Un mazazo en la cara, euros robados y un marido que no aparece: la trama detrás del femicidio del ama de llaves de Monte Grande

El cuerpo de Catalina Rosa Domínguez fue encontrado el domingo a la madrugada por su hija. Los llamativos hallazgos en la escena del crimen

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Catalina Rosa Domínguez, la víctima
Catalina Rosa Domínguez, la víctima

Eran las 3 AM del domingo pasado cuando Lilian, contadora recién recibida, de 23 años, ingreso a la casa del barrio Santa Isabel en Monte Grande donde vivía con su mamá Catalina Rosa Domínguez, su padre Silverio Olmedo y su hermano dos años menor. Entró sin hacer ruido, pensando quizás que todos dormían.

Se equivocaba.

Primero paso por el living y al pisar la cocina notó un bulto en el piso y sangre bajo una sábana. Lo destapó y vio el cuerpo de su madre golpeado y apuñalado. Lilian timó su teléfono. Ubicó por celular a su hermano que le dijo que estaba en lo de unos amigos, pero al que no pudo encontrar fue a su padre. Silverio Olmedo escapó sin su auto y sin su celular. Es el principal sospechoso del femicidio y es intensamente buscado.

Hubo un robo antes o después del crimen: de la casa también desaparecieron varios euros que la mujer tenía escondidos.

“Eran una pareja que llevaba juntos muchos años. Los conozco bien porque pasamos infinidad de cenas y hasta el último fin de año. Nunca los vimos pelearse ni discutir. Jamás Catalina dijo que había sido agredida o que sufría violencia ni nada por el estilo. Él es empleado metalúrgico y hacía 8 meses que no trabajaba por la cuarentena en cambio ella era ama de llaves en una casa con cama adentro por lo que volvía a la casa familiar sólo los fines de semana”, cuenta a Infobae un integrante del círculo íntimo de la víctima.

Si bien todavía no están los resultados finales de la autopsia, cuando el médico de policía reviso el cadáver de Catalina pudo advertir que tenía destrozada la cara producto de un golpe certero con algún objeto contundente. Al chequear el cadáver boca abajo notaron que tenía al menos dos heridas realizados con un cuchillo.

Al revisar la casa los investigadores encontraron los dos objetos con los que se cree que la mujer fue atacada. En la habitación de Silverio, pareja y principal acusado, hallaron un cuchillo de cocina con restos de sangre y en el taller que el hombre tenía en el fondo de la casa encontraron una maza de carpintero también con manchas.

Silverio, el sospechoso, en un
Silverio, el sospechoso, en un cartel improvisado por la familia de la víctima

En cuanto a la reconstrucción horaria, la fiscal Magdalena González de la UFI 3 de Lomas de Zamora tiene por seguro que la muerte se dio entre las 21 del sábado y las 3 del domingo. Hay un dato: Catalina se comunicó con su hijo para preguntarle si iba a volver a comer. Este le respondió que no, por lo que los investigadores constataron que a esa hora aún vivía. El otro horario obedece al momento del hallazgo.

Cuando los efectivos de la Policía Bonaerense revisaron la casa la encontraron en perfecto orden pero con algunas particularidades. En la mesa del living estaba tanto el celular de la víctima como el del sospechoso. También apareció el auto del hombre con las llaves adentro. Antes de escapar, se presumen que luego del asesinato, cerró el portón y arrojó las llaves.

“Lo que no se pudo encontrar en las revisión que hicimos en la casa fueron los euros que la víctima tenía escondidos. Según explicaron sus hijos, la mujer era ama de llaves de una persona pudiente que cada vez que se iba a de vacaciones le pagaba en euros dos o tres meses adelantados. Catalina los tenía escondidos. No era una gran suma pero no aparece y no descartamos que el sospechoso se los llevó para escapar”, explica un investigador a este medio.

A pesar de contar con ese dinero, el equipo que comanda la fiscal González cree que no puede estar muy lejos. Se chequeó en las estaciones de tren y de micro de la zona y por el momento ese procedimiento no dio resultado. El principal temor de la familia es que escape a Paraguay, su país de origen.

Tanto Catalina como Silverio eran oriundo de Paraguay pero vivían en Argentina desde el año 1995. Sus dos hijos nacieron aquí. El sospechoso no contaba en el país con ningún familiar que lo pueda asistir. “Nosotros nos comunicamos con la familia de ella que dice no saber nada y también con algunos compañeros de trabajo que tampoco saben dónde puede estar”, explica un familiar.

La fiscalía no descarta, de todas maneras, que pueda existir algún cómplice y que el femicidio no se haya precipitado sino que estuviera planificado. “Nos llama la atención que no haya escapado con su propio auto que es lo que uno espera de un asesino ocasional que se ve desesperado por lo que hizo”, aclaran desde la investigación.

Desde la familia, consultada por Infobae, no encuentran explicación a lo que sucedió: “No había motivos de conflictos entre ellos. Eso es importante aclararlo. No se peleaban ni había denuncias de violencia de género. Nosotros creemos que tuvo que ver el encierro de estos 8 meses que le hizo mal a la cabeza pero tampoco es justificativo, la verdad que estamos desconcertados”.

El femicidio sorprende a la
El femicidio sorprende a la familia, que no encontraba indicios de violencia de género.

Los efectivos que llevan adelante la investigación tomaron nota de que Silverio consumía medicación psiquiátrica para aliviar ataques de pánico. Se secuestraron frascos con medicamentos para analizarlos. Antes de escapar, el presunto asesino se llevó de la casa ropa y sus documentos.

Mientras sigue la búsqueda la fiscal González espera los resultados de la autopsia que se hicieron esta mañana para corroborar que la muerte haya sido efectivamente por los golpes y los cuchillazos. En las primeras horas de la tarde se le entregara el cuerpo a la familia para que puedan enterrar a Catalina.

Los hijos de la víctima, al mismo tiempo que difunden la foto de su padre para que sea encontrado, tienen que decidir si seguirán viviendo en la misma casa que hasta hace muy poco era un hogar y ahora se convirtió en un infierno.

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