Sobreseyeron a Adrián Suar en la causa en la que estaba acusado de plagiar una novela

El juez de instrucción Alberto Baños firmó esta tarde la resolución

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El juez de instrucción Alberto Baños sobreseyó al empresario Adrián Suar en la causa que le inició el periodista y escritor Daniel Frescó, quien lo acusó de plagiar su novela Enfermo de fútbol para utilizarla como guión de su película El fútbol o yo.

Baños había citado a indagatoria a Suar, a Marcos Carnevale, que había hecho el guión de la película, y a José Levy, quien se asoció en la producción del filme estrenado en 2017. Los tres declararon en indagatoria hace dos semanas y hoy el juez los sobreseyó.

Tres peritos oficiales habían determinado que el guión de la película de Suar había sido tomado de la novela de Frescó en la que se relata la historia de un hombre que deja todo por mirar partidos de fútbol. El protagonista de la novela de Frescó es Jesús José Miranda, un porteño que abandona su trabajo, deja de ver a parte de su familia, compra un sillón y un televisor enormes y se dedica tan solo a mirar partidos de fútbol de todas las categorías y de todos los continentes. J.J. Miranda es hincha de Independiente pero no pasa por alto ningún partido de fútbol por más lejano o insignificante que parezca.

En la novela de Frescó J. J. Miranda es un auténtico “enfermo de fútbol” que se transforma en una celebridad debido a la identificación de miles de personas que aseguran “padecer” su “condición”. Emilse, la esposa de Miranda, hastiada por semejante situación, lo obliga a decidir: “Elegí, José. Tenés que elegir. Es el fútbol o yo”. Lo puso en aprietos. Y Miranda se quedó con el fútbol. Esa frase de la novela fue el título de la película en la que el empresario y productor tuvo un rol protagónico.

Los peritos oficiales –dos de la la Sociedad Argentina de Escritores y uno de la Universidad de Buenos Aires– señalaron que para el guión de la película que Suar estrenó en 2017 se habían tomado ideas originales de la novela publicada en 2015. Luego de esa determinación de los peritos se volvió a hacer un peritaje porque Suar, Carnevale y Levy adujeron que se habían basado en una película franco-belga cuyos derechos habían adquirido. Los peritos volvieron a analizar la novela, la película de Suar y el filme Je suis supporter du Standard que contaba la historia de un fanático de un solo equipo. Los peritos volvieron a decir que las ideas de la novela que aparecían en la película de Suar no estaban basadas en el filme europeo.

El fiscal del caso, Martín Mainardi, había propuesto el sobreseimiento de los imputados antes del resultado del segundo peritaje. Ante ese resultado el juez Baños llamó a indagatoria. En sus declaraciones Suar, Carnevale y Levy tuvieron distintas actitudes para defenderse. Todos rechazaron la acusación. Suar negó la copia y dijo “comprender el reclamo de Frescó”. Carnevale se presentó como un guionista exitoso quien no necesitaba plagiar a nadie. Y Levy atacó el reclamo de Frescó a quien le había pedido una copia de su novela antes de que fuera puesta en venta en las librerías.

En una resolución de 95 páginas a la que accedió Infobae a través de fuentes vinculadas a la defensa de Suar, el juez Baños, después de analizar la controversia, señaló: “...Debo indicar que el material involucrado –que me he ocupado de visualizar, leer y analizar en detalle– permite desde el inicio observar un distinto tono y abordaje entre las obras sometidas a litigio, reforzando lo expuesto anteriormente, en cuanto a que las semejanzas son efectivamente tales y no meras alegaciones de los imputados. Es decir, por fuera de los aspectos que identifican al film nacional con la película franco-belga, cuyos derechos de adquisición se reconocen y se invocan, los creadores del primero han sabido darle el carácter propio para que pueda ser considerada una obra claramente diferenciada de la novela escrita por Frescó, motivo por el cual no puede sostenerse la existencia de un plagio, entendido como el apoderamiento ideal de todo o de algunos elementos originales contenidos en la obra de otro autor, presentándolos como propios”.

Baños explicó que “una novela, como narración que es, sólo resultará eficaz si logramos que el lector crea estar presenciando la ficción, y para ello no nos queda más opción que ir mostrándole los personajes, los escenarios y la acción con el nivel de detalle suficiente. En un guión, en cambio, al no ser una narración en sí misma, sino únicamente una guía para que luego un grupo de personas realice una película, no es necesario que se detalle la ficción. Será el equipo de realización de la película quien añada los detalles cuando, a partir de la información contenida en el guión, plasme la narración en imágenes y sonidos: se localizarán o construirán los escenarios, se iluminará cada escena de manera adecuada, los actores y actrices les pondrán cara, cuerpo y voz a los personajes, etc.”.

El juez agregó: “Está claro que novela y guión tuvieron una finalidad distinta desde su propio origen. La novela no fue pensada o concebida en cuanto a estructura y características como guión, y éste no aparece como adaptación de aquella. Entiendo que a esta altura de las indagaciones me encuentro en condiciones de afirmar sin temor a equivocarme que uno no se encaballó sobre la idea de la otra. Son cosas bien distintas”.

La defensa apelará la decisión del juez Baños y será la Cámara del Crimen la que defina la situación judicial de un expediente que lleva tres años de trámite en el Palacio de los Tribunales y que se adaptó al modo pandemia. Las indagatorias de Suar y el resto de los imputados se tomaron por Zoom.

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