Indignante: delincuentes torturaron a una mujer de 93 años y la dejaron en grave estado

Ocurrió en Bernal dentro de la fábrica de la que la víctima es dueña. La golpearon en todo el cuerpo, la asfixiaron, la ataron con cables y hasta amenazaron con amputarle los dedos. El episodio quedó registrado por las cámaras de seguridad del lugar

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Así fue el ataque y robo a la jubilada en Bernal

Golpes en la nuca, en la cabeza, en el abdomen, en las piernas que le dejaron hematomas visibles. Luego, intentaron asfixiarla con guantes, la arrastraron por el piso, la ataron con cables y hasta amenazaron con amputarle los dedos.

Este es el salvaje resumen de las torturas a las que fue sometida Sara, una mujer de 93 años de la localidad bonaerense de Bernal, durante un asalto ocurrido dentro de la fábrica de la que es dueña y que se ubica en el mismo predio en el que está su casa. Debido a la violencia del ataque, la víctima permanece internada en grave estado y según dijo Alejandro, su hijo, “pelea por su vida”.

Todo ocurrió el pasado 2 de enero en horas de la madrugada en la calle Cerrito al 700, entre Dardo Rocha y Falucho. De acuerdo con lo que pudieron reconstruir los familiares, al menos dos delincuentes sorprendieron a la mujer mientras dormía y a punta de golpes y amenazas comenzaron a preguntarle dónde estaban los dólares que supuestamente tenía. La torturaron durante más de una hora al ver que Sara no les daba lo que estaban buscando por el simple hecho de que ni en su vivienda ni en la fábrica había dinero. Por lo menos no el que ellos creían. Pero eso no fue suficiente y los ladrones, que ingresaron a la casa por un ventiluz, continuaron el barbarie.

“Esta saña no se ve ni en las películas de terror”, dijo Alejandro en diálogo con TN, quien además reveló que los delincuentes apenas se llevaron “pocos pesos y unas chucherías de oro”. Primero revolvieron todo en la vivienda de la mujer y al ver la fábrica ubicada a pocos metros arrastraron a Sara: se trata de una pequeña empresa familiar, en la que elaboran el tejido para las bolsas de cebolla.

Una vez adentro, en medio de las máquinas, tomaron a la víctima del cuello y la movieron por todo el lugar. En un momento, incluso, amenazaron con matar al perro de la propietaria y dos loros que tiene hace más de 30 años. Estaban dispuestos a todo y por poco la matan.

A los ladrones les llamó la atención que dentro de la fábrica había dos viejas cajas fuertes. Pensaron que allí estaba el dinero pero al ver que sólo había herramientas y antigüedades, el estado de ira fue creciendo y agredieron aún más a la mujer de 93 años. “La ataron con cables, le pusieron una manta y la amenazaban con que la prendían fuego. Le pegaron patadas, ella se orinó encima y luego la arrastraron de vuelta por el orín y le seguían pegando”, detalló Alejandro. “La caja fuerte que tenemos es de la fábrica y no tiene plata, sino herramientas, una cámara vieja de mi papá, que era coleccionista. No se llevaron nada porque no había”, agregó.

“Al final, cuando ella les dijo que hicieran lo que quisieran porque no tenía más nada, le dijeron que iban a amputarle tres dedos”, recordó el hijo, quien en medio de lágrimas, resaltó que además de ser su madre, Sara “es una compañera dentro de la empresa”. De hecho, según dijo, la mujer es la encargada de liquidar los sueldos de los empleados y es la que administra algunos aspectos de la fábrica. Pese a su edad se muestra muy activa y desde hace 55 años es muy conocida en el barrio.

Luego de que pasó más de una hora y se acercaba la hora de ingreso de los trabajadores, Sara les pidió a los delincuentes que cuando llegaran no les hiciera nada. Este dato, al parecer, los tomó por sorpresa y finalmente decidieron escapar. La dueña de la empresa, mientras tanto, quedó seriamente herida y luego fue trasladada a un hospital de la zona donde aún pelea por su vida. “Mi mamá les dijo que le hicieran lo que quisieran pero que no lastimaran a los chicos que iban a entrar a trabajar”, agregó.

“Está con una bigotera de oxígeno, ayer pasó una noche muy mala. Yo no quiero saber más nada, quiero cerrar la fábrica. Esto no vale la vida de mi mamá. Estoy destrozado. Mi vieja es mi compañera, ella hacía todo, pagaba los sueldos, es muy generosa”, sostuvo Alejandro , angustiado. “Tengo ira, rabia, dolor. Quiero que los metan presos, ellos no tienen madres, son hijos de lacras”, dijo.

El hecho es investigado por la fiscal Karina Gallo, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción (UFI) 4 del Departamento Judicial Quilmes, quien dispuso una serie de medidas para dar con los autores. Por lo pronto, fuentes con acceso al expediente indicaron que la causa fue calificada como robo agravado.

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