Norberto Villareal, ex comisario de la vieja seccional número 35 de Núñez y el comodín salvaje de uno de los escándalos de corrupción policial más grandes de la historia porteña moderna, desató una pequeña tormenta el viernes pasado cuando declaró como imputado en el juicio que lo investigan por corrupción a él y a sus viejos superiores jerárquicos, Susana Aveni, Pedro Potocar y Guillermo Calviño, sus altos mandos en la cadena en los últimos días de la Policía Federal en la Capital, tiempo antes de su transición a la Policía de la Ciudad. La imputación en su contra: ser un engranaje clave en una asociación ilícita que supuestamente recaudó coimas por protección de 37 restaurantes, supermercados y trapitos de la jurisdicción.
El escándalo decapitó a la Policía de la Ciudad misma, con una causa a cargo del fiscal José Campagnoli. Potocar, apodado “El Tarta”, un jefe histórico, elogiado por colegas y subalternos por su perfil ejecutivo y recto, terminó expulsado del puesto y preso junto a Calviño en una dependencia de Gendarmería, el proverbial fin de su carrera.
A fines de abril de 2018, Villareal se entregó en el Juzgado N°14 luego de pasar más de un año y medio prófugo en algún punto de la ciudad de Buenos Aires, luego de que el juez Norberto Farías decretara su captura. Se había convertido en una espina en el costado de Campagnoli y su equipo, encargados de investigarlo, la división Búsqueda de Prófugos de la PFA desplegó a sus brigadas para intentar encontrarlo, se ordenaron escuchas telefónicas, el Comando de Recaptura de Evadidos del Ministerio de Seguridad había aportado logística con dinero para una recompensa por cualquier información. Las frustraciones se apilaban con cada búsqueda infructuosa, cada seguimiento que llevaba a nada, en cada pinchadura donde nadie cometía un desliz.
Finalmente, el ex comisario extendió los brazos para que lo esposaran. “No aguantó más”, dijeron cerca de él. Se negó a declarar en un primer momento, aconsejado por su entonces defensor. Fue enviado a la cárcel de Devoto, donde sigue hasta hoy.
Villareal, básicamente, era el corazón de la causa instruida por Campagnoli. La comisaría fue allanada. Un cuaderno incautado en su despacho de la 35° incluía los supuestos montos que le había tributado a sus superiores, luego de que una denuncia de un ex agente de inteligencia de la Gendarmería presentada en el ministerio de Patricia Bullrich encendiera el escándalo, que hablaba de una recaudación de casi medio millón de pesos mensuales.
Guillermo Calviño, histórico superintendente de las comisarías porteñas y el primer jefe interino de la fuerza con despacho en Parque Patricios, también fue arrestado: la sala de feria de la Cámara Criminal y Correccional le decretó la falta de mérito a pesar de que la denuncia original del ex gendarme lo mencionaba con mucha más fuerza y detalle que a Potocar.
A Villareal, por otra parte, un video lo complica fuertemente.
Calviño hoy está de vuelta en el banquillo junto a Potocar y Aveni, luego de una apelación en su contra. El viernes, cuatro años después de iniciada la causa, en su turno para declarar como imputado en el Tribunal, tras ser trasladado del penal de Devoto donde se encuentra preso, Villareal habló de todos. Habló de Aveni, su superior inmediata en la Circunscripción VII, de Potocar y de Calviño, los jefes en la cima de la pirámide. En su monólogo, según reconstruyeron fuentes del proceso a Infobae, narró una cadena de pagos que comenzaba con Aveni y que seguía hasta el resto de los jefes.
También, se refirió a una supuesta presión específica de Potocar: “Me dijo que no se cagón y que lleve la comisaría adelante”.
En una declaración que duró más de cuatro horas, Villareal aseguró que recibió directivas de su predecesor al asumir, que todos los meses le llevaba dinero a Aveni, repartido en partes iguales para ella, Potocar y Calviño y que la entonces comisario inspector supuestamente se encargaba de la distribución.
Las repreguntas de las defensas de Potocar y Aveni comenzaron poco después. Los abogados no se dieron por satisfechos. Para ellos, el testimonio es por lo menos carente.
Cristian Poletti, defensor de Potocar, asegura a Infobae: “A pesar de haber declarado durante horas, Villareal no logró aportar datos precisos más allá de algunas concesiones a la fiscalía, tal vez pretendiendo posicionarse favorablemente ante una futura sentencia. Al ser preguntado por el tribunal si le constaba que el dinero que él aseguró recaudar iba hacia los planos superiores de la fuerza, a Potocar y Calviño, lo negó. Aún cuando involucró directamente a la comisario Aveni también a ese respecto dejó dudas: no supo aclarar los montos ni por qué un suboficial retiraba más dinero que una comisario inspector o en qué circunstancias hacía la entrega de dinero. No pudo ubicar geográficamente la sede de la circunscripción donde se encontraba la oficina de la comisario.”
Claudio Calabressi, abogado de Susana Aveni, apunta: “Lo que pretendió Villareal con su declaración no se condice con las pruebas acumuladas en la causa, su declaración es contraria a todas las otras brindadas incluso la de otros imputados. Intentó posicionarse como en la figura de un mandadero cuando del propio video -que se encuentra en las redes- puede verse claramente que quien daba las órdenes en la ex Comisaría N°35 era Norberto Villarreal”.
La cuestión, por otra parte, pasa por el patrimonio. Hasta ahora, al menos a Potocar y a Aveni, no se le encontraron bienes llamativos o testaferros vinculados. “Al momento de los allanamientos tanto en la Circunscripción VII como en su domicilio, a Susana Aveni no se le encontró dinero alguno y se pudo acreditar en la causa que su único bien es un departamento-donde vive-, comprado en los años 90 con un crédito hipotecario del Banco Nación”, continúa Calabressi.
Villareal fue sobre otros imputados, entre ellos su viejo subalterno. Habló del subcomisario Hernán Kovacevich, acusado de encubrimiento. Aseguró que se llevaba parte del dinero, algo que fue descartado por el juez de primera instancia. El subcomisario Marcelo Stefanetti está acusado junto a él bajo la misma calificación. Su testimonio en el proceso fue todo lo contrario al de su antiguo jefe. No solo se desdijo de su indagatoria en la causa: aseguró que el fiscal Campagnoli lo presionó hasta quebrarse para crear una declaración a medida y así inculpar a Potocar, Calviño y Aveni.
El testimonio de Kovacevich, representado por el abogado Gastón Marano, todavía está por verse.
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