La vida de Diego Antonio Molina (40) se alteró durante el transcurso del jueves. De un momento a otro, pasó de ser un empleado fúnebre desconocido más allá de su entorno a ser el centro de repudio y escraches en las redes sociales. Molina fue el encargado de preparar a Maradona en el ataúd y lo acompañó dentro del coche fúnebre desde la casa de sepelios hasta Casa Rosada. Previamente, antes de cerrar el cajón, se retrató junto al féretro de Diego. Su actitud, como era de esperar, despertó el enojo de multitudes.
En la reprochable imagen, se lo ve a Molina de pie junto al cajón abierto donde descansan los restos del ídolo. Con su mano izquierda hace el gesto del pulgar para arriba y, con la derecha, abraza al astro argentino. La foto luego se viralizó tan rápidamente como fue condenada. Uno de los primeros en alzar la voz fue Matías Morla. “Diego Molina es el canalla que se sacó una foto junto al féretro de Diego Maradona. Por la memoria de mi amigo no voy a descansar hasta que pague por semejante aberración”, escribió el abogado que representaba al Diez en su cuenta de Twitter.
Tras la difusión del hecho, la Justicia porteña inició una causa de oficio por un delito contemplado en el artículo 70 Contravencional de la Ciudad de Buenos Aires. Es decir, por profanar un cadáver. Molina se presentó anoche junto a su abogada en la Comisaría Vecinal 15A, en el barrio porteño de Chacarita. Allí fue notificado de la investigación que se inició en su contra.
No es la primera vez que Molina es investigado por la justicia. Según pudo saber Infobae, su nombre aparece ligado a otras dos causas: en noviembre de 2016 fue imputado por el delito de usurpación. También fue acusado por violencia de género: a fines de abril de este año su por entonces pareja lo denunció y terminó imputado por lesiones leves.
Molina no quedó detenido por el reciente episodio. Así lo dispuso el fiscal Roberto Maragliano, a cargo de la Fiscalía Penal, Contravencional y de Faltas Nº 25. Cabe destacar que el artículo 70 establece que “quien inhuma o exhuma clandestinamente o profana un cadáver humano, viola un sepulcro o sustrae y dispersa restos o cenizas será sancionado con cuatrocientos ($400) a cuatro mil ($4.000) pesos de multa o dos (2) a diez (10) días de arresto”.
Anoche, en la comisaría le tomaron los datos y después se retiró a su casa. Reside en un conventillo del barrio de Villa General Mitre, a pocos metros de la cancha de Argentinos Juniors, club del cual es hincha y que el jueves lo expulsó como socio.
Por estas horas, Molina se refugia en el anonimato. Borró su perfil de Facebook y dejó de conectarse a su teléfono por las amenazas que recibe. En los próximos días buscará empleo, ya que la funeraria Pinier lo echó después de que se filtraran las fotografías. No siempre fue funebrero: en sus registros de empleos en blanco, figura que el año pasado trabajó en una empresa que terceriza servicios de limpieza en edificios.
Desde la funeraria –la misma que se hizo cargo de los velatorios de Doña Tota, Don Diego y Coco Villafañe– también desvincularon a los otros dos ex empleados que se fotografiaron junto a Maradona. Se trata de Claudio Ismael Fernández, de 48 años, y de Sebastián Ismael Fernández, su hijo de 18. Ambos también fueron notificados de la contravención en medio de tres allanamientos que realizó ayer la Policía de la Ciudad.
Claudio Fernández salió a defenderse y pidió disculpas: “Sé que mucha gente se ha ofendido, que lo han tomado mal, sé que molestó. Soy de las personas que no piensan en sacar fotos a los féretros o a los fallecidos. No fue mi intención”, dijo.
Y ensayó una explicación: “Estábamos acomodándolo antes de llevarlo y me dicen ‘¡flaco!’, y mi hijo –como todo pibe– levantó el pulgar, y sacaron la foto. No fue sacada de mi teléfono, la sacaron de otro. Eso es lo peor de todo. Jamás pensé que lo iban a subir, pasar a un grupo o viralizarlo. Por eso pido disculpas a la familia Maradona. Yo le hice el servicio al papá de Maradona, al cuñado, y jamás hice esto. Estuve con Maradona cerca en vida. No lo hice en vida sabiendo que es mi ídolo, no lo voy a hacer de fallecido”, dijo en diálogo con Radio 10.
Fernández reveló que desde que se viralizaron las imágenes no para de recibir amenazas telefónicas. “Nos dicen que nos van a matar, que nos van a romper la camioneta, que mis hijos...”, contó. Por tal motivo, se presentó en la Comisaría Vecinal 6A, desde donde se dispuso una consigna dinámica por 48 horas.
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