Ayer por la tarde, poco antes de la caída del sol, el equipo de fiscales que investiga la muerte de Diego Armando Maradona regresó a la casa donde el ídolo falleció la semana pasada en el country San Andrés de Tigre. Lo hicieron junto a un equipo especial de Policía Científica para un propósito específico: un relevo fotográfico y un estudio planimétrico de la composición del lugar luego de que todas las pruebas, como la medicación presente, fueran incautadas el 25 de noviembre, a horas del deceso.
Así, fotógrafos forenses tomaron imágenes de la casa y trazaron su composición. Este estudio, quizás inútil para quien desconoce de criminalística o del estudio de un expediente, será de un valor notable para los peritos oficiales o de parte que accedan a la causa. Hay una sospecha inicial detrás de este nuevo estudio, en el expediente a cargo de los fiscales Laura Capra, John Broyad, Cosme Iribarren y Patricio Ferrari, con una hipótesis de un homicidio culposo: la casa no estaría acondicionada de ninguna manera para una internación domiciliaria, lo que había llevado a allanar al neurocirujano Leopoldo Luque en un momento.
Para empezar, la habitación junto a la cocina donde dormía Maradona –y donde finalmente falleció– no tenía elemento médico alguno: no tenía suero, monitor cardíaco o desfibrilador. Ni siquiera tenía baño. Se encontró un inodoro ortopédico en el lugar, lo que resultó ser una silla de plástico donde el ídolo hacía sus necesidades.
Así, las imágenes nuevas de la casa podrán ser evaluadas en ese sentido. El expediente, por ahora, no tiene imputados o pedidos de indagatoria, a pesar de que Leopoldo Luque y la psiquiatra Agustina Cosachov fueron allanados y notificados, con abogados particulares ya constituidos. Su calificación continúa siendo la de averiguación de delito.
Por ahora, el homicidio culposo es una hipótesis de trabajo. Las indagatorias y el posible cambio de calificación ocurrirán solo cuando peritos médicos dictaminen que, efectivamente, hubo una mala praxis, un análisis que, muy probablemente, quedará a cargo de expertos de la Asesoría Pericial de la Procuración bonaerense en La Plata. Se sumarán a este estudio no solo las fotos de la casa y las historias clínicas incautadas a Luque y Cosachov, sino también los estudios toxicológicos e histopatológicos que comenzaron ayer en La Plata, también en la sede de Policía Científica.
Por lo pronto, hay indicios. Hoy, los investigadores intentan dilucidar si la muerte de Diego pudo haberse evitado. El diagnóstico final de la autopsia es una clave.
Según información preliminar recolectada por los fiscales, el edema de pulmón originado en una cardiopatía que le costó la vida a Diego debería haber dado señales previas, una sintomatología que incluye una respiración fuerte, un ronquido. Es decir, no fue una muerte súbita, al menos según lo que sospechan los investigadores. Las pericias a sus órganos serán esenciales en este punto.
Esto se suma a que la enfermera Dahiana Madrid reconoció en sus dos declaraciones testimoniales que no controló a Maradona desde que llegó a las 6:30 hasta que ingresó a su cuarto al mediodía. Los fiscales se preguntan: ¿esta falta de control era generalizada? Se desconoce, por otra parte, si existió una batería de estudios en los últimos meses.
Por otra parte, no había un médico clínico supervisando su tratamiento, algo que se suma a la posible falta de control de enfermeros: al menos no consta en ninguna de las pruebas recabadas hasta el momento. Luque mismo dijo que no existía uno. Tampoco encontraron un cardiólogo. Es decir, hasta ahora, solo hubo un neurocirujano para su cerebro y una psiquiatra para su problemática de adicción.
Lo que llevó a Maradona al edema de pulmón fue, precisamente, una cardiopatía.
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