En la madrugada del sábado pasado, cerca de las tres de la mañana, Gustavo Ricardo Mariño llegó a la casa de la localidad de Valentín Alsina donde vivía con su familia en un estado de total ebriedad. Adentro estaba Laura, su mujer, que había regresado de la casa de un familiar, con sus tres hijos, uno de ellos con una discapacidad. Al verlo, Laura le recriminó que bebiera tanto alcohol y Gustavo reaccionó furioso, en una discusión que se tornó violenta muy rápido, y tras la cual comenzó a golpearla.
La golpiza era presenciada por K., el hijo mayor de Laura, un adolescente de 15 años, que ya estaba cansado de ver la misma escena una y otra vez: Mariño, de 39 años, encontraba cualquier excusa para golpear a su mamá, que resistía las agresiones delante de sus hijos y hasta el momento no se había decidido a hacerle una denuncia. El hombre, según confirmó una fuente judicial a Infobae, tenía además varios antecedentes penales por robo.
Al ver que Mariño se estaba poniendo violento, K. sintió que debía intervenir y se abalanzó sobre su padrastro, que apenas podía sostenerse en pie por la borrachera. En ese forcejeo, según contó después su madre, el adolescente agarró a Mariño del cuello y lo hizo caer boca arriba sobre una cama. En ese momento, Laura aprovechó para salir a la calle con sus hijos a pedir ayuda y dar aviso al 911.
Cuando los efectivos de la Comisaría 3ra de Valentín Alsina entraron con Laura a uno de los dormitorios de la casa de la calle Erezcano al 2400, vieron que Mariño estaba en otra posición, muerto.
A partir del relato de la mujer, que narró cómo había sido la pelea y mencionó que su hijo mayor había tomado al hombre del cuello, el fiscal Juan Ignacio Colazo, que subroga actualmente la UFI N°4 del Fuero de Responsabilidad Juvenil del Departamento Judicial de Lomas de Zamora y se hizo presente en el lugar, dispuso la aprehensión de K. por el delito de homicidio.
El adolescente siguió aprehendido durante el resto del sábado y fue liberado este domingo, según indicaron fuentes judiciales a este medio, por decisión de la jueza Maria Celeste Cebalo, del Juzgado de Garantías del Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil N°3, que no otorgó la aprehensión dispuesta como medida de seguridad por el fiscal.
La clave para que K. recuperara la libertad, fue el informe de la médica legista que junto con la Policía Científica estuvo en la madrugada del sábado en la calle Erezcano. Cuando la médica revisó el cadáver, no encontró a simple vista ningún indicio de que Mariño haya sido víctima de una muerte violenta o traumática. El cuerpo no tenía tampoco signos de estrangulamiento ni de golpes, según confirmaron fuentes judiciales en Lomas de Zamora a Infobae.
Lo que el cuerpo de Mariño sí tenía, sin embargo, era un fuerte olor a alcohol que provenía no sólo de su boca, dentro de la cual se podía percibir un líquido, sino de todo el resto del cuerpo, que emanaba gases etílicos propios de una persona fuertemente alcoholizada.
Todo indicaba que Mariño no había muerto estrangulado en manos de su hijastro, sino que se habría descompuesto y ahogado como consecuencia de una broncoaspiración de su propio vómito sobre la cama. La médica dejó constancia de ello en su informe preliminar pero el fiscal Colazo, que todavía espera los resultados de la autopsia que corroboren esta hipótesis, le solicitó a la doctora que se extendiera al respecto en una declaración cómo testigo en la comisaría que consta en la causa.
Con esas herramientas, y a la espera de una autopsia que corrobore cómo fue la muerte, K., que por su edad no podía ser imputado por el homicidio, quedó en libertad y a disposición de su familia.
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