Barra de Boca y sicario de una poderosa mafia china: la historia de Roberto, hijo del capo Richard Laluz

Roberto Rinaldi Ferreiro fue arrestado ayer tras una investigación del fiscal Alejandro Musso en donde también se vio implicado su hermano Daniel por cuatro violentos hechos ocurridos este año. Quién es “El Viejo Qiu”, su misterioso jefe muerto por coronavirus

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Roberto Rinaldi Ferreiro se había creado a sí mismo entre la sangre y la memoria. En Facebook lloraba a su padre, Richard Laluz Fernández, “El Uruguayo”, uno de los capos más temidos de la historia de La 12 con un pequeño santuario, un post de una foto del capo tiempo antes de su muerte en 2019, confinado a una cama de hospital tras recibir un tiro en la espalda. En Instagram, Rinaldi exhibía otra cosa: su pertenencia viva al ‘paravalancha’. Hay una foto curiosa de 2017 en sus redes que lo muestra junto a Mauro Martín, heredero del poder en La Bombonera, largo enemigo de Rafa Di Zeo, enemigo también de su padre. Roberto, de 34 años, no llevaba el apellido de Laluz, pero ciertamente era su hijo, nacido en Uruguay también. Su vida en la barra era evidente: viajes a Japón en 2007, selfies de cancha.

Pero, finalmente, a Roberto lo capturó otra vida.

Una cámara de un supermercado chino lo había mostrado en chomba y bermudas, enfurecido, mientras cargaba con una pistola contra un cajero de un comercio. La DDI de Avellaneda-Lanús lo arrestó ayer en su casa de Dock Sud tras una investigación del fiscal Alejandro Musso. El delito: ser un presunto pistolero de la mafia china en al menos cuatro hechos de extorsión; abuso de armas y tentativa de homicidio por encargo; apretar a comerciantes asiáticos de la zona norte del Gran Buenos Aires por pagos de 30 mil dólares a cambio de no morir.

Roberto junto a Mauro Martín en la cancha: foto posteada por él mismo en su perfil de Instagram
Roberto junto a Mauro Martín en la cancha: foto posteada por él mismo en su perfil de Instagram

“El Viejo Qiu” era su supuesto jefe máximo, un ciudadano asiático de 81 años con varios domicilios registrados en la zona de Tigre y operaciones bancarias a su nombre: murió semanas atrás tras contraer coronavirus. Una mujer de 45 años, Dong Xiang, alias “María”, fue arrestada como la autora de las típicas amenazas escritas que los mafiosos chinos entregan a sus víctimas y que eran la herramienta de recaudación de la banda. Su marido, Shu Mei Yao, fue arrestado junto a ella. Se intentó trenzar a golpes con la Policía Bonaerense mientras encontraban su nueva pistola 9 milímetros.

La mafia para la cual trabajan es misteriosa, pero no un misterio. Víctimas e imputados se niegan a describir su estructura y su nombre. “Se hacen los boludos”, dice un investigador clave. La organización no opera solo en Zona Norte: avanza en Capital en comercios de grandes dimensiones a la sombra o al costado de tríadas históricamente mucho más poderosas. Roberto, según las imputaciones en su contra, fue un presunto soldado en una guerra.

Roberto tras su arresto
Roberto tras su arresto

Cuatro hechos se le imputan. En el primero, ocurrido el 21 de enero de este año, supuestamente le disparó a un supermercadista de Munro tras amenazarlo. Ese supermercado habría estado controlado por otra organización. El supermercadista resultó herido: sus lesiones fueron calificadas como graves.

Tres días después, Roberto fue ligado a otro hecho, un caso en la zona de San Fernando, otro intento de asesinato, un supermercadista que salvó su vida de milagro. Poco menos de un mes después, otro ataque en Virreyes, sobre la calle Avellaneda, otro ciudadano chino, baleado también. Una semana más tarde, otro ataque más, una entrega de una nota esta vez.

Roberto, por su parte, no es el único barrabrava imputado por Musso. Hay otro hombre, parrillero en la cancha de Boca, llamado Marcio Sosa, “El Rengo”, alto y flaco: hay fotos que los muestran juntos. Y luego está su hermano, Daniel, que lleva el apellido Laluz.

Roberto y su hermano Daniel, también imputado en la causa
Roberto y su hermano Daniel, también imputado en la causa

La mafia china local, hermética, misteriosa, con sus jefes casi invisibles y sus chats en WeChat -la versión china de WhatsApp- y en el dialecto de Fujian, la provincia de donde viene el alto porcentaje de la inmigración china en Argentina, no se ensucia las manos con sangre tras las viejas guerras de la década pasada. Chino ya no le dispara a chino.

Quienes trabajaron para la mafia coinciden: “Con los chinos no se jode”.

Y entre todo este caos, aparecen los barrabravas, mezclados con el resto de la fauna del delito absorbida por los chinos. No tienen un lugar de privilegio en la estructura, al menos no hasta ahora. Realizan las mismas tareas bestiales que años atrás llevaban a cabo pistoleros a bordo de motos: ir a dispararle al que no paga.

Daniel, por su parte, fue detenido a mediados de este año por Musso, acusado también de ser el pistolero en una serie de hechos. Fue Daniel la pista que llevó a Roberto: cotejaron su legajo, le encontraron causas en trámite en Capital y Avellaneda por amenazas y lesiones graves, con una averiguación de paradero activa. Las redes sociales y las comparaciones de cámaras realizadas por el equipo de la fiscalía hicieron el resto.

Hay también otro detalle: un buzo magenta, de estampado chillón. Una filmación recuperada del teléfono de Daniel lo muestra en su asiento delantero en el día de un ataque. Ese buzo fue vestido también por Ricardo en otro golpe.

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