El 4 de junio, la división Delitos Contra la Salud de la Policía de la Ciudad rastreó y capturó en la pequeña ciudad cordobesa de La Carlota a una mujer de 45 años que los eludía desde septiembre. La mujer, oriunda de la zona oeste del Conurbano bonaerense, había elegido un lugar apacible para esconderse: La Carlota, a 110 kilómetros de Villa María, tiene poco menos de 15 mil habitantes según el último censo. Articular un exhorto con la Justicia local fue necesario para lograr el arresto, una cuestión básica entre jurisdicciones.
Así, fue trasladada al día siguiente a Buenos Aires para responder en indagatoria ante el Juzgado N°37 de la doctora Alejandra Alliaud que ordenó su captura por un delito aberrante: abuso sexual agravado de un menor de edad, un varón.
Ayer por la tarde, Infobae adelantó la historia y dio a conocer su arresto. El vínculo entre víctima y victimario quedaba por conocerse. Su víctima, un adolescente menor de 15 años, es su propio hijastro. La mujer detenida era pareja del padre del menor.
La propia madre del chico descubrió las pruebas en el teléfono del menor, aseguran fuentes del caso, luego de que la mujer detenida filmara los ataques con su teléfono y se los enviara al chico.
El caso de la mujer de la zona oeste no es el único en tiempos recientes en donde una mujer adulta ataca a un menor de su propia familia. En julio de 2019, el área de Cibercrimen de la Departamental Quilmes de la Policía Bonaerense esposó en el living de su casa en Berazategui a G.A, ex maestra jardinera de colegios públicos, bajo ordenes del fiscal Daniel Ernesto Ichazo. A G.A, de 45 años, maestra jardinera en escuelas públicas de Quilmes, la había delatado el teléfono celular de su novio, D.A.L, oriundo de Quilmes como ella, que cayó en la Patagonia involucrado en una causa de venta de marihuana.
La pericia original al celular del novio, incautado por Gendarmería encontró 67 videos donde el hijo de la maestra jardinera, que sufre una discapacidad mental, es filmado desnudo en su propio cuarto, donde ella lo toca. Un video en particular le garantizó ser imputada por el delito de abuso sexual con acceso carnal gravemente ultrajante. Le enviaba las filmaciones a su novio a través de WhatsApp, desde su teléfono personal. La titularidad de la línea con la factura que le llegaba a su casa permitieron identificarla rápidamente.
Así, quedó acusada por el segundo delito en su calificación: producción de pornografía infantil.
Su novio, apodado “El Brujo”, fue finalmente capturado en julio de este año por la PFA.
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