La investigación por la violación y el asesinato de Rocío Abigail Riquel, de 9 años, en Tucumán, está prácticamente clarificada con la novedad que llegó al mail del fiscal Ignacio López Bustos: las pericias confirmaron que las muestras de ADN tomadas al cadáver de la nena coinciden con las del perfil genético de José Antonio Guaymás, un joven de 25 años. El sospechoso, conocido por el apodo “Culón”, murió a causa de los golpes de familiares y vecinos de la nena, que lo buscaron durante tres días y finalmente lo encontraron en un monte.
El 21 de octubre unas 50 personas le pegaron golpes de puño, patadas, le dieron machetazos, lo empalaron e intentaron prenderle fuego al presunto violador y asesino, que había salido de la cárcel una semana antes del hecho y había sido visto junto a la menor el sábado poco antes de que desapareciera.
Los resultados de ADN coincidente fueron incorporados al expediente y es probable que esta prueba cierre la causa en las próximas horas. El Equipo Científico de Investigaciones del Ministerio Público Fiscal hizo el test a partir de muestras de semen y de piel tomadas de la remera y el cabello de Abigail y de la tierra donde se cometió el hecho. “Se detectó un mismo perfil único de ADN que correspondería a un individuo de sexo masculino. Dicho perfil masculino coincide con el perfil de ADN de Guaymás, José Antonio”, concluyó el informe.
“Si lo encontramos primero, lo liquidamos”, habían amenazado los vecinos de Villa Muñecas, el barrio humilde de San Miguel de Tucumán donde vivía y fue asesinada Abigail. Para ellos nunca hubo dudas de que “Culón” era el autor del crimen. No esperaron a la Policía, ni a la Justicia, ni mucho menos un exámen genético. Y lo mataron apenas lo encontraron.
Recién durante la noche posterior al linchamiento la Justicia confirmó, vía huellas dactilares, que el hombre asesinado era Guaymás, que coleccionaba antecedentes penales: 19 causas en 10 años, todas por robos, hurtos o asaltos cometidos a bordo de una moto. De hecho, había salido de prisión tres días antes del crimen de la nena por una tentativa de robo cometida en julio.
“Culón” vivía en el mismo barrio que Abigail junto a su mamá, su hermana y sus sobrinos. Habitaban una casilla que después del hecho fue quemada. La mañana del sábado del crimen Abigail les dijo a sus padres que iba a jugar a lo de una amiga pero nunca llegó a destino. Se sospecha que Guaymás la interceptó y la llevó a una zona de montículos de tierra, a unos 400 metros de la casa de la niña, donde abusó de ella y la mató.
“Se hizo el hisopado anal, vaginal y bucal y hay que esperar los resultados. Pero está claro que hay signos de abuso que resultaron de la autopsia”, habían explicado fuentes del caso a este medio. El examen forense también determinó que el agresor hizo un intento de acceso carnal. “Aparentemente ella se defendió y él intentó asfixiarla desde atrás. Tiene un golpe en la parte derecha de la cabeza con un terrón de tierra dura. La hipótesis es que (el asesino) intenta penetrarla, la asfixia y le pega en la cabeza y el golpe es el que la mata”, explicaron.
Un par de testigos no sólo dijeron a los investigadores que lo habían visto pasar con la nena. También lo difundieron en el barrio, y los vecinos salieron a buscarlo y lo hallaron el miércoles siguiente en un monte conocido como El Manantial, alejado de la capital tucumana. Durante la búsqueda un abogado llamó a los investigadores y les dijo que “Culón” se iba a entregar. En ese momento les preocupaba que se quitara la vida, ya que tenía antecedentes al respecto.
Cuando lo encontraron los vecinos Guaymás intentó confundirlos. Les dijo “No fui yo, fue mi primo”. Pero su destino estaba determinado. Los amigos y familiares de los Riquel lo conocían y lo identificaron por las cicatrices en sus brazos, cortes típicos de adictos a drogas duras en período de abstinencia, normalmente generado en condiciones de encierro. Y así lo mataron. El cadáver de Guaymás derivado a la Morgue Judicial y tras varios días sin que nadie lo reclamara, fue enterrado en una fosa común.
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