Apenas habían pasado unos minutos de las 17 cuando agentes de la DDI de La Plata llegaron a la casa que Carolina Píparo comparte junto a sus hijos y a su esposo Juan Ignacio Buzali en el country Gran Bell de City Bell. Los efectivos llevaban consigo una orden de detención firmada por la jueza Marcela Garmendia acusando formalmente al marido de la diputada de tentativa de homicidio. Buzali fue detenido en el momento y trasladado a la sede de la departamental de investigaciones. El escrito de la jueza, al que accedió Infobae, contiene duros términos en cuanto al accionar del hombre esa noche del 1 de enero.
La jueza Garmendia comienza detallando la secuencia de persecución del Fiat 500 al grupo de motos: “En ocasión de encontrarse en una persecución que emprendió con la finalidad de detener a los posibles autores de un delito de robo del que previamente habían resultado víctimas, sin importar las consecuencias de su accionar y con claro desprecio por la vida ajena y debiendo representarse el resultado muerte, embistió con el frente de su vehículo la moto conducida por Luis Lavalle”.
Luego de especificar el hecho, la magistrada hace especial hincapié en los momentos posteriores donde el auto de Buzali y Piparo se va de la escena sin asistir a las víctimas: “El motovehículo quedó enganchado debajo del sector delantero del auto y sin importar esa circunstancia, su conductor emprendió la fuga del lugar arrastrando el rodado mientras este sacaba chispas por el roce con el asfalto, particularidad que no podía pasar inadvertida por los ocupantes del automóvil”.
En cuanto a las pruebas tomadas en cuenta por la justicia aparecen 11 declaraciones testimoniales de vecinos que vieron lo ocurrido, otros que presenciaron la huida con la moto debajo del auto, de las víctimas y de quienes iban con ellos.
Uno de los testimonios destacados es el de Lavalle, quien manejaba la moto: “La victima expuso que la maniobra del Fiat 500 podría haber sido evitada, ya que poseía espacio suficiente para evitar el impacto y pasar por el costado”.
Otro de los motociclistas que estaban presentes esa noche declaró con respecto a la huida y la jueza Garmendia lo incluyó en su escrito: “L.A.L. expresa que luego de unas cinco cuadras, del automóvil se desprende la moto continuando su huida, previo a haber colisionado con autos que se encontraban estacionados. Por otra parte, expresa que durante el seguimiento que hicieron del auto logró observar la patente por lo que mandó un audio de WhatsApp a una amiga mencionando la misma”.
En cuanto a las pericias, la orden de detención destaca el informe técnico-mecánico donde se señala que el auto presenta “un impacto en la parte frontal con sentido de adelante hacia atrás en el sector medio del paragolpes delantero”. Mientras que con respecto a la moto asegura que “en la parte posterior se observa impacto con sentido de atrás hacia adelante en neumático trasero”. Estas pericias coinciden claramente con lo reconstruido en el expediente donde se señala que Buzali impactó de lleno a la moto por detrás.
A estas pruebas consideradas por la jueza se le suman las cámaras de seguridad, municipales y privadas. Las secuencias son de las calles 21, entre 39 y 40 donde se ve la persecución. Otra que el auto circula por 21 y dobla hacia 37 y se observan destellos debajo del auto y una última donde se visualiza al Fiat por 37 doblando en calle 22 donde logra desprender la moto que llevaba debajo.
Por último, Garmendia especifica la calificación legal y vuelve a referirse al hecho en duros términos: “Por lo descripto corresponde calificar los hechos, en principio, como delito de homicidio en grado de tentativa por el articulo 42 y 79 del código penal. Tanto los testigos oculares del hecho como también la prueba pericial agregada demuestran el desprecio de la vida ajena y la representación del resultado muerte en la conducta asumida antes, durante y después del hecho por el conductor del Fiat 500”.
El escrito aclara la distancia en cuanto a tiempo y espacio entre el robo sufrido por Píparo y la embestida: “Buzali junto a su esposa habrían sido víctimas de un robo ocurrido una hora antes aproximadamente de este hecho y a varias cuadras”.
Ya sobre el final se refiere en severos términos a la actitud del detenido en la parte previa al impacto pero sobre todo a lo que pasó después y al hecho de no asistir a las víctimas: “Buzali tomó la decisión indiscutible de perseguir a gran velocidad y por varios metros a los motociclistas que se encontraban en franca desprotección frente al auto y cuando los tuvo a su alcance, pudiendo realizar otra maniobra los embistió sorpresivamente. Lejos de detenerse, llamar a la policía y preocuparse por los jóvenes a los que atropelló, huyó del lugar a gran velocidad arrastrando consigo la moto no mostrando interés alguno por si alguien podría haber quedado atrapado debajo del vehículo”.
Por último, la jueza Garmendia parece referirse directamente al argumento que expresó Carolina Píparo de que temían por sus vidas: “El conductor no puede basar su accionar en un supuesto riesgo de vida, ya que en ningún momento las motos rodearon el auto sino que, de acuerdo al cúmulo de pruebas, ellos siempre estuvieron delante del mismo”.
Buzali será indagado mañana por la fiscal del caso, María Eugenia Di Lorenzo.
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