El movimiento parecía irregular, al menos para un depósito con domicilio en la calle Ecuador en el barrio porteño de Once, frente a un concurrido supermercado chino. “Personajes sospechosos”, asegura una fuente policial. El lugar tenía su historia: ya había sido allanado en 2018 por acumular comida en mal estado.
Entonces, un chequeo de la Agencia Gubernamental de Control dio pie a un allanamiento a cargo de la Policía de la Ciudad, bajo la firma del Juzgado Federal N°5 en Comodoro Py el miércoles pasado por la tarde, con la coordinación de la Dirección General de Coordinación Operativa.
Allí, encontraron a cinco pistoleros, hombres de entre 35 y 45 años, todos de nacionalidad china, que apenas dieron sus nombres, ningún documento, sea argentino o asiático. Quedaron detenidos: todo lo que se encontró los complicaba.
El inventario del allanamiento incluye una pistola Bersa calibre .380 con diez balas, varios frascos de ketamina líquida, 22 pastillas de éxtasis y una bolsa de una droga sintética en formato cristal que podría ser, precisamente, metanfetamina cristal. Tenían parafernalia para fumarla, una serie de ingeniosas pipas de plástico con sorbetes de los que se usan para gaseosa, que conservaban en una heladera de telgopor.
No es la primera vez que se sospecha el uso de metanfetamina cristal en la comunidad china local, pero las drogas no fueron lo más grave. Las autoridades encontraron allí a una mujer que se dedicaba a la prostitución, de 32 años, oriunda de San Martín. Fue contenida por el Programa Nacional Rescate y Acompañamiento: aseguró estar allí hace varios días, sometida contra su voluntad. El inmueble fue clausurado
En noviembre de 2019, la división Trata de Personas de la PFA allanó un salón de fiestas privado con karaoke en la calle Lavalle. Se hacía de todo menos cantar. 17 personas de nacionalidad china fueron arrestadas, con un menú de cocaína en la mesa principal.
La Unidad de Trata de la Federal estaba ahí por un dato específico, sexo por dinero, encontraron a ocho mujeres, cinco de ellas de nacionalidad china, dos argentinas y una brasileña, que fueron puestas a resguardo.
Una pareja china dedicada en los papeles al rubro de los supermercados regenteaba el lugar. Quedaron detenidos también. La Federal llevó un traductor: los hombres en el piso comenzaron a hablar, aseguraron que alquilaron el lugar para “un cumpleaños”, sin aclarar más. Algunos reconocieron domicilios en el conurbano: Laferrere, Merlo, Pilar. Otros ni siquiera dijeron dónde vivían.
Los policías también incautaron una Taurus 9 milímetros con varias balas, un frasco de ketamina, dos bolsas de nylon con garras de pollo frescas, 370 mil pesos en efectivo. En el salón también se encontraron una serie de pipas de vidrio.
De todas formas, no era la primera vez que la Federal entraba a un karaoke asiático atravesado por la droga y el sexo pago.
En julio de 2016, la vieja división Defraudaciones y Estafas irrumpió en un pequeño local de la calle Carabobo al 1100 en el Bajo Flores. Supuestamente lo controlaba una de las mafias más poderosas del país, y una de las más violentas. Encontraron a tres mujeres, dos argentinas y una de nacionalidad paraguaya. También, seis armas de fuego ocultas en una Renault Kangoo estacionado en la puerta. Había escopetas y pistolas, dos de ellas con pedido de secuestro de tribunales de Morón y San Isidro, uno de ellos tras una denuncia de robo de un ciudadano chino. Un hombre de esa mafia estaba mencionado como contacto del karaoke en una revista de la comunidad.
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