La investigación por el crimen de la docente Rosa del Milagro Sulca, cometido a fines de abril pasado en la provincia de Salta, tuvo una declaración inesperada en las últimas horas: una de los tres acusados por el asesinato confesó su participación en el hecho.
Ayer, la adolescente implicada, de 17 años y cuyo nombre se reserva por ser menor de edad, aseguró que fue ella quien mató a Sulca, propinándole golpes y 17 puñaladas. Y para sorpresa de los investigadores, en su testimonio trató de desvincular a los otros dos imputados en la causa.
La audiencia se concretó durante el jueves y la adolescente estuvo acompañada del Defensor Oficial de Menores, de una Asesora de Menores e Incapaces y de su madre, según indicaron desde el Ministerio Público Fiscal provincial. La fiscal penal 1 de la Unidad de Graves Atentados contra las Personas, Ana Inés Salinas Odorisio, escuchó a la imputada, que se responsabilizó del homicidio y ensayó una explicación: dijo que estaba bajo los efectos de drogas.
“En su declaración, la chica quiso justificar lo que hizo por el consumo de estupefacientes, diciendo que lo que pasó fue culpa de la gente que la metió en el mundo de las drogas. Inclusive dio algunos nombres, información que fue derivada a la Unidad Fiscal contra la Narcocriminalidad (UFINAR)”, contó una fuente del caso a Infobae.
Y agregó: “Dijo que participó sola y que es lo único que se puede acordar. No quiso hacer mención a detalles precisos del hecho ni a explicar cómo lo pudo haber cometido. Cuando le consultaban insistía en que no se acordaba”.
Sulca (48) fue atacada durante la madrugada del martes 28 de abril en la casa donde vivía sola, ubicada Amalia Aybar al 1400, en el barrio Villa Mitre de la capital salteña. La autopsia determinó que la docente fue golpeada y recibió 17 puñaladas en la zona del tórax que acabaron con su vida.
Mientras estaba siendo agredida, la mujer alcanzó a dar aviso y pedir ayuda. A las 2.37 se comunicó con el 911: “Me están matando”, llegó a vociferar cuando en ese momento la adolescente acusada le sacó el teléfono y explicó quien hablaba que era “una tía con problemas de salud”, mientras de fondo se seguían escuchando los gritos de Sulca.
De inmediato, un patrullero se dirigió hasta la casa. Al llegar, los policías vieron que las luces estaban encendidas y tocaron la puerta, pero nadie les contestó. Entonces trataron de comunicarse con el teléfono del cual provino el llamado de auxilio, pero tampoco hubo respuesta. Los uniformados informaron: “Negativo moradores, no son alertados por persona alguna”. Y a las 2.52 se retiraron del lugar.
El mismo martes, a las 18:30, ingresó otra llamada al Sistema de Emergencias por parte de una vecina que dijo que le resultaba extraño que Sulca no contestara llamadas ni mensajes y que las luces de su hogar se mantuvieron prendidas durante todo el día.
Nuevamente, personal de la Comisaría Cuarta volvió hasta la vivienda aunque esta vez ingresaron por la fuerza. Adentro encontraron a Sulca sin vida y parte de la casa revuelta.
Por el caso en los días siguientes fueron detenidos Pablo Ezequiel Verón y Martín Oscar Laime. El primero, que tuvo un noviazgo con la adolescente, fue involucrado en la causa por ella misma. Se lo sindicó desde un principio como quien estuvo junto a la adolescente en la casa de Sulca. Pero con el correr de los meses fue liberado por falta de pruebas. No obstante, hoy continúa ligado a la investigación.
A Laime se lo acusa de encubrimiento. La adolescente se juntó con él después del homicidio, según registros de cámaras de seguridad. Ambos trataron de vender del celular que pertenecía a Sulca, de acuerdo a la reconstrucción de los investigadores.
Ayer, la adolescente “desvinculó fuertemente a Verón, diciendo que ella en realidad no lo veía desde hacía muchos meses y lo nombró anteriormente porque había quedado con algún enojo con él”. También “pidió perdón y ayuda. Dijo que se quiere recuperar, que quiere salir del tema drogas”.
Para una fuente del caso, la declaración espontánea se trató “claramente” de una estrategia de parte de la defensa para aminorar la situación de la acusada ante un posible juicio. “No suma ni resta en lo que ya pensamos que había pasado”, sostiene.
El móvil del crimen se enfoca en el robo. Algunos vecinos del barrio Villa Mitre contaron que Sulca y la menor se conocían, incluso dijeron que la imputada había estado en varias ocasiones en la casa de la docente. La víctima, por su parte, había contado en sus redes sociales que una chica a la que ayudaba con materias del colegio le había entrado a robar a su vivienda.
En paralelo, hay otra causa abierta por el caso. Los fiscales Pablo Rivero y Verónica Simesen de Bielke investigan el accionar de los policías que acudieron por la madrugada a la casa de Sulca y se retiraron al no ser atendidos, y también del sistema 911.
En total, ocho funcionarios fueron separados de sus cargos e imputados por incumplimiento de los deberes de funcionario público y -también en algunos casos- abandono de persona seguido de muerte. Para los fiscales, todos ellos “omitieron dar cumplimiento a sus distintas obligaciones y eso llevó a la muerte evitable de Sulca”.
Seguí leyendo: