El primer indicio fue el olor. Los vecinos del cuarto piso de un edificio ubicado sobre la avenida Corrientes al 2200, en el barrio porteño de Balvanera, lo sentían cada vez más fuerte desde el interior del departamento y avisaron al 911. Una vez adentro, los efectivos de la Policía de la Ciudad encontraron el cuerpo de Alejandra Salazar Villa, una mujer trans de 54 años nacida en Perú, en avanzado estado de descomposición.
La escena hallada en su casa este lunes claramente indicaba una muerte que no fue en circunstancias naturales. Todo lo contrario, la imagen era dantesca. Alejandra estaba completamente desnuda, tirada en el piso junto a su cama y con una bolsa de nylon en la cabeza. El asesino claramente la mató con saña. El departamento estaba todo revuelto, según informaron fuentes policiales a Infobae.
Pero no fue lo único. El administrador del edificio, que recibió al personal de la Comisaría Vecinal 3A, les confirmó a los efectivos que hacía al menos una semana que no la cruzaba. De hecho, su relato coincide con las primeras observaciones de los investigadores, ya que estimaron que la fecha de muerte oscila entre los siete y los diez días previos al hallazgo. Además, indicaron que todo hacía suponer que fue asfixiada. Resta ahora conocer el resultado final de la autopsia.
La investigación del caso quedó en manos de la Fiscalía Criminal y Correccional N° 35, a cargo del fiscal Ignacio Mahiques, quien luego de conocerse el caso ordenó pericias a cargo de la Unidad Criminalística y la realización de la autopsia, para poder constatar exactamente las circunstancias en que se produjo la muerte. La calificación del expediente por el momento, según las fuentes consultadas por este medio, es averiguación de homicidio.
Alejandra, de nacionalidad peruana, vivía sola en ese departamento desde hacía poco tiempo. Según pudo saber Infobae, después de mucho esfuerzo logró finalmente alquilar un lugar para vivir un poco mejor. Acaso por eso, el contacto con los vecinos y el propio encargado del edificio no era muy frecuente y explicaría en parte por qué la víctima permaneció al menos una semana muerta sin que nadie se diera cuenta. La mujer era una trabajadora sexual radicada hace varios años en la Argentina. La puerta del domicilio no estaba forzada, por lo que todo hace suponer que el asesino ingresó con la autorización de Alejandra. Por los elementos hallados y la escena del crimen, se supone que sería uno de sus clientes.
Salazar Villa recibía la contención de La Rosa Naranja, una asociación civil que aboga por los derechos de la identidad travesti, transexual, transgénero y las mujeres víctimas de violencia de género. Mantenía contacto con varias de las integrantes de la organización que, luego del crimen, lamentó a través de sus redes sociales la violenta muerte de su compañera.
“Como Alejandra, fuimos condenadas a ser prostitutas”
Infobae dialogó con Marcela Tobaldi, fundadora de La Rosa Naranja: “Sólo en el 2020, en nuestra organización ya tenemos contabilizadas 105 muertes de personas trans. En 2019 fueron 100 y en 2018 unas 80. Y no mueren porque son trans, mueren porque la mayoría se prostituyen. Eso las lleva a un ambiente fatal. Drogas, enfermedades de transmisión sexual y violencia”, aseguró la dirigente.
Según contó, Alejandra era una mujer muy introvertida y prefería no expresarse cuando se trataba de algún tema complicado dentro de la asociación. Sin embargo, todas la conocían y mantenían contacto asiduo con ella. “Era una chica muy reservada, muy cerrada y tranquila. No era expresiva, no era explosiva como muchas chicas. Se retiraba y se iba y no le gustaba mucho el jaleo, las risas, eso de hacernos bromas entre nosotras, y cuando planteamos temas de seriedad no opinaba mucho. Hacía poco que se había mudado allí. El portero no la tenía muy conocida. Siete días y a nadie le llamó la atención. Es muestra de lo que significamos para la sociedad”, lamentó Tobaldi, que además es empleada del Poder Judicial de la Ciudad de Buenos Aires.
Entre otros datos reveló que la familia de Salazar Villa ya se puso en contacto con la Justicia y tratan de venir al país. “Ellos ya saben que el cuerpo va estar en la Morgue Judicial hasta que no sea reconocido por un familiar directo. Se está viendo que un familiar viaje a la Argentina, pero no tienen recursos. Su familia es de condición humilde y se tiene que poner en un listado de viajes humanitarios por el tema del COVID-19. Dependen también de la capacidad de conseguir el dinero”, aclaró.
La dirigente trans resaltó en ese sentido que para ella no hay dudas de que el motor del crimen es el odio y que el origen de todo es la falta de oportunidades laborales para la gran parte de la comunidad. Dijo que la causa debería ser calificada como crimen de odio “porque que aparezca muerta con una bolsa de nylon en la cabeza tirada en el piso es un crimen de odio”.
Que Alejandra estuviera en situación de prostitución “la hacía y nos hace a todas el blanco perfecto para tipos, hombres, malvados, odiantes, retorcidos y en ese contexto sucedió su muerte, pero con el agravante de que ella estuvo siete días fallecida dentro de su casa. Ella entró a su departamento con un tipo, que no sabemos quién es. Suponemos que la Justicia debe estar investigando quién es a través de las cámaras porque era un edificio de la avenida Corrientes”, agregó.
Tobaldi calificó el crimen como un travesticidio social, ya que -dijo- se ha configurado alrededor del travesti una ausencia de derechos. “Estamos excluidas de todo. Somos muy pocas las privilegiadas. Hay un porcentaje muy chico de travestis o chicas trans que se dedican a empleos informales que están muy abajo en la escala. Estamos luchando en todas la organizaciones civiles impulsando una ley nacional de cupo laboral trans. Tuvimos tres dictámenes favorables. Las tres comisiones votaron a favor. Ahora estamos esperando y haciendo un lobby tremendo para que la ley sea tratada”, pidió.
La dirigente cree que más inclusión y visibilidad de la real situación de la comunidad sería una manera de evitar los travesticidios. “Como Alejandra fuimos condenadas históricamente a ser prostitutas. Lo digo con conocimiento de causa porque fui prostituta también. Tenemos un promedio de vida de 35 años porque el único lugar en donde pudimos generar recursos para vivir es la prostitución. Esto te trae enfermedades de transmisión sexual y más consumos problemáticos. Muchas mujeres consumen y la pasan fatal en la calles”, agregó.
La mujer sostiene que la única manera de mejorar su situación es con mejores empleos e incluyendo a todas sin importar su condición. “La prostitución lleva al travesticidio y eso fue lo que le pasó a Alejandra”, concluyó.
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