En circunstancias que aún se investigan, cinco delincuentes disfrazados de policías ingresaron a la casa del los padres de Gerardo Caivano, el panadero de Rafael Castillo que mató a un ladrón de 17 años cuando le intentó robar su camioneta el pasado 3 de octubre. Simulando un allanamiento, les desvalijaron la casa y se llevaron un botín millonario: 50 mil dólares y 7 millones de pesos.
Además del dinero, según confirmaron fuentes del caso a Infobae, se robaron varias armas de fuego que eran propiedad de las víctimas. Por el momento no hay detenidos. Intervino en el hecho la fiscal Andrea Palin, titular de la UFI Nº9 de La Matanza, quien ordenó la revisión de las cámaras de seguridad de la zona para intentar identificar a los sospechosos.
Según describió un investigador del caso, la estética, los modos, y la actuación fueron idénticos a los de una brigada policial: “Me hace pensar que realmente eran policías, tenían información, fueron muy efectivos y usaron maniobras de policías. Esas mañas solo se aprenden si trabajaste de esto”, aseguró.
De este forma, el sospechoso robo ocurrió ayer por la mañana en su casa quinta sobre la calle Anastasio Girardot al 5400 en Virrey del Pino, cuando cinco delincuentes disfrazados de efectivos de DDI de La Matanza y de Merlo con chalecos antibalas y camperas policiales, descendieron de una Toyota Hilux y tocaron el timbre del domicilio marcado. Gerardo Caivano, el padre del panadero, salió a atenderlos.
Los falsos policías le indicaron que debían realizar un allanamiento en el lugar por la causa que tiene involucrado al panadero y presentaron una orden con distintos sellos que simulaban ser verdaderos. Luego, para persuadirlo aún más, comenzaron a brindarle información detallada sobre el hecho y sobre su hijo. Según sostuvieron las fuentes, los datos tenían una alta precisión. Ante esto, el padre les creyó y los dejó ingresar.
Una vez adentro de la casa, les dijeron que la orden era revisar toda la vivienda y que por eso si tenían elementos de valor lo mejor era que los saquen así podían trabajar más tranquilos. Caivano padre, entonces, les dijo que tenía una serie de armas: una pistola calibre 11.25 marca Ballester Molina y dos escopetas calibre .16.
Ahí los delincuentes presionaron un poco más: los falsos policías guardaban el dato de que en la casa había dinero y presionaron para que les entregue el botín. De este modo, Caivano padre, sin más, fue a buscar los 50 mil dólares y los 7 millones de pesos y los dejó sobre una mesa junto a las armas.
Ahí su esposa se dio cuenta de que todo era una farsa y comenzó a gritarles para que se fueran, que no les iban a dar nada. Y de un momento a otro, los delincuentes desenfundaron sus armas, tomaron a ambos, los golpearon y recorrieron el lugar en busca de más pertenencias.
Una vez que las consiguieron, los delincuentes escaparon a bordo de la Toyota Hilux. Tras el robo, las víctimas dieron aviso a la Policía Bonaerense y la pareja tuvo que ser trasladado a un centro de salud de la zona debido a la golpiza que recibieron. Según informaron se encuentran fuera de peligro.
Después del robo, Caivano padre declaró frente a los investigadores y contó que justo ayer había retirado los últimos 600 dólares que tenía en el banco. Por lo que se sospecha que hubo un entregador.
Por su parte, el panadero Caivano, su hijo, dijo: “Cinco individuos armados y con camperas de la DDI y con chalecos de la policía, entraron a la casa de mi padre a las 10 de la mañana simulando que tenían una orden de allanamiento”. Y agregó: “Mi viejo tiene 4 ACV y le pegaron. Nos vaciaron la casa, se llevaron todos los ahorros de mi vida y todos los ahorros de la vida de ellos”.
Los investigadores sospechan que el panadero le disparó en 17 oportunidades a M., alias “Curly”, de 17 años, oriundo de Isidro Casanova. El dato surgió del resultado de un nuevo peritaje balístico, ordenado por el fiscal de menores Emilio Spatafora, donde se halló esa cantidad de impactos sobre la camioneta Volkswagen Amarok: el vehículo que le intentaron robar a Caivano el día del hecho.
El fiscal Spatafora, por lo pronto, decidió desdoblar expediente y enviar la investigación del robo y homicidio a la Fiscalía de Homicidios de La Matanza, que quedó en manos del fiscal Federico Medone.
De este modo, la Justicia aún tiene que determinar si Caivano actuó o no en legítima defensa. Hasta ahora, el panadero permanece en su casa: no se tomó ninguna medida o temperamento en su contra.
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