En la provincia de Buenos Aires hay 97 tomas de tierras activas y judicializadas. Algunas ya tienen orden de desalojo, en otras hay negociaciones en curso pero también están aquellas donde todavía no se tomó ninguna decisión. Según los expedientes judiciales, la superficie usurpada es de unas mil hectáreas, distribuidas en 25 municipios del conurbano bonaerense y del interior de la provincia.
Una de esas tomas activas se encuentra en Monte Hermoso, donde su propietaria denunció que una familia usurpó a mediados de marzo un predio de casi cuatro hectáreas donde antiguamente funcionaba el Camping Montemar, cuyo dueño era su padre.
“Me avisaron mis cuñados que viven allá y cuando me disponía a viajar decretaron la cuarentena y todo empeoró en estos ocho meses”, contó Luciana D’ Alessio a Infobae, médica psiquiatra del Hospital Ramos Mejía e investigadora del CONICET.
Los ocupantes ilegales, de acuerdo a su relato, se instalaron a mediados de marzo, días antes del aislamiento obligatorio por la pandemia. Tomaron una casa que se encuentra en el fondo del terreno, que no puede observarse desde la entrada debido a la arboleda y la frondosa vegetación que hay en el lugar.
Al poco tiempo, Luciana se enteró de que los usurpadores habían empezado a talar los árboles con una motosierra para vender leña. “Los vecinos me contaban que veían salir camiones cargados con los troncos de los eucaliptos y pinos que hay en el terreno”, se indignó la mujer, quien incluso fue multada según ella misma por la Municipalidad por no tener el permiso correspondiente para cortar esos árboles.
Lo paradójico de la situación es que fue la propia Luciana quien hizo la denuncia: “Como sabía que eso podía clasificarse como un delito ambiental, pensé que el municipio podía llegar a ayudarme y hasta hablé con la representante de forestación. Hicieron una inspección, constataron lo sucedido y me terminaron demandando a mí”, afirma la psiquiatra.
Luego, tras presentar la denuncia penal por la toma que se tramita en la Fiscalía Número 9 de Bahía Blanca, Luciana se vio otra vez envuelta en otro hecho ilícito del que nunca pidió ser parte. “En el mes de julio hicieron una conexión clandestina desde el medidor para montar un taller de herrería. La tarifa de luz se quintuplicó y actualmente acumuló una deuda de $94 mil”, relató. La factura fue emitida por la cooperativa de luz local.
“A pesar de que en un primer momento la cooperativa eléctrica intervino y cortó el cable que estaba colgando en la vía pública porque representaba un peligro para los transeúntes, ellos volvieron a hacer otra conexión más prolija bajo tierra y la cooperativa nos dijo que ahora ya no puede intervenir. Mientras, me siguen cobrando intereses sobre lo adeudado”, se ofuscó la médica frente a la impotencia que le genera el accionar de los usurpadores del camping de su padre.
Para evitar que al predio ingresen otras familias e incluso tomen la vivienda principal, que se encuentra en la parte delantera, Luciana contrató a un casero e hizo instalar una cámara de seguridad en el exterior para monitorear desde su celular todos los movimientos.
“Durante el día entra y sale mucha gente. Y gracias a las filmaciones detecté que hay un hombre armado, que quedó registrado en uno de los videos. También pude observar cómo una grúa se llevó un viejo Jeep que era de papá y estaba guardado en el fondo”, señaló la mujer, que sospecha que lo deben haber vendido porque hasta el día de la fecha no volvió a aparecer.
Pero eso no es todo. Como los ocupantes ilegales advirtieron que el casero había puesto las cámaras de vigilancia lo increparon para que las sacara y hasta amenazaron con prenderle fuego el camión a un hombre que dejó dos montículos de arena en el portón trasero para impedirles el paso y que siguieran robando las pertenencias del lugar.
“Lo increíble de todo esto es que cuando el camionero logró descargar toda la arena inmediatamente una mujer de nombre María publicó un aviso en Facebook, en la página llamada Mercado Libre Monte Hermoso, donde decía que regalaba esa arena. Es evidente que querían volver a allanar el camino para seguir robando” detalló.
Según oyó la víctima de vecinos de la zona, los usurpadores son oriundos de Monte Hermoso. “No es gente que vivía en la calle. Vivían en una casa muy cerca de ahí. Quizás no pudieron pagar más el alquiler y decidieron usurpar mi propiedad”, estimó la mujer.
Fuentes judiciales en Bahía Blanca confirmaron a Infobae que la Justicia requiere desde principios de junio la restitución del inmueble, uno de tres que tiene la psiquiatra en la zona.
“Uno de ellos fue entregado en comodato, hecho que se venció y en todo caso podrá intervenir la justicia civil. El segundo es el usurpado, donde el el titular del Juzgado de Garantías Nº 2, Guillermo Mercuri, ordenó el 16 de septiembre el desalojo pero el defensor oficial apeló cinco días después. Y el tercero fue entregado a un casero para que lo cuide”, precisaron fuentes judiciales a Infobae, quienes además detallaron que esta semana la causa será enviada a la Cámara de Apelaciones y Garantías para que emita una resolución al respecto.
Consultados acerca del motivo de la apelación, desde la fiscalía dijeron que “en la casa en cuestión había quedado una mujer con menores de edad a cargo”.
Luciana admitió que su padre, que falleció hace dos años, era el encargado de mantener el predio. “Ahora estamos en el medio de una sucesión. Es como un momento de quiebre y ellos teniendo esa información se aprovecharon de la situación”, concluyó, esperanzada en que se haga justicia, con una deuda de 94 mil pesos a su nombre por una luz que jamás encendió.
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