Familiares, amigos y vecinos de Débora Agosti y su hijo Isaac, el nene de 5 años que murió tras ser atropellado la semana pasada en el barrio porteño de Flores, se reunieron en la esquina donde ocurrió el accidente para exigir justicia, reclamar la instalación de nuevos semáforos y pedir la detención Ricardo Emanuel Papadopulos, el acusado que sigue prófugo.
Tal como se había anunciado en la convocatoria, la manifestación comenzó a las 19 en la avenida Directorio y San Pedrito. Allí, Débora e Isaac fueron embestidos la noche del jueves pasado por un auto Volkswagen Golf GTI que circulaba a alta velocidad y cuyo conductor luego se dio a la fuga.
Después de ser arrollado, el chico, aún con vida, fue trasladado al hospital Piñero aunque horas más tarde falleció a causa de la gravedad de las heridas. Su madre, en tanto, permanece internada en el mismo centro de salud recuperándose de fracturas varias.
En medio del dolor, Lola, hermana de Isaac, contó que aún no pudo hacer el duelo y que su madre “está mal y todavía no termina de asimilar lo que pasó”. “Ayer mi mamá tuvo una recaída. Hoy se puso un poco contenta porque vino mi hermana que estaba de Israel. Esperemos que siga bien y que le siga poniendo pila”, dijo.
Al lado de ella estaba Viviam Perrone, que a través de la organización Madres del Dolor impulsó la manifestación en la que se observaron muchos carteles con fotos de Isaac y Débora, como también algunos en los que vecinos pedían por semáforos peatonales con contador.
También estuvieron presentes los abogados de la familia de Agosti, David Berstein y Gabriel Becker. Este último dijo a TN que en las últimas horas declaró un testigo que aseguró que el vehículo que arrolló al menor “venía circulando por el carril del medio y que cuando ve que el semáforo estaba en rojo, busca un hueco para pasar. El auto nunca pisó el freno, pasa por detrás del camión que cruza y se encuentra con la víctima. Estamos indignados”.
El letrado agregó que creen que Ricardo Papadopulos “está en el país”, por lo que hicieron “un llamado solidario para que se entregue”.
Ricardo Papadopulos, de 21 años, está sospechado de ser el conductor del Volskwagen Golf. Un video lo registró a bordo del auto minutos después del accidente, en un estacionamiento de la localidad de Ramos Mejía.
Con el correr de los días, se supo que el joven no tiene licencia para conducir. De acuerdo al reporte de la Agencia Nacional de Seguridad Vial (ANSV), en enero de 2018 presentó un estudio psicodiagnóstico de una entidad privada que determina no tener signos psicopatológicos de relevancia por lo que “el área psicológica, evaluando el estudio presentado y los indicios encontrados originalmente, define otorgar la licencia por solo 1 año con control”.
Pero tras superar las siguientes etapas psicofísicas, el joven no se presentó a rendir el examen teórico y nunca obtuvo la licencia para conducir en la Ciudad de Buenos Aires. Este miércoles, la Justicia dispuso su captura internacional en carácter de urgencia.
Por el caso está detenido el padre del sospechoso, Rubén Ariel Papadopulos, quien se entregó en la comisaria de Flores, acompañado por su abogado.
Ante la Justicia, el padre declaró que perdió contacto con su hijo tras el hecho: “Yo no estaba en ese auto. Yo me encontraba en mi casa cuando me llamó mi hijo para decirme que tuvo un accidente. Estaba nervioso, asustado y llorando. No le entendí bien porque la comunicación se cortó y no me pude volver a comunicar. Ese fue el último contacto que tuve”, dijo ante el fiscal Augusto Troncoso.
El hombre explicó que al enterarse de la noticia entró en pánico: “Recibí otros llamados de familiares porque en la comunidad (gitana) las noticias corren rápido. Me asusté mucho. Salí de mi casa y fui para lo de un familiar por eso no me encontraron cuando me fueron a buscar. Me quedé ahí el resto del tiempo”.
El Juzgado N° 62 y la fiscalía de Augusto Troncoso sospechan que la entrega de Papadopulos padre pudo ser parte de una estrategia para ganar tiempo y que su hijo escape. La justicia cree que el joven está en alguna provincia del interior del país refugiado con una comunidad gitana.
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