Pocas semanas atrás, la Policía Bonaerense desbarató una de las mayores fiesta clandestinas que se realizaron en la cuarentena cuando en el AMBA regía el aislamiento social, preventivo y obligatorio (ASPO). Fue dentro de una casa quinta en González Catán. Por el operativo habían detenido al dueño del lugar y demoraron a 150 personas acusadas de violar el ASPO. También se secuestraron 40.000 pesos, bebidas alcohólicas, equipos de música y mesas de juego. Además, se descubrió la presencia de dos agentes policiales en el lugar.
Sin embargo, ese caso no fue el único. Según la Industria del Entretenimiento Argentino (IDEAR) ya se realizaron más de 3000 fiestas clandestinas en todo el país.
“Después de más de 230 días de aislamiento y cuarentenas a lo largo del país, las fiestas para jóvenes se convirtieron hoy en uno de los principales focos de preocupación del Gobierno Nacional y de buena parte de los gobiernos provinciales. Es que según estimaciones de Idear, la industria del entretenimiento argentino, en los últimos 8 meses se realizaron más de 3000 fiestas y eventos clandestinos, fundamentalmente en la Capital Federal, Provincia de Buenos Aires, Mendoza, Córdoba y Rosario”, expresaron en un comunicado desde Idear.
“Los eventos clandestinos tienen un denominador común: la gente, tanto jóvenes como adultos, tiene la clara necesidad de sociabilizar y divertirse. Tras largos meses de encierro y falta de actividades, la sociedad en su conjunto comenzó a mostrar signos de agotamiento. Eso, sumado a la llegada de la primavera y las altas temperaturas, hizo crecer en todo el país la proliferación de encuentros y juntadas sin autorización”, según Idear.
“Este tipo de encuentros se dan de varias maneras: desde los más caseros en SUM, quinchos o terrazas de un domicilio, que pueden albergar entre 20 y 50 personas, hasta eventos más organizados donde alguien alquila un lugar, convoca, contrata un DJ y vende entradas y bebidas. Este tipo de fiestas puede juntar hasta 500 personas, como fue el caso conocido en la ciudad de Mercedes”, explicaron desde Idear y agregaron que “una nueva modalidad se está dando como juntadas espontáneas donde un grupo se convoca en un lugar público y cada uno lleva su bebida y la música sale de un auto preparado con parlantes. El evento se va corriendo de boca en boca y se va juntando más gente”.
“Idear es una cámara federal que agrupa a representantes de la industria en las 24 provincias del país. De la conversación, relevamiento e intercambio de información entre los socios llegamos a contabilizar 3.000 eventos clandestinos de distintos tipos y magnitud. No tenemos dudas que seguramente han habido muchos más”, dijeron.
Desde Idear desarrollaron una propuesta, que ya presentaron en el Poder Ejecutivo, que es seguir un esquema similar al de la industria gastronómica para poder abrir: “En principio sería el 25% de los espacios cubiertos y preferentemente en burbujas sociales, al aire libre para que los jóvenes vuelvan a salir en un marco responsable y con cuidados”, detallaron.
“Hoy los encuentros sociales existen. Las fiestas clandestinas están todos los días. Es un gran error querer negarlas. Desde nuestra perspectiva, la única manera de combatir la clandestinidad y garantizar a los jóvenes que puedan divertirse pero con cuidados es con el paulatino regreso de la actividad. No somos negacionistas de lo que sucede solo entendemos que a la juventud debemos y tenemos la responsabilidad de brindarles una opción dentro del marco legal, cuidada, con todas las medidas sanitarias y cuidados pertinentes. Si pudiéramos abrir nuestros locales, de modo responsable, cuidado y protocolizado la tasa de fiestas clandestinas bajaría sustancialmente”, explicó Ariel Gambini, dueño de Mute Argentina y uno de los fundadores de Idear.
La dinámica que proponen los empresarios es reabrir con burbujas sociales de no más de 10 personas por mesa y con restricciones para la movilidad dentro de los clubes. “Nuestra idea es tener controles en el ingreso, tomarle la temperatura a todos los que entran, un protocolo responsable que abarque desde que el joven baja su primer pie del auto hasta que se sube y se va. También buscamos brindar la opción de shows o eventos musicales en burbujas sociales, sin contacto entre ellas, con registros exhaustivos y cuidados de todos los detalles. Así los chicos podrían pasar el tiempo entre ellos y con el distanciamiento necesario. Es una forma de adaptarse a la nueva normalidad de forma segura: no prohibir sino regular la actividad. Prohibiéndola no sé la quita de la vida sino solo se la corre a la sombra, con más precariedad y clandestinidad”, agregó Gambini.
Por su parte, Mar del Plata ya anunció que autorizará eventos seguros al aire libre. En Chaco confirmaron las recepciones y fiestas al aire libre para fin de año.
Seguí leyendo