En algún punto de la semana próxima, los fiscales de la jurisdicción de San Isidro que investigan un posible homicidio culposo por negligencia o impericia médica en la muerte de Diego Maradona podrán recibir los resultados de las pericias toxicológicas e histopatológicas a la sangre, la orina y el pool de vísceras extraídos al cuerpo del ídolo durante su autopsia en la morgue de San Fernando. Los tests, realizados en La Plata por Policía Científica, revelarán la existencia o no de estupefacientes y alcohol en su cuerpo, en qué concentración, así como el estado general de sus órganos y qué afecciones presentaban.
Sin embargo, estos dos estudios empíricos, clásicos de la criminología y elementales en un expediente judicial minucioso, no serán los últimos para determinar qué ocurría con la salud de Diego.
Hay uno más.
El tercer estudio, precisamente, apunta a determinar qué medicamentos había en el cuerpo del mejor jugador de todos los tiempos al momento de su fallecimiento, y en qué concentración. Por lo pronto, información en la causa revela que Maradona consumía al menos cinco medicamentos administrados por la psiquiatra Agustina Cosachov, entre ellos una droga anticonvulsiva.
Las pericias toxicológicas serán cruzadas con este estudio para revelar por ejemplo una posible interacción entre psicofármacos y consumo de alcohol. Maradona se encontraba en recuperación por un consumo de alcohol en tiempos recientes: Cosachov, se especializa en el tratamiento de adicciones. Sin embargo, históricos amigos del ídolo como Mauro Israelit aseguraron que el entorno que lo rodeaba en sus últimos días lo instaba a beber cerveza para adormilarlo y separarlo de su familia.
Fuentes alrededor del caso aseguran que el estudio todavía no tiene una fecha establecida y que será realizado “muy probablemente” en un laboratorio de la Suprema Corte bonaerense. Los resultados pueden complicar particularmente al neurocirujano Leopoldo Luque y a la psiquiatra Cosachov: a pesar de dichos recientes del médico, los fiscales Laura Capra, John Broyad, Cosme Iribarren y Patricio Ferrari aún no encontraron un médico clínico a cargo del tratamiento.
Tampoco encontraron un cardiólogo, en medio de una búsqueda exhaustiva de registros de ingreso y cámaras del country.
El corazón de Maradona es otro foco de disputa: los fiscales tratarán de determinar, por ejemplo, si la medicación era adecuada para la miocardiopatía crónica que sufría, si era controlada. La casa del country San Andrés donde falleció Diego no contaba al momento de su muerte con equipos de monitoreo o cardíaco o desfibrilador. Ni siquiera se encontró suero en dos inspecciones oculares. Una hipótesis que barajan los investigadores, según fuentes del caso, es que la medicación psiquiátrica podría haber estado contraindicada para una patología de base.
En caso de que se quiera analizar de manera exhaustiva la presencia de estupefacientes, los forenses cuentan con muestras de cabello y un hisopado a la nariz del cuerpo.
Si el tratamiento que recibía era adecuado o no, si Diego efectivamente murió por causa de una mala praxis, será una conclusión del cuerpo de médicos de Asesoría Pericial de la Procuración bonaerense, a donde los fiscales del caso planean remitir la información de la causa para un análisis final. Solo así Luque y Cosachov podrán ser imputados e indagados por homicidio culposo, un proceso que puede tomar semanas con un cotejo de pericias e historias clínicas secuestradas.
Los peritos que propongan los particulares damnificados también podrán participar de este análisis. Verónica Ojeda ya es parte del expediente a través de su abogado y pareja Mario Baudry, como madre de Dieguito Fernando, último hijo del ídolo. Hoy por la mañana, el magistrado Orlando Díaz, bajo cuya firma está el expediente, resolverá esta mañana el pedido de Dalma y Giannina Maradona para ser parte del caso.
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