En 2012 cuando un grupo de agentes detuvo a Tamara Blanco, oriunda de Barrancas de Belgrano, parte de una banda de delincuentes de zona sur entre los que estaba su novio, la Banda de La Cheta dedicada a robarle sin piedad a jubilados, Candela Brito Moreno tenía apenas 11 años.
Hoy, la historia de Candela es casi idéntica: fue detenida ayer jueves a sus 19, acusada de dirigir una banda que cometía entraderas y que asesinó a una jubilada de Ramos Mejía en medio de un robo. Su novio también está acusado de ser parte del delito.
Así el perfil de Brito Moreno guarda un cierto parentesco con el de Blanco. La mujer, rubia y de rasgos bonitos, construyó una fachada perfecta que enmascaraba a la organización criminal que presuntamente dirigía. Como Blanco, según la acusación en su contra, actuaba en las sombras, alejada de la típica imagen de un ladrón de casas.
Brito Moreno, alias “La Millo”, vendía ropa para mujeres en Instagram a la que modelaba ella misma. Con el dinero que aparentaba ganar se mostraba como una exitosa empresaria de indumentaria: compartía cenas en Puerto Madero, a ella misma al volante de distintos autos y motos. El mensaje era simple para sus seguidores, la lógica emprendedora en la era de las redes sociales: con una buena idea se puede ganar dinero y darse ciertos placeres. La matemática de su estilo de vida contrastada con su negocio, claramente, no daba.
Sin embargo toda esa escenografía se derrumbó. Ayer jueves por la madrugada, un grupo de agentes de la Policía Bonaerense tumbó la puerta de su domicilio sobre la calle Magnasco en Isidro Casanova, bajo la orden del fiscal de homicidios de La Matanza, Federico Medone. La mujer, sin ningún tipo de antecedente en su registro, era buscada por el crimen de María Antonieta Schietroma, una jubilada de 83 años de nacionalidad italiana, ocurrido el 20 de octubre pasado en medio de una entradera cometida por la banda que Brito Moreno se cree que lideraba.
El hecho que se le imputa está calificado como homicidio en ocasión de robo. Ese día cerca de las 4 de la mañana, Brito Moreno junto a dos hombres, entre ellos su actual pareja quien fue arrestado junto a ella, identificado como Ezequiel Arriola de 20 años, se dirigieron al domicilio de Schietroma ubicado en Rincón al 2400 en Ramos Mejía.
“La Millo” a bordo de un Toyota Etios depositó a los dos sospechosos en la puerta de la casa de la jubilada y luego comenzó a dar a vueltas mientras sus cómplices concretaban el robo. Una vez que ingresaron por una ventana lateral y comenzaron a revisar la propiedad, Schietroma escuchó ruidos extraños y salió de su habitación. Ahí se encontró con la escena y en ese instante cayó al piso. El miedo que le provocó la situación la llevó a sufrir un paro cardíaco que le causó la muerte instantánea.
Mientras tanto, los dos delincuentes continuaron con su faena y se llevaron un celular, una computadora, dinero y una cadena de oro que la jubilada llevaba puesta en su mano. Luego se escaparon a bordo del Toyota Etios conducido supuestamente por Brito Moreno. La escena quedó registrada por las cámaras de seguridad de la zona.
Según detallaron las fuentes consultadas, el cuerpo de Schietroma presentaba golpes en las costillas, por lo que aún no se sabe si fue lastimada antes de morir o si tras caer por el paro cardiorrespiratorio, los delincuentes la golpearon mientras le sacaban su pulsera.
Brito Moreno dijo algo curioso mientras se la llevaba la Bonaerense: “Ya sabemos con quién tenemos que hablar, en poco tiempo estamos afuera”, soltó la mujer intentando mostrar el cierto poder que había construido al momento en que los policías le colocaban las esposas en su casa.
Luego de detenerlos, los investigadores comenzaron a recorrer el lugar para obtener más pruebas. Según revelaron fuentes del caso, dentro del domicilio de “La Millo” en Isidro Casanova, secuestraron 3500 dólares, 800.000 pesos, 50 relojes y varias cadenas de oro. Por eso los detectives sospechan que la entradera a Schietroma no fue la única que la banda cometió.
La investigación que terminó con la detención de “La Millo” comenzó cuando se halló el cuerpo de Schietroma. El fiscal Medone ordenó la revisión de las cámaras de seguridad de la zona y ahí se identificó al Toyota Etios.
Luego se dispuso la intervención de los teléfonos de los sospechosos. Allí se develó, además, cómo Brito Moreno mantenía contactos con distintos presos quienes le daban información sobre nuevos hechos a concretar. También, la mujer en una conversación reveló que tras el hecho que se imputa vendió el Toyota Etios porque cargaba con un pedido de secuestro por el homicidio y la Justicia estaba tras su rastro.
“Lo vendí porque tenía una hermosa bronca ese auto. Un homicidio. Si no me lo sacaba de encima íbamos a quedar todos re pegados”, dijo la mujer, según confirmaron a Infobae. Y concluyó: “Pero bueno, qué se le va a hacer…”.
Tras estas pruebas, más material fílmico, el fiscal Medone ordenó la detención y el allanamiento en su casa. Ayer, la mujer fue trasladada a sede judicial para brindar declaración indagatoria, pero prefirió callar y quedó encerrada en un calabozo, alejada de los lujos con los que acostumbraba vivir.
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