El 19 de octubre último, Fabián Tablado, el femicida que mató a Carolina Aló de 113 puñaladas 24 años atrás, fue visto cerca del domicilio laboral del padre de la víctima.
Días después, Edgardo Aló realizó la denuncia policial y el fiscal Sebastián Fitipaldi, de la Unidad Funcional de Instrucción descentralizada de Rincón de Milberg, pidió su detención por violar la perimetral.
Frente a ello, el femicida aseguró que no conocía cuál era el domicilio laboral de Aló. “Tengo todas las notificaciones enviadas por el Juzgado 2 de Familia donde especifica la dirección del señor Edgardo Aló pero no me dice dónde es la dirección laboral de él”, explicó en una entrevista con el noticiero de Canal 9.
Además, señaló: “Yo vivo a tres cuadras del puente y el señor Aló trabaja a 150 metros del puente. No fue una intención mala mía ni de buscar problemas”.
Sobre qué hacía ese 19 de octubre cuando fue captado por las cámaras del Centro de Operaciones Tigre caminando con dos niñas por el puente Sacriste, que está ubicado a una cuadra y media de las oficinas de la Dirección Nacional de Migraciones de Tigre, donde trabaja Aló, Tablado aclaró que estaba con sus hijas mellizas.
“Me reencontré con mis hijas que hacía muchísimo, desde que recuperé mi libertad, que no las veía, para llevarlas a tomar un helado, nada más”, dijo Tablado, quien agregó que fue “con la supervisión” de su “ex suegra, que estaba en un vehículo”.
Comentó que se dirigieron a la heladería “de abajo del puente” porque una de sus hijas “es celíaca y no hay ninguna otra heladería en Tigre donde se puedan comprar helados para ella”.
A su vez, explicó que desde que el 28 de febrero recuperó “la libertad física”, posee una medida de restricción de acercamiento a su ex mujer, Roxana Villarejo, pero quiso aclarar que “no fue solicitada” por su ex pareja, sino “como una medida de prevención por el Juzgado 2 de Familia”.
A raíz de esa perimetral, Tablado es monitoreado en forma permanente por el Servicio Penitenciario Bonaerense con una tobillera electrónica para controlar que no se acerque a su ex, Villarejo, quien también tiene un dispositivo para controlar que él no se aproxime.
Tablado exhibió la tobillera en su pierna izquierda y aseguró que “no es verdad” que se la haya sacado para salir con sus hijas, sino que la tiene “debajo de la media”. “La uso siempre, solamente la puede sacar personal idóneo. Me ajusto a derecho, la pulsera está ahí en condiciones”, resaltó.
“Yo puedo deambular libremente. Puedo circular, pero cuando estoy cerca del perímetro donde se mueve mi ex esposa, se comunican para que me aleje del lugar”, comentó sobre su funcionamiento.
Ante las declaraciones de Tablado, Aló aseguró a Télam que el asesino de su hija “no podía desconocer” cuál era su domicilio laboral.
“Cuando oportunamente yo pedí la medida de restricción de acercamiento, asenté todos mis domicilios y los de mis familiares directos y en su momento él firmó. Si no lee lo que firma es su problema”, comentó el padre de Carolina, quien reiteró que lo único que espera de la Justicia es que “este chacal vuelva a prisión”.
Tablado fue denunciado el pasado 11 de noviembre por su ex suegro, Aló, porque el 19 de octubre pasó caminando a 150 metros de su domicilio laboral. La causa recayó en manos del fiscal Fitipaldi quien confirmó lo denunciado por Aló a partir de una serie de videos y pidió la detención del femicida en orden al delito de “desobediencia”, que contempla prisión de dos meses a un año.
Ese pedido fiscal debe ser resuelto en las próximas horas por el juez de Garantías 2 de San Isidro, Orlando Díaz, que estaba analizando las constancias de la causa. La perimetral que presuntamente violó Tablado fue dictada por la jueza de Familia 2 de Tigre, Silvia Sendra, el 6 de marzo pasado, a una semana de que el ex convicto recuperara su libertad. Ésta le impone la prohibición de acercarse a menos de 500 metros del domicilio y del lugar de Aló, aún en su ausencia.
Por otra parte, el femicida tiene otra perimetral -la que lo obliga a usar tobillera- impuesta por la misma jueza de familia para que no se acerque a menos de 300 metros de su exmujer, con quien se casó en la cárcel en 2007, luego se separó y amenazó de muerte, hecho que le valió una segunda condena.
El crimen de Carolina Aló, uno de los casos más resonantes de la historia criminal argentina, ocurrió el 27 de mayo de 1996 en la casa de la familia Tablado. Luego de tener relaciones sexuales y discutir por celos, Tablado, por entonces de 20 años, persiguió a su novia por varios ambientes de la casa y la mató de 113 puñaladas.
En 1998, fue condenado a 24 años de prisión por “homicidio simple” pero en 2013 sumó la segunda condena por amenazar a su ex mujer y su ex suegra. Así se le unificó una pena única de 26 años y seis meses que debía agotarse a fines de 2022.
Por el beneficio de la derogada Ley del “2x1” y los cursos que hizo en prisión como “estímulo educativo”, el cómputo de la condena se le redujo y la pena se le dio por concluida el 28 de febrero, cuando abandonó la Unidad 21 de Campana y se fue a vivir a la casa de la calle Albarellos 348 de Tigre donde hace 24 años cometió el femicidio de las 113 puñaladas.
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