Sergio Berni lo bautizó en sus redes sociales como “Cara de Cannabis”. Nadie le decía así. Ni sus amigos, ni su esposa, ni sus hijos. Su nombre es Daniel Martín Tornello y días atrás fue protagonista involuntario de un video viralizado por la cuenta oficial del ministro de Seguridad bonaerense en el que es señalado como “delincuente” y donde se narra su detención tras un allanamiento: la Policía Bonaerense entró a su casa en el barrio de Bella Vista y se llevó 70 plantas de marihuana. Aunque no hay ninguna prueba en la Justicia de que cultivara para comercializarlas, y pese a que para el juicio faltaría mucho, el funcionario aseguró en sus redes que eran para “venderla”.
Tornello está detenido desde el 24 de noviembre en una comisaría de su barrio, investigado por el fiscal de San Miguel Diego Guida por el delito de tener semillas y plantas de cannabis. El mero hecho de la tenencia contempla en la ley de drogas actual (sancionada en 1989 y nunca revisada en el Congreso) un castigo de cuatro a 15 años de prisión.
Fuera del calabozo, en su casa, ya sin las plantas, Elizabeth Tavella, su esposa, atraviesa el tiempo desesperada. Tiene tres hijos con el detenido, 42 años: desde los 20 padece epilepsia refractaria.
“Cuando la policía se iba, le pedí que del gotero con aceite de cannabis que habían secuestrado me dejen tomar las últimas cinco gotitas porque no podía más”, cuenta a Infobae, con la voz quebrada. Y explica: “Mi marido cultivaba para fabricarme los aceites”.
“Atroden”. Con ese modismo argentino de mezclar las sílabas, la propaganda divulgada por Berni sintetizaba la detención del cultivador Tornello. Atroden es adentro. Adentro es la prisión. A la prisión van los delincuentes. En su Twitter, seis días después del operativo el ministro contó que “el delincuente” había sido atrapado con “un enorme indoor” y lo acusó de “hacerse pasar por influencer del autocultivo”. Incluso se jactó de la perspicacia de los investigadores de la fuerza y celebró: “Pero no logró engañarnos”.
Tavella cuenta otra historia. Parecida pero diferente. Ella recuerda que la aparición de la Policía fue a las cuatro de la tarde de aquel martes. “Estábamos todos en casa. Rompieron bestialmente todo, como si fuésemos delincuentes. Se llevaron las plantas, unas 70. Tengo pruebas de todo lo que digo: tengo epilepsia refractaria, mi marido tiene un trastorno psiquiátrico, un nene de 18 con un leve retraso mental y el otro de 14 con síndrome de déficit de atención. Además, una nena de 9″, afirmó.
La mujer admite que ella y Daniel consumen cannabis por sus problemas de salud, algo que desde 2017 es legal en Argentina y cuya última reglamentación -firmada semanas atrás por el Presidente Alberto Fernández- permite el autocultivo mediante un registro que aún no está activo. El propio Berni apoya la regulación de la marihuana de uso adulto. Varias veces se manifestó a favor de dejar de perseguir a los consumidores y cultivadores.
“Ahora quedé con mi mamá, que ya es una mujer grande, porque mis crisis se agravaron, me sacaron toda la medicación, pedí a los Policías que la dejen y no quisieron, aunque me dijeron que me entendían, que me quedara tranquila que somos una familia digna. A Daniel el cuadro se le está agravando en la comisaría, él no tiene antecedentes. Pero por hacer mi medicación quedó como un delincuente”, insiste Elizabeth.
La investigación contra Tornello comenzó el 30 de junio pasado con personal del Gabinete Criminológico de la Comisaría 2° de Bella Vista por la sospecha de que el hombre, de 52 años, vendía marihuana. Lo investigaron, lo siguieron, tomaron fotos de su casa con un drone aportado por la Secretaría de Seguridad del municipio de San Miguel. Sin embargo, no hallaron pruebas de que comercializara. Aunque sí confirmaron que cometía el delito tipificado en la ley de drogas actual de tener plantas.
Tornello tenía cannabis en el jardín de su casa familiar y también había armado una estructura para un cultivo en interior, que al alterar con luz artificial el ciclo natural permite cosechar más rápido. El aceite de cannabis se produce con las flores cosechadas. Fuentes de la investigación explicaron a este medio que así como no encontraron pruebas de venta, tampoco encontraron pruebas de que el acusado hiciera aceite, lo que hubiera sido un atenuante porque demostraría el uso medicinal.
En la página de Instagram que usaba Tornello, sobre la que el video institucional de Berni hace el chiste de haber cosechado “pocos likes”, el cultivador publicaba -normalmente con su rostro cubierto por alguna máscara- videos donde producía los aceites, imágenes de los primeros extractos de fabricación casera que hacía para su esposa. Para Carlos Cisneros, abogado defensor, esas publicaciones son prueba.
Desde prisión, el acusado explicó en audios a los que accedió a este medio que Elizabeth había sido siempre muy reacia a la marihuana, pero que había llegado a un punto su estado de salud, con una enfermedad que rechazaba toda la medicación tradicional, que decidieron probar con el aceite.
“Empezamos hace tres años. Yo estaba en una cama postrada por la medicación tradicional, que es basura. Llegué intoxicada a Fundación Favaloro y empecé a conocer el cannabis a través de otras madres”, explica la mujer a este medio.
Los primeros aceites los importaron desde Colorado, Estados Unidos. Con una receta de su neuróloga del Instituto Fleni y el permiso de la ANMAT, consiguieron comprar el famoso aceite Charlotte’s Web a cambio de 550 dólares por frasco.
