinción -como es el caso del cardenal amarillo- nacidas en cautiverio o en libertad.
También se investiga el tráfico de otras especies. El 30 de diciembre pasado, en la periferia de la ciudad de Balcarce el personal de la Unidad Operativa Federal Mar del Plata allanó, por orden del juez federal Santiago Inchausti, un campo ubicado 40 kilómetros adentro sobre la Ruta Nacional 226 donde Roberto Florez, un jubilado de 67 años, tenía más de 300 ejemplares de animales silvestres vivos y en cautiverio, entre mamíferos y aves silvestres, además de varias armas de fuego y 27 trofeos de caza, junto a cueros, taxidermias y cornamentas de ciervo.
Los efectivos relevaron en total un tigre, 14 ciervos colorados, 12 antílopes, 6 ciervos axis, 57 ciervos dama -48 adultos y nueve crías-, un guanaco, 10 pumas -8 adultos y 2 crías-, 20 pavos reales, un gato montés, una llama, un búfalo, 150 muflones, 2 ñandúes, 9 jabalíes y varias especies de aves: una perdiz colorada, un loro hablador, un cardenal amarillo, una reina mora, un naranjero, un jilguero español y uno amarillo, 3 corbatas comunes, un mirlo moñudo, 2 estorninos comunes y 2 cardenales copete rojo.
Florez, que está registrado en la AFIP en el rubro de la cría de ganado y se limitó a definirse como un simple “cuidador” de animales, no fue detenido. Fuentes judiciales del fuero federal confirmaron a Infobae que igualmente fue imputado por la infracción al artículo 27 de la Ley 22.241 y tenencia de armas sin autorización.
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