El sábado 13 por la tarde, una llamada entró al servicio de emergencias 911 del Centro Estratégico de Operaciones (CEO) de Mendoza. Un hombre de la localidad de Gutiérrez en el departamento de Maipú aseguró que escuchaba gritos de auxilio en la casa de sus vecinos, Pablo Arancibia (33) y Micaela Méndez (27), la pareja que días después sería detenida y acusada por el femicidio de la adolescente Florencia Romano.
En la llamada, el vecino denuncia que hay un caso de violencia de género en un domicilio ubicado en el pasaje Berra y Padre Vázquez. El hombre incluso le brinda la numeración del lugar. Pero pese a ello, quien atiende dice no encuentra la calle, que no figura en sus datos. El denunciante entonces le responde que se puede visualizar en Google Maps, lo cual es efectivamente cierto.
Por el horario de la comunicación, los investigadores suponen que quien pedía ayuda era la chica de 14 años mientras era asesinada. La alerta, sin embargo, fue desestimada por Soledad Herrera, la operadora del CEO que cortó la llamada abruptamente y no dio aviso para movilizar a policías. El crimen, calcula la Justicia, podría haberse evitado.
Cuatro días más tarde, el cadáver de Florencia, de apenas 14 años, era encontrado en Maipú por el personal de la Policía Científica y de la Unidad Fiscal de Homicidios, envuelto en mantas y parcialmente calcinado, marcado por golpes, con un pronunciado corte en el cuello.
Hoy, Herrera no solo se encuentra suspendida por sus jefes, con un sumario administrativo en su contra: en una causa paralela, el fiscal Jorge Calle comienza a investigarla por el delito de abandono de persona y podrá imputarla si reúne los elementos jurídicos y probatorios necesarios, adelantaron fuentes del expediente a Infobae.
Mientras tanto, Pablo Arancibia, carnicero de oficio, continúa detenido. En su cuerpo se encontraron cerca de 50 rasguños, posibles heridas defensivas de su víctima. Sin embargo, todavía no pudo ser indagado. Se encuentra detenido en el penal de Boulogne Sur Mer, donde este domingo aseguró que se quitaría la vida, en medio de lo que investigadores definieron como un episodio psicótico.
Así, Arancibia fue trasladado al hospital psiquiátrico El Sauce. Tras un día de observaciones, fue devuelto ayer por la tarde a la cárcel.
La fiscal Ríos, por otra parte, investiga el rol de su pareja, para intentar determinar su responsabilidad en el hecho. Hasta ahora, las pruebas pesan más fuerte en el expediente sobre el carnicero. La investigación estableció que la adolescente mantuvo contacto con ellos a través de la red social Instagram y que habían acordado encontrarse ese día, lo que fue confirmado por ambos, según adelantaron diversos medios provinciales.
Al dar su versión, Arancibia afirmó en declaraciones espontáneas que estuvo junto a Florencia y agregaron que ella se retiró en horas de la tarde. El hombre incluso aseguró que la acompañó hasta la parada del colectivo, lo cual fue descartado debido a que ninguna cámara de la zona lo tomó y la SUBE de la chica no registró ningún otro viaje.
El hecho generó una fuerte indignación, con protestas con fuego ocurridas a fin de la semana pasada frente a la Casa de Gobierno en Mendoza y movilizaciones en otros puntos del país.
A pesar de los resultados preliminares de la autopsia, todavía se desconoce la causa de muerte, que espera ser esclarecida a través de pericias a los órganos que podrán tomar varios días.
Con información de Federico Fahsbender
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