El juicio contra el policía bonaerense Luis Chocobar sigue su curso y este miércoles declaró uno de los protagonistas del caso, el turista estadounidense Frank Joseph Wolek (60), apuñalado el 8 de diciembre de 2017 en el barrio porteño de La Boca durante un asalto que terminó involucrando al agente acusado, quien tras una persecución mató a uno de los ladrones que había atacado al extranjero.
Wolek declaró ante los jueces del Tribunal Oral de Menores 2 y el resto de las partes que integran el juicio por videoconferencia desde su casa en Kentucky, Estados Unidos. Si bien las audiencias son reservadas, dado que además de al policía se juzga al cómplice de Pablo Kukok (el ladrón asesinado por Chocobar), que al momento de los hechos era menor, una fuente judicial confirmó a Infobae que el turista contó cómo lo atacaron los asaltantes y qué vivió después de recibir una seguidilla de puñaladas. “Creí que eran trompadas”, contó.
El turista relató que esa mañana, que era un día feriado, paseaba por la zona de Caminito y tomaba fotografías de grafitis en las paredes del barrio. “Vi un grupo de personas cerca, una persona que parecía menor caminaba hacia mí, entonces cambié de rumbo y fui hacia un lugar más céntrico. Un mural de tango me llamó la atención cuando por detrás dos de ellos se acercaron de repente y me tomaron fuerte de los hombros. Me golpearon fuerte en los hombros y el pecho y tiraron de la correa de la cámara por sobre los hombros. Después me di cuenta de que era un ataque con cuchillos y entre en pánico”, relató.
”Creyó que eran trompadas que le daban en el estómago y en el pecho y se dio cuenta cuando vio la sangre y un cuchillo que lo estaban apuñalando, en ningún momento sintió dolor”, dijo a Télam el abogado Fernando Soto, representante de Chocobar, respecto a la reconstrucción del testimonio.
Wolek detalló que uno de los ladrones tiraba desde su derecha la correa de la cámara, y el otro lo hacía desde atrás y por arriba de los hombros le pegaba sobre el pecho. “Creí que eran trompadas pero eran puñaladas, me di cuenta cuando vi la sangre y el cuchillo”, insistió y luego aclaró que no recuerda haber sentido dolor en ese momento: “Fue de repente y muy rápido y entré en shock. Hasta que vi el cuchillo entrar y salir y me di cuenta que eran puñaladas. Después que paró el ataque y se fueron colapsé pero no sentí dolor, sino la falta de aire por las lesiones”.
Wolek contó que vio cómo los atacantes caminaron por la calle que había venido, y él fue atrás de ellos pero “no para perserguirlos sino para pedir ayuda”. Relató que la gente no le entendía mientras sangraba preso del pánico. Y que siguió caminando en busca de un taxi o un café abierto pero entonces “caí sentado sobre la vereda y me desmayé”.
Posteriormente contó que “unos hombres vinieron y me devolvieron la cámara”. Se trataba de Alexander Motta Ramírez, Enrique Ezequiel Espinosa y Jonathan Daniel Conde quienes estaban en la puerta de un ciber y vieron pasar corriendo a los ladrones. Los tres vecinos se subieron a una moto y salieron tras los asaltantes y recuperaron la cámara, que estaba en manos de Kukoc.
Luego Wolek contó que se durmió y despertó cuando ya estaban con él los paramédicos. También que conserva algunas imágenes del hospital a donde fue trasladado y luego ya que despertó varios días más tarde. “Estuve por seis meses muy débil. Ahora estoy mejor, todo está en el pasado”, respondió y aclaró que nunca pudo ver las caras de los agresores porque “todo el tiempo” lo atacaron por la espalda. Solo recuerda sus “ropas oscuras”.
Wolek también relató que en el hospital Argerich, donde lo operaron después del ataque, le explicaron que había sido apuñalado 12 veces y que tuvo que quedarse hasta mediados de enero. En el juicio se le mostraron fotos del presunto cuchillo con el que fue atacado, que era el que tenía Kukoc en la cintura al morir de dos balazos por la espalda disparados por Chocobar. “Es muy similar”, dijo.
Para el abogado de Chocobar la declaración del testigo estadounidense, que duró más de dos horas, “fue favorable (para Chocobar) porque la ferocidad del ataque demostró la necesidad de tener que impedir que se concretara la fuga, porque está obligado por la ley y su deber, la peligrosidad quedó demostrada”.
Los jueces Fernando Pisano, Jorge Ariel Apolo y Adolfo Calvete pasaron a un cuarto intermedio para el próximo miércoles a las 11 cuando declaren los tres testigos que asistieron a Wolek tras el ataque.
Chocobar enfrenta en este juicio acusaciones graves, tanto por parte de la querella que representa a la familia de Kukoc como del Ministerio Público Fiscal. Para Rovatti, el agente bonaerense cometió un homicidio agravado por haber sido cometido por un integrante de fuerza policial, con abuso de sus funciones. Para este delito la pena es la máxima: prisión perpetua.
En cambio, para el fiscal de instrucción Marcelo Martínez Burgos, titular de la Fiscalía de Distrito del Barrio de La Boca, y para Susana Pernas, fiscal del juicio, Chocobar es autor de un homicidio agravado por haber sido cometido con un arma de fuego en exceso del cumplimiento del deber. En este caso, la pena es mucho menor; tiene un máximo de cinco años y un mínimo de dos, por lo que podría recibir una condena de prisión en suspenso y no ir a la cárcel.
En el debate se juzga si Chocobar actuó de manera legítima, si se excedió en sus funciones o si, como plantea la querella, tiró a matar, algo que no debe hacer un policía cuando no corre peligro su vida ni la de terceros y menos cuando el ladrón huye de espaldas.
“Al momento en que disparé el agresor estaba corriendo, él frenó y giró hacia el lado derecho como mirándome y ahí a unos siete metros de distancia de él, disparé. Él no giró del todo, tenía los pies en una posición y girado el tronco, en esa posición es cuando disparé dos veces”, declaró Chocobar, que actualmente está en libertad, ante la Justicia.
Las pericias, los testimonios y las imágenes tomadas por cámaras de seguridad de la zona demostraron que Kukoc tenía el cuchillo con el que atacó a Wolek en el bolsillo y estaba de espaldas completamente cuando recibió los disparos.
Se comprobó que la primera bala disparada por Chocobar que impactó en el cuerpo de Kukoc había rebotado en el asfalto antes de lastimar la humanidad del ladrón. Y que la segunda fue directa hacia la arteria que pasa por adentro del muslo y que, cuando se rompe, se convierte en una herida mortal.
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