Un ladrón de poca monta y un ex comisario de un distrito de la periferia platense quizá no tengan mucho en común. Sin embargo, Miguel Rubén “El Gitano” Castillo, de 39 años, y el comisario de la Policía Bonaerense Marcelo García Ibáñez, de 46 años, comenzaron un vínculo entre los meses de marzo y agosto de 2017, barrotes mediante, en la comisaría de la localidad de Punta Indio, donde García Ibáñez era el jefe y Castillo estaba detenido por el delito de estafa.
El tiempo pasó y esa relación derivó en una supuesta organización dedicada a cometer cuentos del tío para estafar a jubilados de la zona y despojarlos de sus ahorros, un delito que fue en aumento en la pandemia y que garantiza botines en efectivo y joyas sin disparar un solo tiro.
Tras una investigación de dos años, el fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta, el mismo que intervino en el desalojo de la toma de Guernica, elevó a juicio la causa donde acusó a “El Gitano” Castillo y al ex comisario García Ibáñez por los delitos de asociación ilícita, coacción, estafa y robo. Mientras tanto, los sospechosos esperan detenidos para sentarse frente a un tribunal.
Según se estableció en la elevación a juicio a la que accedió Infobae, el fiscal cree que existen al menos otros seis cómplices. Pero más allá de sus compañeros, las operaciones del “Gitano” y García Ibáñez fueron desmanteladas en parte gracias a que la Justicia logró la declaración de un personaje central en la trama: la ex pareja del policía.
Según documentos de la causa, la mujer, que también era policía en la misma comisaría donde Ibáñez era el jefe, contó que el hombre recibía información de primera mano de Castillo sobre los engaños que cometían. Su relato fue una prueba esencial en la imputación. La ex del comisario incluso denunció que habría sufrido un presunto intento de extorsión para que no dijera nada.
Así el fiscal Condomí Alcorta detalló cómo actuaba la banda a partir de cuatro hechos que tuvieron como víctimas a distintos vecinos de Verónica, todos adultos mayores de entre 70 y 85 años.
Los roles eran claros, al menos según la imputación del fiscal: tras conocerse en la comisaría de la zona, García Ibáñez brindaba la información y cobertura mientras que Castillo aportaba el modus operandi y reclutaba a los integrantes, según señalaron las fuentes del caso.
El primer hecho del que la Justicia tiene registro ocurrió el 2 de abril de 2018, cuando una mujer, integrante de la banda, se hizo pasar al teléfono por la sobrina de N.E.L., una mujer de 81 años, quien se encontraba en su vivienda en localidad bonaerense de Verónica, partido de Punto Indio, junto a su esposo. “Hola abuela, soy Valeria, el banco tiene gente extra trabajando porque mañana dejar de circular los billetes de Roca y Evita ¿vos cuántos tenés?”, le dijo a la víctima, una línea de engaño clásica de los cuenteros locales.
Según la investigación judicial, la mujer de 81 años le respondió: “No sé, tengo que contar”. Una vez que le reveló la cifra, la estafadora continuó: “Un amigo mío va a pasar a buscarlos”.
Así, la delincuente generó una situación de confianza y logró que uno de sus cómplices vaya al domicilio de la jubilada. Horas después, el hombre fue a la casa y les robó distintos objetos de valor como anillos de oro cintillo de compromiso, pulseras y aproximadamente 100 mil pesos.
Luego, escapó en un Toyota Corolla junto a un cómplice que lo esperó dentro del auto.
Tras este hecho, la banda realizó otras estafas exactamente iguales. La táctica, aceitada, repetida en decenas de hechos similares en la Argentina, consistía en primero hacerse pasar por “un sobrino favorito” o un “nieto”. La línea del recambio de billetes era una de sus favoritas.
“Van a sacar de circulación los billetes con la cara de Evita. Tengo un amigo de la época en la que iba a la secundaria y que actualmente trabaja en el banco, de apellido Díaz, que puede hacerles el trámite. Si tenés varios billetes, decime, así mi amigo los pone en una lista para poder cambiarlos y de este modo no pierden el valor porque si no existe la posibilidad de que les descuenten el cuarenta por ciento del precio por billete”, dijo otro de los delincuentes en otro hecho. La víctima fue una mujer de 70 años.
Luego de las denuncias de las primeras víctimas, el fiscal Condomí Alcorta comenzó la investigación. El primer rastro que recolectó fueron las cámaras de seguridad de la calle donde ocurrió el hecho. Ahí los investigadores identificaron la patente del Toyota Corolla con el que habían escapado los delincuentes.
Con ese dato, los detectives dieron con los propietarios del auto, oriundos de Necochea. Tras esa identificación consiguieron hilar pruebas: el hermano del dueño del Corolla era el cómplice que esperó en el auto mientras robaban la casa de los jubilados el 2 de abril de 2018.
A partir de ese reconocimiento se realizaron diferentes escuchas telefónicas donde la operativa quedó al descubierto y ahí por primera vez apareció el nombre de García Ibáñez: el policía era apodado entre los miembros de la banda como el “comisario” y su situación quedó cada vez más complicada.
Luego, se sumó la declaración de su ex pareja que declaró sobre el vínculo entre el delincuente Castillo y el policía y cómo todo había comenzado en la comisaría de Punta Indio.
Los detectives acreditaron esa relación. Según la investigación, la dupla después de la liberación de Castillo tuvo una serie de encuentros: uno de ellos en una parrilla sobre la ruta provincial 11, donde intercambiaron información para después concretar uno de los hechos de los que se los acusó.
Con toda la información, el fiscal Condomí Alcorta ordenó una serie de allanamientos, entre los que se encontraba el domicilio del ex comisario García Ibáñez en Villa Madero, partido de La Matanza. El policía había sido trasladado desde Punta Indio a una comisaría de Laferrere como jefe.
Así se ordenaron siete allanamientos en paralelo en todo el territorio bonaerense, en zonas como Necochea, Mar del Plata, Morón, Moreno y Berazategui. Primero detuvieron a tres integrantes de la banda, entre ellos a la mujer que hacía los llamados. Luego fueron en busca del ex comisario García Ibáñez en su domicilio en Villa Madero, pero no estaba.
Entonces se dirigieron a la comisaría de Laferrere, donde finalmente lo arrestaron. Días más tarde cayó “El Gitano” Castillo. Fuentes policiales aseguran que el comisario hoy se encuentra desafectado de sus funciones.
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