Tavella dice que esa cepa no le hacía efecto y Cisneros agrega que el costo económico de la importación, con el aumento del precio del dólar, cortó la chance para la familia de importar el aceite. Entonces se contactaron con un cultivador en Mendoza y viajaron varias veces a buscar los goteros, hasta que al cultivador se le murió su hija enferma (la razón por la que hacía aceites) y también se terminó ese vínculo.
“Entonces mi marido se empezó a interiorizar e investigando empezó a cultivar. A él lo ayuda con su patología también. Yo miraba cómo hacía el aceite por si alguna vez no estaba y ahora no está”, dice la mujer. Y explica que si la Policía Bonaerense no encontró pruebas de producción de aceites fue porque las flores estaban en una fase previa, que es la de secado, y porque ella además últimamente consumía cannabis a través de la vaporización, que no requiere de la producción del aceite y también hace un efecto en el cuerpo más rápido que por la vía oral.
Fuentes judiciales explicaron a este medio que para los investigadores judiciales que llevan el caso es sospechosa la cantidad de plantas. Consideran que 70 son demasiadas. “Es un problema de volumen. Si tenés lo que necesitás para el autoconsumo o si tenés otro nivel de cosa que implica otro riesgo. Si él explica que necesita 80 plantas para producir aceite, puede ser. Pero él se negó a declarar. Sería una crueldad tenerlo preso si es así, pero no parece. Es una hipótesis nueva para el expediente”, aseguraron.
Tavella lo explica desde la personal: “Quizá son muchas, no sé, pero me preocupaba estar bien con mi enfermedad. Y como tengo que cambiar de cepa para que mi cuerpo no se acostumbre es necesario tener variedades. Desde los 18 años tengo epilepsia refractaria y hasta 2017 estuve postrada. El cannabis me cambió la vida. Ahora vivo como una persona normal”.
A pesar de que Berni en su tuit aseguró que Tornello vendía marihuana, fuentes del Ministerio de Seguridad bonaerense consultadas por este medio minimizaron el efecto del tweet del ministro y se corrieron del centro del conflicto: “Nosotros no hacemos la ley, no pedimos la detención. Nosotros hacemos lo que dice el fiscal. Si está preso, es porque hay un fiscal que dio la orden para detenerlo y tendrá pruebas. Y si está mal detenido, deberá liberarlo y asumir las consecuencias”.
Lo que le pasa a esta familia de Bella Vista es lo mismo que les ocurre a miles de otras que también tienen problemas de salud que mejoran con el uso de esta planta ancestral. Valeria Salech, presidenta de Mamá Cultiva Argentina, explica que muchos tienen cultivos de interior como el que llevó a la prisión a Tornello.
“El indoor (cultivo de interior) es algo que recomendamos bastante porque sirve para controlar el ambiente en el que crece la planta y cuando pensás en un cultivo medicinal buscás algo controlado de plagas, eficiente, higiénico. Si el ministro Berni interpreta que en ese cultivo se vislumbran rasgos de profesionalismo en el cultivo, está bien porque es lo que esperamos que haga la gente que cultiva para uso terapéutico”, detalló.
Los cultivadores que buscan producir aceites -si el espacio físico se los permite- buscan tener una alta cantidad de plantas porque no todas llegan culminar a la etapa de floración y porque además el rendimiento, en interior, es menor al de las plantas que crecen en exterior. “No son 70 plantas, son 70 proyectos de plantas que pueden llegar a término y para sostener un consumo de aceite de varias personas en una casa se necesitan muchas plantas”, agregó Salech.
“Desde el año 2006 la CSJN en su fallo ‘Vega Giménez’ y diversos tribunales de grado vienen afirmando que la cantidad de sustancia encontrada sin otra prueba que demuestre una conducta relacionada al comercio, no es suficiente como aplicar figuras agravadas de nuestra ley penal”, comenta Mariano Fusero, abogado especialista en política de drogas, de la organización Reset.
“Sin embargo, la vaguedad normativa de nuestra ley de drogas y su anacronismo, permite diversas interpretaciones y dilaciones procesales que terminan afectando la libertad de personas que consumen, con criterios absolutamente dispares. Conozco casos de 130 plantas cuyos imputados no han pasado por el encierro y se los sobreseyó al no encontrarse indicio o prueba de comercio, y otros casos de cinco plantas que en un operativo policial circense desmembraron sus ramas para simular 18 plantas y la persona pasó dos años detenida”, agregó Fusero.
“Berni dice en el video ‘dentro de la ley todo y fuera de la ley nada’ pero ¿de qué ley habla si no está el registro contemplado en la ley medicinal? Si no está implementada aún, aunque Tornello quisiera estar en la ley no tiene manera, pobre hombre”, agrega Salech.
Elizabeth cuenta que alguna vez le criticó a su marido los posteos en Instagram, por miedo a la exposición pública. “Yo le dije ‘Daniel sos boludo’ porque tenía su perfil abierto y mostraba la planta, cómo hacer el aceite. Usaba la careta, pero no se estaba escondiendo de la Justicia, era más un personaje que él quería inventar para ayudar a otros”, comenta.
Mientras su esposo está en prisión, Tavella no tiene forma de acceder al cannabis y su salud ya mostró deterioro. El cannabis le permitió pasar de 30 convulsiones por día a una por mes. Pero cuando parecía que su vida entraba en una fase de tranquilidad todo se modificó otra vez. “Ahora estoy en cinco convulsiones por día, de nuevo, necesito que nos dejen cultivar y que mi marido recupere la libertad. Me dejaron sola, con mis tres nenes, sin importarles nada. Destruyeron una familia”, implora Elizabeth.
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